Por Ignacio Moncada
El mundo nunca ha sido un lugar mejor. Los porcentajes de población mundial viviendo en situación de pobreza absoluta, de desnutrición o sin acceso a agua potable nunca han sido menores que hoy. Tampoco la esperanza de vida o las tasas de alfabetización habían sido tan altas como en la actualidad.
Sin embargo, muchos movimientos populistas, tanto en Europa como en América, ya no muestran tanta preocupación por la pobreza en términos absolutos, y ahora centran su atención en el fenómeno de la desigualdad. Lo preocupante no parece ser ya la pobreza o la falta de oportunidades, sino la diferencia estadística relativa entre ricos y pobres. Los populismos a ambos lados del Atlántico agitan el espantajo alarmista de la desigualdad para reclamar urgentes recortes de libertades.
En España, por ejemplo, esta tendencia lleva años en aumento. Desde los medios de comunicación e incluso organismos internacionales se repite insistentemente que España es uno de los países más desiguales de toda Europa. Y no faltan políticos dispuestos a capitalizar ese movimiento igualitarista para tratar de capturar votos y poder político. Pero, ¿es realmente España uno de los países más desiguales de Europa?
El Instituto Juan de Mariana ha publicado recientemente un informe en el que se analizan a fondo los datos de desigualdad para España. Y se hace distinguiendo entre tres tipos distintos de desigualdad: la desigualdad de la riqueza, la desigualdad de la renta y la desigualdad en el consumo. Las principales conclusiones del informe pueden resumirse como respuesta a cinco mitos ampliamente extendidos sobre la desigualdad en España.
1) “España es un país con gran desigualdad de riqueza”
En primer lugar, no es cierto que España sea uno de los países con mayor desigualdad en la riqueza, como muchas veces se repite. Al contrario, España se encuentra entre los países más igualitarios en la distribución de la riqueza, por encima de Francia, Holanda, Alemania o los países nórdicos. Y el motivo por el que esto es así es porque la vivienda en propiedad está mucho más extendida que en la mayoría de los países europeos.
2) “La distribución de la renta es desigual en España”
El segundo mito, que dice que España también es uno de los países más desiguales en cuanto a distribución de la renta, a primera vista parece ser cierto. Sin embargo el estudio revela que las mediciones habituales de desigualdad de la renta que leemos en los medios sólo tienen en cuenta rentas estrictamente monetarias, y excluyen componentes muy importantes de la renta de los hogares, principalmente las rentas en especies.
Por ejemplo, si se incorporan a las mediciones los alquileres imputados, una de las principales rentas en especie que se recogen en el PIB según muestra Eurostat, podemos comprobar que los índices de desigualdad de la renta para España caen a posiciones más intermedias en el contexto europeo, al nivel de los de Francia o Alemania. Además, si se incorporan otras rentas en especie, como los servicios de sanidad y educación proporcionados por las administraciones públicas, la desigualdad real cae en torno a un 20% adicional.
3) “Los salarios en España son muy inequitativos”
El tercer mito dice que la desigualdad de la renta en España se debe a los altos salarios de los directivos y a las desproporcionadas rentas del capital. Sin embargo, los datos demuestran que 80% de la desigualdad de la renta generada en España desde que estalló la crisis financiera se debe a la extraordinariamente elevada tasa de desempleo.
4) “Hay gran desigualdad en el bienestar real en España”
El cuarto mito afirma que España es uno de los países europeos en los que la desigualdad en el bienestar real de la población es más elevado. De acuerdo con muchos economistas, entre otros el premio Nobel de Economía Kenneth Arrow, la mejor forma de medir la desigualad en el bienestar no es ni mediante las métricas de dispersión de la riqueza ni de la renta, sino del consumo. Pues bien, atendiendo a los datos de dispersión del gasto en consumo, España se encuentra entre los más igualitarios de Europa, a un nivel similar al de Suecia, Dinamarca, Alemania o Francia.
5) “Hay poca movilidad social en España”
Por último, el quinto mito afirma que España es uno de los países de Europa con menor movilidad social. Sin embargo, de acuerdo con un informe de la OCDE, España tiene una movilidad social intermedia en el contexto europeo, al nivel de Alemania y por encima de otros grandes países europeos como Francia, Italia o Reino Unido. La desigualdad, por tanto, se diluye con el tiempo a un ritmo igual o superior que en los principales países europeos.
En conclusión, el informe del Instituto Juan de Mariana desmonta el mito de que España es uno de los países más desiguales de Europa. El alarmismo que promueven los populismos queda de facto desactivado tras un análisis en profundidad de los datos. Sin embargo, el argumento contra los igualitaristas no ha de quedar ahí. Es preciso también remarcar que la desigualdad, la diferencia estadística entre ricos y pobres en un momento determinado, no es el verdadero problema que hay que combatir.
El problema no es la desigualdad, sino la pobreza y la falta de oportunidades. El ideal al que tenemos que aspirar, tanto en Europa como en América, no ha de ser el de vivir en sociedades igualitarias, sino en sociedades prósperas, sociedades en las que las personas tengan oportunidades para desarrollarse, crecer y vivir lo mejor posible de acuerdo con sus propias visiones de la buena vida.
Y para ello, como muestran por ejemplo los trabajos de los economistas Daron Acemoglu y James Robinson, lo que se precisan son instituciones inclusivas que promuevan la defensa de los derechos de propiedad, la libertad individual y política, y la autonomía contractual. Es decir, justo las instituciones que los populistas a uno y otro lado del Atlántico aspiran a eliminar.
Ignacio Moncada es Ingeniero Industrial por I.C.A.I. y licenciado en Economía. Trabaja como analista financiero en banca de inversión en Nueva York. Es especialista en financiación estructurada y análisis de inversiones en Energía, Petróleo y Gas e Infraestructuras.