
EnglishEl 10 de diciembre, Cristina Kirchner se convertirá en expresidenta de Argentina. Durante los 12 años que gobernó la familia Kirchner —primero con la presidencia de su fallecido esposo, Néstor Kirchner— el sector público argentino creció sin interrupciones.
El gasto público en relación con el Producto Interior Bruto (PIB) se incrementó en 88% desde 2004, según un informe preparado en conjunto por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires y el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
En 2014 el gasto público ascendió a 32,7% del PIB, en contraste con el 17,4% que representaba hace 10 años, concluye el informe.
¿Pero cómo hicieron los Kirchner para obtener los recursos para gastar mucho más que sus predecesores? El informe de 18 páginas afirma que elevaron los impuestos federales con el objetivo de aumentar el gasto público a los niveles que lo hicieron.
“Para el año 2015, signado por las elecciones presidenciales, es dable esperar que la participación del gobierno en la economía argentina continúe escalando hasta alcanzar niveles récord hacia el cierre del año”, afirma el informe.
Además, solo 11% de los gastos de Gobierno fueron asignados a obras públicas. El resto fue gastado mayormente en programas de seguridad social y el pago de salarios a empleados públicos.
El informe destaca el hecho de que la mayoría de este gasto es “inflexible”, lo que implica que condicionará la política económica del Gobierno venidero, especialmente porque el gasto ha superado a los ingresos, y, como resultado, el país ostenta un considerable déficit fiscal.
Este año, el Estado argentino estima que los ingresos alcanzarán un 32,6% del PIB, en comparación con el gasto proyectado de 37,8% del PIB. En otras palabras, el desequilibrio fiscal se ubicará en al menos 5 puntos porcentuales del PIB argentino.
“Pese a la asistencia financiera recibida por el Tesoro de parte del Banco Central y la Administración Nacional de Seguridad Social, los ingresos totales no lograron equiparar a los gastos”. Esto sucede por quinta vez desde 2009.

El crecimiento del gasto público lleva al país a necesitar más recursos, “lo que dificulta la posibilidad de sostener el financiamiento del gasto sin generar condiciones”.
Además, el documento afirma que las medidas de Gobierno, debido a su naturaleza rígida, dificultarán la oportunidad de llevar adelante una reforma fiscal que derive en una reducción del gasto público.
Las funciones de un Gobierno
El economista argentino Gustavo Lazzari señaló a PanAm Post que la solución no es simplemente reducir el gasto, ya que esto es una “solución temporal”, la cual la compara con cortar el pasto: “Te das vuelta y sigue creciendo”, dice.
Para Lazzari el próximo presidente tendrá que eliminar varias dependencias estatales cuya tarea está por fuera de las funciones esenciales del Gobierno.
Sostiene que no es siquiera necesario despedir empleados públicos.”Es mejor tener un exceso de empleados en hospitales que tener empleados públicos obstaculizando la actividad privada”.
Sin embargo, Lazzari considera que el próximo presidente de Argentina no podrá contratar tantos empleados como lo ha hecho el actual Gobierno. Tendrá la misión de alentar el empleo privado.
“El próximo Gobierno no podrá seguir financiandose con más impuestos. Tampoco podrá pedir dinero prestado en el exterior”, señala.
Su conclusión es que “si el próximo Gobierno decide financiarse imprimiendo dinero, veremos aún más inflación”.