Al anunciar su contrato con Cuba para suministrar a la isla con grandes cantidades de diesel y petróleo, Rusia ha agudizado su ya tensa relación con Estados Unidos.
Mientras existió, la Unión Soviética sostuvo a la economía de la Cuba de Fidel Castro, brindándole gran parte de su energía y comprando su azúcar a precios muy superiores a los del mercado.
Tras la caída de la Unión Soviética en 1991, los gobiernos rusos no consideraron que mantener la influencia en Latinoamérica fuera una prioridad geopolítica. No obstante, bajo el mandato de Vladimir Putin, Rusia ha expandido su alcance en la región, estableciendo alianzas con un bloque de gobiernos izquierdistas y anti-Estados Unidos que incluye a Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
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Los detalles del nuevo acuerdo energético entre Rusia y Cuba aún son desconocidos. Según Jorge Piñon, experto en energía de la Universidad de Texas, el negocio sería de aproximadamente USD $105 millones por unos 1.8 millones de barriles de petróleo.
Cuba dependió del petróleo subsidiado que le brindaba Hugo Chávez desde Venezuela, sobre todo a cambio de asesoría en represión bajo la fachada de servicios de médicos cubanos.
Poco a poco, Chávez dilapidó la riqueza petrolera de Venezuela a cambio de poder geopolítico en Latinoamérica y más allá, inclusive subsidiando la energía de hogares estadounidenses pobres durante meses de invierno.
Tras la muerte de Chávez en el 2014 y el aceleramiento del colapso económico de Venezuela bajo Nicolás Maduro, el poder geopolítico del régimen chavista se ha derrumbado. Incapaz de regalar petróleo, Maduro está aislado en términos diplomáticos; su único apoyo viene de sus aliados naturales Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador.
Según el acuerdo entre Rusia y Cuba, la compañía rusa Rosneft le enviará petróleo a la firma Cubametals. No obstante, Cuba es un país de alto riesgo en los mercados internacionales por su muy limitada capacidad de pago.
Es posible que Putin haya decidido subsidiar el petróleo de Cuba para mantener e incrementar su influencia en el Caribe, la “puerta trasera” de Estados Unidos. Tal medida sería problemática políticamente en Rusia, cuya economía está sufriendo por la reducción en los precios de productos petroleros, mineros y agrícolas.
En medio de sus dificultades, la clase media no celebraría la noticia de que de repente están subsidiando- de nuevo- a una isla caribeña mal gobernadas.
La debacle de la economía venezolana, y la posibilidad de un cambio de régimen, han obligado a Raúl Castro a buscar alternativas para prevenir el colapso económico de Cuba.
En Venezuela, la opisición al chavismo, la cual controla la Asamblea Nacional, ha cuestionado los subsidios a Cuba mientras los venezolanos padecen hambre.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado una posición fuerte frente a Rusia y Cuba al bombardear una base aérea en Siria, país cliente de Putin, y al criticar las medidas para apaciguar a Cuba que tomó su predecesor, Barack Obama.
Trump alentó a la oposición cubana al declarar que Fidel Castro fue un “brutal dictador que oprimió a su propio pueblo durante casi seis décadas”. Agregó, su legado , “es el de pelotones de fusilamiento, rapiña, sufrimiento inimaginable, pobreza y la negación de derechos humanos fundamentales”.