Esta semana se ha presentado el informe “Estado Niñera 2017”, elaborado por Foro Regulación Inteligente en colaboración con la red de investigación EPICENTER. El estudio pretende evaluar el grado de libertad o intervencionismo que enfrentan los consumidores de la Unión Europea a la hora de comer, beber y fumar.
- Lea más: ¿Censura en Ecuador? Rafael Correa presentó proyecto de ley para regular redes sociales
- Lea más: Argentina no aprende: diputados debaten regulación de alquileres ya aprobada por el Senado
“Estado Niñera 2017” puntúa a los distintos países de la UE atendiendo a distintos criterios:
- La categoría del tabaco se divide en dos. Por un lado, los cigarrillos electrónicos, para los que se estudia la existencia de prohibiciones de venta, restricciones publicitarias, impuestos especiales o leyes que impidan su consumo en determinados lugares. Por otro lado, el tabaco convencional, en el que se estudian todos los puntos anteriores, así como los vetos a la venta en máquinas expendedoras o las leyes que dictan el tipo de empaquetado que deben llegar las cajetillas.
- La categoría de comida incluye también los refrescos. En este punto se estudian los impuestos especiales “al azúcar” o “a las grasas”, así como las restricciones de edad al consumo de bebidas energéticas, las normas que limitan la publicidad de determinados alimentos, las restricciones al uso de ciertos ingredientes o la prohibición de venta en máquinas expendedoras.
- La categoría de alcohol pasa por tres puntos: impuestos especiales, restricciones publicitarias y otras medidas intervencionistas. En el último punto se estudia si hay leyes que impiden vender alcohol en promociones (happy hour, 2×1…) o si hay límites horarios a la venta de alcohol.
Recibir una nota más alta equivale a un mayor grado de intervencionismo, mientras que el “Estado Niñera” es más pequeño allí donde la puntuación es más baja. De acuerdo con los resultados del informe, el país que más difícil se lo pone a los consumidores europeos es Finlandia, que recibe 51,6 puntos. Su nota es especialmente alta en el área dedicada al alcohol, donde el Estado sigue ostentando un monopolio de distribución. A distancia aparecen otros países como Reino Unido, Irlanda, Hungría, Suecia o Francia, que obtienen entre 30,3 y 37,4 puntos.
Por el lado opuesto de la tabla aparecen los países con una nota inferior a 20 puntos, entre los que se encuentran República Checa (11,5), Alemania (15,9), Eslovaquia (16,2), Luxemburgo (17), Países Bajos (17,2), Austria (17,5), Rumanía (18,4), Portugal (18,7), Bulgaria (18,8), España (18,9), Dinamarca (19), Malta (19,4) e Italia (19,8), Se trata de los destinos europeos con menos restricciones a la hora de comer, beber y fumar
Las prohibiciones no reducen el consumo
Es interesante comprobar que el refuerzo de las medidas prohibicionistas no va necesariamente de la mano con un descenso de los niveles de consumo. Así lo refleja la siguiente gráfica, en la que se puede ver que el consumo diario de tabaco no guarda correlación alguna con el resultado obtenido por cada país:
También ocurre algo parecido con el alcohol:
El “Estado Niñera” gana peso en América
Pero las políticas del “Estado Niñera” no se limitan a la Unión Europea. Cada vez son más los gobiernos americanos que plantean o directamente aprueban medidas de este corte. Un caso célebre es el “impuesto a las bebidas azucaradas”, instaurado en México por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Es habitual que los gobiernos justifiquen la adopción de estas medidas hablando de “velar por la salud de los ciudadanos”. No obstante, el verdadero propósito de estas medidas es elevar la recaudación tributaria y seguir inflando los presupuestos públicos a costa de los contribuyentes. Al final, los mismos políticos que dicen estar “contra la obesidad” son los mismos que siempre encuentran la forma de seguir “engordando” el Estado.