Trump está en lo correcto
Por Manuel Ballagas
Por mucho que Univisión y Telemundo quieran que nos sumemos a la fiesta, aún no veo porqué un estadounidense de origen latinoamericano debe sentirse ofendido por la posición de Donald Trump contra la inmigración ilegal. ¿Se espera de nosotros que seamos tan primitivos como para apoyar la violación continuada de las leyes estadounidenses, básandonos simplemente en la sangre o la raza? ¿Debería nuestra empatía convertirse en nuestra brújula política?
¡Latino, defiende a tus semejantes! ¿Eso es todo? Personalmente, lo encuentro más insultante que cualquier cosa que haya dicho Donald Trump acerca de los inmigrantes ilegales mexicanos.
La realidad es que la inmigración ilegal afecta a todos los estadounidenses, sin importar su origen. No solo afecta a los ciudadanos estadounidenses y a los residentes legales, sino a la gente de todo el mundo que espera pacientemente el permiso para cruzar nuestras puertas. Los ilegales usurpan su puesto en la fila, y una vez que están aquí, ocupan puestos de trabajo que en derecho no les corresponden. Distorsionan el mercado de trabajo, y en el proceso se convierten en una subclase, abusada, como la sociedad estadounidense no ha visto desde los tiempos de la esclavitud.
Trump no está para nada equivocado cuando condena el modo en que nuestros políticos han permitido que esta situación se perpetúe. De hecho, está completamente en lo cierto.
La inmigración ilegal, con el surgimiento del terrorismo global, es uno de los más grandes desafíos de nuestro tiempo a la seguridad de Estados Unidos. Los criminales carteles mexicanos están medrando también con la trata de personas. Es cuestión de tiempo antes de que la corrupción y la violencia nos salpiquen.
¿Tenemos que considerar a Trump un intolerante por proponer medidas drásticas, tales como una muralla en la frontera sur, para terminar con esta locura? Yo pienso que no. Y es por eso, precisamente, que su popularidad va en ascenso, aún entre los ciudadanos que nacieron fuera de Estados Unidos. Puede ser que no gane las primarias republicanas, es posible que no consiga mi voto, aunque, ciertamente, ha definido el rumbo de la convención del partido hasta ahora.
Más allá de la política, no obstante, debemos agradecerle a Trump por algo más que haber puesto a la inmigración ilegal en la primera línea.
Al desafiar las preferencias de Jorge Ramos y de los antifronteras, está cerca de poner en evidencia el mito de la “Hispanidad” —la noción de que millones de personas, de aproximadamente 20 países, han visto sus identidades mágicamente fusionadas dentro de los Estados Unidos, solo para convertirse en parte de una masa amorfa de consumidores y votantes que viven en el éxtasis de un perenne Cinco de Mayo, y siempre apoyan las mismas causas.
La burocracia de Washington los denomina “Latinos” o “Hispanos”, pero cuando llegue el tiempo de las elecciones, probarán que se han convertido en plenamente estadounidenses.
Manuel Ballagas es un escritor y periodista nacido en Cuba. Ha publicado libros de ficción y unas memorias de su experiencia como emigrante. Trabajó durante años como editor del Wall Street Journal, el Miami Herald y el Tampa Tribune. Sígalo en @manolito60.
Todos somos imigrantes
By Alina Brouwer
EnglishEn tanto hayan muros, habrá túneles; y en tanto haya esperanza en Estados Unidos, habrá “ilegales”.
El ciclo de elección presidencial está en marcha nuevamente en Estados Unidos, y los candidatos han traído varios problemas a la superficie. Uno de esos problemas es la presencia física de gente que, hasta el momento, vive en este país sin la documentación adecuada.
¿Qué ha llevado a grandes grupos de población a moverse a través del planeta, desde tiempos antiguos? Es la búsqueda constante de un mejor mañana. Hay una sola nación en la Tierra hoy que aviva ese anhelo, y es Estados Unidos.
Uno puede escribir tomos sobre todas las cosas que están mal en este país, pero yo extraigo, de mi propia historia como inmigrante, para recordar a la gente que este es el destino más buscado aún por aquellos que buscan un mejor futuro.
Hay actualmente 11,3 millones de inmigrantes no autorizados en Estados Unidos, de acuerdo con el Centro de Investigación PEW. El número de inmigrantes no autorizados se ha estabilizado en años recientes, y de aquellos que ya se encuentran aquí, unos 8,1 millones están o trabajando o buscando activamente empleo. Más aún, los inmigrantes no autorizados representan 5,1 por ciento de la fuerza de trabajo de Estados Unidos.
En relación con cómo solucionar el problema de la inmigración ilegal, hemos escuchado cualquier tipo de propuestas de los aspirantes a candidatos presidenciales. Algunos son más realistas que otros, pero el fondo del asunto es que la mayoría están tratando de figurarse cómo se liberan de 11,3 millones de personas estampando una firma en un papel.
Esto no podrá solucionarse amarrando a la gente y lanzándola hacia alguna otra parte. Los problemas deben ser atendidos en sus raíces, y por eso es que, en el pasado, nos hemos asociado con otras naciones, y las hemos ayudado a resolver sus problemas.
Los estadounidenses deben buscar un líder que pueda unir a la nación con un plan certero y global, y que pueda hacer que esta nación haga su transición hacia el siglo XXI. Este plan debe considerar realidades globales, y asegurar un camino a la prosperidad para las generaciones futuras.
Las deportaciones masivas, y el traslado de gente como si fueran paquetes, u otras maneras “prácticas” de librarse de los “ilegales”, pueden atraer a aquellos que temen perder lo poco que tienen. Sin embargo, debe enfatizarse que los inmigrantes no autorizados no están robándoles los empleos a los ciudadanos estadounidenses, sino, de hecho, haciendo el trabajo que nadie quiere hacer en este país.
Los Estados Unidos no pueden considerarse ya a sí mismos como un “espectáculo de un solo hombre” en el mundo actual. Debemos asociarnos con nuestros vecinos para seguir siendo una potencia global, y actuar como un bloque para responder mejor a los retos que a escala global se van a presentar en los próximos años.
Debe hacerse notar también que casi todos los que actualmente viven en Estados Unidos son inmigrantes o descendientes de inmigrantes. Dado que no tenemos en este momento un candidato presidencial que sea nativo americano, lo mismo puede decirse de aquellos que están buscando deportar a más de 11 millones de personas.
La inmigración es, de hecho, lo que ha convertido a EE.UU. en la nación más grande de la Tierra; la diversidad de culturas es necesaria para nuestra evolución como sociedad.
Cuando los aspirantes a la presidencia se preparan para reunirse, la semana que viene, en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan, en la ciudad fronteriza de San Diego, debemos recordarles que el propio Reagan luchó para tumbar los muros que separaban a la gente, no para construirlos.
Esperemos que los individuos que aspiran a dirigirnos en el siglo XXI tengan la visión y el juicio para hacer lo propio.
Alina Brouwer es una refugiada de Acnur, refugiada política española y defensor de los derechos humanos y civiles. Trabaja como investigadora, analista y asesora del Foro Continental para la Protección Democratica. Alina también es compositora y concertista de piano en la Escuela Nacional de Artes (ENA) y el Instituto Superior de las Artes (ISA) de Cuba. Sígala en @AlinaBrouwer.
[yop_poll id=”3″]