
En los últimos años se ha hablado mucho en Occidente de la necesidad de reducir la desigualdad y de la importancia de promover las oportunidades económicas. Para medir el grado de movilidad social existente en las economías desarrolladas, la OCDE ha elaborado un exhaustivo informe referido a esta cuestión.
La principal conclusión de la investigación elaborada por los técnicos de la organización con sede en París es muy significativa para América Latina. Y es que, entre todos los países del mundo desarrollado, Chile es el que tiene un “ascensor social” más dinámico.
Según los datos presentados por la OCDE, el 23% de los chilenos que nacieron en un entorno empobrecido han logrado elevar su nivel de ingresos hasta situarse entre los grupos de población de mayor renta. Lo vemos reflejado en el siguiente gráfico de la revista Economía y Sociedad, una publicación de referencia dirigida por el siempre brillante José Piñera.
La sociedad chilena es consciente de estos avances. Pese a la retórica pesimista que difunden los medios de comunicación y los dirigentes políticos del país, las encuestas globales de la prestigiosa casa de sondeos Pew Research apuntan que el 67% de las familias chilenas cree que sus hijos conseguirán mejorar su posición financiera a lo largo de los años. Israel, el segundo país con mayores niveles de optimismo, está casi veinte puntos por detrás, como vemos en el siguiente gráfico, también tomado de EyS.
Hablar de Chile es hablar de liberalismo. En 1975, alrededor del 50% de los habitantes del país vivían en una situación de extrema pobreza. Años de socialismo económico e inestabilidad política dejaron consecuencias devastadoras. La cosa empezó a cambiar gracias al impulso reformista que introducen los Chicago Boys, economistas formados en Estados Unidos que convencieron al régimen militar de la necesidad de liberalizar la economía. Esa apertura fue vital para recuperar la democracia y relanzar la prosperidad del país.
Hoy, Chile es la economía más rica de América Latina en términos de renta por habitante. La pobreza ha caído al 8,6%, de acuerdo con la encuesta CASEN de 2017. Este descenso supone liberar de la miseria a siete millones de personas. El resultado es una clase media cada vez más ancha, que ha crecido del 24% al 58% de la población, como podemos ver en este gráfico de EyS.
La desigualdad también está cayendo como resultado de estos avances. El coeficiente Gini ha pasado del 0,6 a 0,5 puntos en los tres últimos lustros. Además, entre los más jóvenes se observan tasas de desigualdad mucho más reducidas. Expertos como Rolf Lüders o Claudio Sapelli han presentado estudios esclarecedores sobre esta cuestión.
Unas líneas de agradecimiento
A lo largo de los dos últimos años, esta columna semanal ha estudiado los cambios económicos que están experimentando Europa y América. Este artículo de despedida carga las tintas en el caso chileno con ánimo de recordar una última vez a los lectores lo importante que es aplicar reformas liberales de gran alcance.
Chile se ha enriquecido por esta vía y toda América Latina puede seguir el mismo camino si baja los impuestos, facilita el comercio, liberaliza los mercados y fortalece sus instituciones.
Como analista, ha sido un honor insistir en estas ideas y formar parte de un proyecto como el PanAm Post, que seguirá siendo un referente en materia de periodismo y libertad. ¡Hasta pronto!