El domingo el gobierno chavista de Nicolás Maduro sufrió un fuerte revés simbólico y político. En marzo, el tribunal supremo de Venezuela había destituido y condenado a prisión a los alcaldes de San Diego, Enzo Scarano, y de San Cristóbal, Daniel Ceballos, por ignorar las órdenes del gobierno de reprimir las protestas estudiantiles como en otros puntos del país.
Se llamaron a elecciones, en un intento del chavismo de recuperar esas ciudades para el partido oficialista. Sin embargo, el mensaje de los ciudadanos fue contundente: La oposición arrasó con más de tres cuartas partes de los votos. Las esposas de los anteriores alcaldes, Patricia Gutiérrez de Ceballos y Rosa Scarano, se lanzaron en campaña para dar continuidad a los proyectos en sus ciudades y cosecharon 73% y 87% del caudal electoral respectivamente. Y ambas superaron los resultados de sus esposos en los anteriores comicios de diciembre de 2013.
Esto es una clara demostración del repudio al autoritarismo del gobierno de Maduro, quien quiso imponer su voluntad y a sus obsecuentes en San Diego y San Cristóbal. El presidente ya afirmó que si se vuelven “locas”, volverá a convocar elecciones para destituirlas, según informó Elisa Vázquez para PanAm Post desde Caracas. A lo que la nueva alcaldesa de San Cristóbal respondió:
“Le hago un llamado al presidente, una exigencia, que escuche al pueblo de San Cristóbal, que aquí hay un pueblo exigiendo respeto y reconocimiento; que tomó una decisión el ocho de diciembre y fue arrebatada a la fuerza por el Gobierno con sus órdenes”, dijo en una entrevista al canal Globovisión.