El lunes 23 en El Salvador se realizó el audaz XIV Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE). Audaz porque en dicha ocasión —entre conferencistas de primer nivel como Paul Romer— se presentó un informe para que, entre otras reformas económicas de competitividad, El Salvador pueda tener sus propias Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), una versión de las ciudades modelo de Paul Romer que ha implementado su vecina Honduras.
Adriana Peralta, quien cubrió el evento para PanAm Post, explicó las razones por las que la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP)
decidió apoyar un proyecto tan políticamente espinoso:La ANEP resalta que en los países con poca inversión extranjera es común encontrar una falta de credibilidad en las instituciones del Estado, problemas graves de corrupción, falta de independencia judicial y un permanente cambio de las reglas de juego político y económico. Con las ciudades emergentes estos problemas pueden ser superados debido a que en esas zonas especiales de desarrollo se establecen medidas autónomas en temas económicos, jurídicos, administrativos y legales.
Para la ANEP, una de las principales ventajas que tendrá El Salvador al implementar las ZEDEs será la oportunidad para eliminar la incertidumbre política propia de los cambios de gobierno, ya que las ZEDEs serían zonas alejadas de los vaivenes políticos y totalmente autónomas del Estado.
Otro de sus conferencistas fue Juan Carlos Hidalgo del Cato Institute, quien tiene muchas esperanzas en el “tigrito centroamericano”, como lo llamó al país en un completo pantallazo de 2009 sobre el efecto de las reformas liberales que abrieron la economía. Éstas generaron prosperidad luego de la guerra civil de 1992, pero una serie de pésimas políticas que se adoptaron en el segundo milenio ponen en riesgo los logros alcanzados.
Hidalgo, además de las ZEDEs como proyecto a futuro, aboga por otras medidas a corto plazo, tales como la eliminación de trabas aduaneras a la importación (como lo hizo Estonia), la integración a la pujante Alianza del Pacífico (integrada por Chile, Perú y posiblemente Panamá), la reducción de requisitos para la apertura e impuestos a las empresas para estimular la actividad privada (Irlanda y Nueva Zelanda).
El presidente salvadoreño Sánchez Cerén aceptó considerar el informe presentado por la ANEP, y esperemos que como su par hondureño permita la vía para consagrar al país como un verdadero tigre de la prosperidad, y así reducir la pobreza, criminalidad y falta de oportunidades que obligan a miles de centroamericanos a emigrar cada mes.