Este jueves 26 de junio se celebra el Día Mundial de las Naciones Unidas contra el Abuso de Drogas y el Trafico Ilícito. Algunos de sus eventos colaboran a la discusión constructiva de la problemática de los estupefacientes, pero el enfoque de la mayoría de ellos sigue adoptando una estrategia prohibicionista y militarista. Algo que ya sabemos que no funciona ni es justificable. Aun así, algunos gobiernos aprovechan la ocasión para hacer demostraciones de los “logros” de la guerra contra las drogas, como China, que rutinariamente sentencia o ejecuta a personas acusadas por delitos de narcotráfico.
Es por esta razón, y para proponer un enfoque alternativo, que desde el 2013 cientos de activistas en más de 50 ciudades vienen organizando una celebración distinta: El Día de Acción Global.
Bajo el lema “Apoye, no castigue” la campaña busca resaltar cómo los usuarios de drogas siguen siendo abusados, torturados, golpeados y aun asesinados en nombre de la sacrosanta guerra contra las drogas. La estigmatización social incluso empuja a las personas a la autodestrucción y el suicidio, como el trágico caso de una adolescente en mi país que ayer decidió terminar su vida ante el terror de ir a prisión por consumir marihuana.
Las legislaciones de muchos países contemplan penas más duras para delitos relacionados con sustancias ilegales que para crímenes con víctimas reales, y las cárceles se ven abarrotadas de gente que apenas las consume o comercia. El caso más notable es el de EE.UU., donde el 25% de todos los encarcelamientos se deben a delitos relacionados a drogas.
En lugar de seguir una absurda guerra que no ha dado resultados y la criminalización de meros vicios, la campaña busca enfocarse en el tratamiento de los adictos. Algunas propuestas concretas son:
- Cambiar las leyes y las políticas que impiden un acceso a las intervenciones de reducción de daños para las personas que usan drogas.
- Crear conciencia sobre la necesidad de dejar de criminalizar (“castigar”) a las personas por usar drogas.
- Crear conciencia sobre la necesidad de mayor financiación y atención para servicios de salud básicos y otros “apoyos” para personas que usan drogas.
- Promover el respeto por los derechos humanos de las personas que usan drogas.
- Generar apoyo público por la reforma de las políticas de drogas.
En América Latina, hay eventos confirmados en Santiago de Chile, Lima (Perú), Bogotá (Colombia), Cochabamba (Bolivia), San José (Costa Rica), San Salvador (El Salvador), San Juan (Puerto Rico) y Ciudad de México.