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“Este es el día que no queríamos ver. Esta es la ceremonia en la que no queríamos participar. Este es el evento que esperábamos que nunca se llevara a cabo”. Así inició Jeremy Corbyn, entonces Miembro del Parlamento británico del Partido Laborista por el sector londinense de Islington North, su discurso en honor al mandamás venezolano Hugo Chávez el día de su muerte en el 2013. Celebrando la “Revolución Bolivariana” de Chávez, Corbyn pronunció su discurso frente a la estatua de Simón Bolivar en Belgrave Square.
Corbyn se refirió a Chávez como “alguien tan joven, con tanto por dar, con tanto liderazgo para inspirarnos”. Según Corbyn, Chávez murió trágicamente joven, como Bolívar, quien también “quería un continente libre de los imperios, donde no hubiera esclavitud, donde todo idioma se reconociera, donde toda cultura se respetara, donde toda fe se tolerara”, “sin terratenientes y especuladores, empresas multinacionales y bancos ladrones que destruyen las vidas e ingresos de tantas personas”.
El parlamentario laborista, en ese momento un backbencher, mencionó los abusos de Estados Unidos en Latinoamérica como el Plan Condor, argumentando que “cuando Chávez llegó a la presidencia de Venezuela, fue el presidente de un país poderoso con grandes reservas de petróleo. Hubiera podido hacer muchas cosas… Pero quería comida para todos, quería educación para todos, quería salud para todos, quería oportunidades para toda la gente joven”.
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Aunque en ese momento ya existían las primeras señales de la masiva escasez que causó la política socialista de Chávez, la cual hoy tiene a un creciente porcentaje de venezolanos aguantando hambre, Corbyn no ha pedido disculpas por su apoyo al calamitoso chavismo. Como reportó en febrero Pedro García en el PanAm Post,
Dieciocho años después de la llegada del chavismo al poder, la situación alimentaria de Venezuela es calamitosa. Al menos 300 mil venezolanos, según la Universidad Católica Andrés Bello, se alimentan de desechos; Cáritas advierte que la desnutrición en las comunidades más pobres alcanza niveles de crisis humanitaria; se denuncian, casi diariamente, decesos de personas que llegan en condiciones críticas de desnutrición a los hospitales.
Seguramente el camarada Corbyn, al igual que Maduro, culpará al imperialismo yanqui de la debacle humanitaria que produjeron Chávez y sus secuaces en lo que fue uno de los países más ricos de América hace unas décadas.
Para Corbyn, Chávez fue
una gran figura en el escenario mundial, hablando con la voz (de los pobres) y por ellos, no por las multinacionales ni los neoconservadores ni los guerreristas del norte. Así que recordemos a Chávez y todo lo que logró, y apoyemos a los venezolanos, quienes se han visto salir de la pobreza, pero que aún se ven rodeados de enemigos: los ricos del mundo… Y los millones que hemos visto en las calles de Caracas han demostrado que no van a regresar a la corrupción, a la autocracia, a un ejército que le dispara a la clase trabajadora en las calles, que les dispara a los manifestantes, que prohíbe los sindicatos y que les niega a los pobres la educación.
Últimamente, ¿ha dicho Corbyn algo al respecto de los millones de venezolanos que están manifestándose hace más de dos meses contra la dictadura chavista, cuyo ejército les dispara a los jóvenes y los asesina? No. ¿Se ha pronunciado Corbyn en contra de Maduro por cancelar elecciones, darle un golpe de Estado a la Asamblea Nacional y oficializar su autocracia? No. ¿Ha criticado Corbyn la corrupción del régimen chavista, el más corrupto de América Latina según Transparencia Internacional? No. ¿Ha mencionado alguna vez Corbyn que Venezuela, lejos de ser un poder anti-imperialista, es una colonia de facto de Cuba? No. ¿Se ha enterado Corbyn de que Chávez mismo destruyó a sindicatos críticos de su régimen? Si es el caso, no lo ha expresado públicamente.
Como dicen sus simpatizantes, Corbyn es un político de convicción. Y si la realidad no se ajusta a sus convicciones socialistas, es mejor no hablar de la realidad.
Obviamente, los elogios de Corbyn no se limitan al chavismo, sino también a la Cuba de los Castro y sus aliados del ALBA, que, según él, “acabó la hegemonía de Estados Unidos en América Latina” y “derrotó a la pobreza”. Pero los amigos “anti-imperialistas” de Corbyn no se limitan a Latinoamérica. La prensa británica ha criticado fuertemente a Corbyn por sus vínculos cercanos Hamás, Hezbolá, el régimen teocrático iraní, el grupo terrorista Yihad Islámica Palestina y el Ejército Republicano Irlandés. Según Richard Dearlove, antiguo jefe de MI6, Corbyn sería rechazado si intentara ingresar como funcionario a cualquier servicio de inteligencia británico.
On Telegraph front: Richard Dearlove, former head of MI6: Corbyn would be rejected if he applied to join any of Britain's security services pic.twitter.com/k3Km4IDprm
— Tim Montgomerie 🇬🇧 (@montie) June 7, 2017
Corbyn era un exótico miembro del Partido Laborista, el cual giró fuertemente hacia el centro político bajo el liderazgo de Tony Blair y Gordon Brown entre 1994 y 2010. Tras la derrota de Ed Miliband en la elección del 2015, cuando los Conservadores ganaron una mayoría en el Parlamento por primera vez desde 1997, Corbyn aprovechó la crisis entre los laboristas para convertirse en el líder del partido, contando con el apoyo de miles de activistas radicales de izquierda que depositaron su voto por él vía internet.
Corbyn, quien sobrevivió un intento de sus propios parlamentarios para removerlo de la cúpula del partido en 2016, no tenía ninguna posibilidad de ganar las elecciones de hoy según prácticamente toda encuesta publicada hace unos meses. De hecho, la Primera Ministra Theresa May convocó unas elecciones adelantadas el 18 de abril porque algunas encuestas le daban una ventaja superior a los 20 puntos porcentuales.
No obstante, la campaña de May, quien inicialmente optó ser el epicentro del debate, opacando a su partido, no ha generado el entusiasmo esperado. Según algunas encuestas de los últimos días, los Conservadores de May y los Laboristas de Corbyn están virtualmente empatados en términos de la intención de voto entre el público. Parece ser, sin embargo, que el liderazgo conservador confía en la victoria porque May, en vez de defender escaños posiblemente vulnerables, dedicó los últimos días de la campaña a visitar distritos electorales con amplias mayorías laboristas en las últimas elecciones. Los Tories o conservadores, de hecho, confían más en sus propias encuestas internas que en las públicas, las cuales quedaron desprestigiadas en Gran Bretaña tras sus desatinos en la elección general del 2015 y en el referendo del Brexit del 2016.
La mayoría de las encuestas predicen una victoria cómoda para los Conservadores hoy. Pero si se equivocan de nuevo y Corbyn logra llegar al poder, lo cual probablemente requeriría una coalición con los nacionalistas escoceses, Reino Unido tendría un Primer Ministro abiertamente chavista a partir de mañana.