Por Kevin A. Sabet
Nota del Editor: Este comentario en contra de la legalización de la marihuana surge en respuesta al artículo EE.UU. pasa a la segunda ronda de la legalización de la marihuana, acerca de la iniciativa popular que será votada en el Estado de Florida para legalizar el uso medicinal de la marihuana. Por su parte, Mike Liszewski ofrece una visión favorable a la legalización.
English ¿Se acuerdan de Big Tobacco? Díganle hola a Big Marihuana. Eso es lo que tendremos si seguimos legalizando la marihuana en los Estados Unidos. A pesar de las advertencias de los grupos como la Asociación Médica Estadounidense, la Asociación Estadounidense de Medicina Contra Adicciones y la Asociación Nacional de Enfermeras, la legalización está relacionada con el poder del dólar y el negocio de las compañías de marihuana.
La legalización es una solución simple a un problema increíblemente complejo. Al legalizar estamos acompañando una industria gigante en búsqueda de ganancias, promoviendo la adicción mediante la comercialización de la droga a las personas más vulnerables.
En Colorado, lugar en el que comenzó a vender marihuana el 1 de enero, Big Marijuana ya empezó a surgir. Distribuidores de marihuana ya empezaron a vender dulces, “anillos de cannabis”, galletas y brownies. Ellos están creando redes para inversores y emprendedores de la industria de la marihuana, y celebrando sesiones especiales de recaudación de fondos para negocios. Un exejecutivo de Microsoft, muy entusiasta, declaró que pretende crear el “Starbucks de la marihuana”, creando “más millonarios millones que Microsoft”. Otro inversor promete convertirse en el Philip Morris de la marihuana. Y ahora diversos inversores de riesgo se han asociado para contratar cabilderos en las capitales de los Estados y en Washington D.C.
El libreto de Big Marihuana toma notas del libreto de Big Tobacco: contratar médicos para promover cigarrillos como medicina, minimizando los daños, infiltrándose entre la dirigencia política y teniendo en la mira a los niños, ya que estos serán clientes de toda la vida.
¿Por qué el establecimiento de otra industria con fines de lucro, que al igual que sucede con el alcohol y el tabaco, se basan en la adicción y el abuso, nos tiene que preocupar? Primero, legalizar la marihuana normalizaría su uso, especialmente entre los menores. Y esto es algo que nos debe importar: la marihuana que los menores usan es de cinco a seis veces más fuerte de lo que era en la década de 1960 y 1970 (resultando en la adicción de uno de cada seis menores de 16 años que la prueban). Nuevos métodos de ingesta como la inhalación con butano son responsables por el aumento de visitas al hospital y de casos de sobredosis.
Es cierto que la mayoría de los usuarios de marihuana no se convertirán en adictos, pero muchos de ellos sí sufrirán daños como reducción de coeficiente intelectual, enfermedades mentales, malos desempeños académicos, daños en los pulmones, accidentes de autos, adicción y visitas a la sala de emergencia del hospital relacionados con ataques de pánico y episodios psicóticos.
La historia sugiere que los costos que le genera a la sociedad el aumento del uso de la marihuana serán más que las ganancias fiscales. Nuestra experiencia con el tabaco y el alcohol sugiere que por cada dólar ganado en impuestos, US$10 son perdidos en costos sociales. En Colorado, las ganancias fiscales de los primeros seis meses de ventas están siendo menores que sus proyecciones.
Debemos rechazar cualquier solución simplista que entre en una calcomanía para el auto. Ni bloquearlas, ni legalizarlas, es una manera inteligente de enfocar este complejo problema. Enfoquémonos en estratégias que sí funcionan —la prevención, reformas a la justicia, y correctas prácticas legales— e implementemos medidas inteligentes contra la marihuana.
Kevin A. Sabet (@KevinSabet) tiene un doctorado por la Universidad de Oxford y es presidente y fundador, junto al excongresista Patrick J. Kennedy, del Proyecto SAM (Smart Approaches to Marijuana).
Traducido por Adriana Peralta.
Editado por Adam Dubove