Por Louis Kleyn
El Plan de Desarrollo Nacional para el 2016 incluyó un artículo facultando a los gobiernos locales para imponer una sobretasa a las tarifas de los parqueaderos, con destino a la financiación de infraestructura vial. La administración de Bogotá presentó una propuesta de Acuerdo al Concejo para aplicar esto en la ciudad, la cual por ahora no ha prosperado.
La intervención al parqueo es parte esencial de cualquier esquema de mejoramiento de la movilidad. La mayor parte del tiempo, los carros particulares se encuentran quietos en algún lugar. Típicamente, cada auto requiere tres puestos de parqueo permanentemente disponibles: uno en la casa, otro en la oficina, y un tercero en lugares diversos de la urbe.
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Cuando los carros no están circulando deben retirarse de las calles. De lo contrario, obstaculizarán el desplazamiento de los demás. El parqueo en espacio público debe limitarse a un mínimo, solo en áreas con tráfico muy escaso. De lo contrario, unos pocos vehículos parqueados en las arterias principales terminan afectando el tránsito de todos.
Por esta razón, la construcción de parqueaderos abiertos al público debe incentivarse. Con un espacio urbano crecientemente costoso, las áreas privadas que pueden utilizarse para estacionamiento, son cada vez menores. En este momento, las tarifas de parqueo están limitadas con base en diferentes clasificaciones, de acuerdo a los Decretos 268 de 2009 y 550 de 2010, emitidos por la Alcaldía Mayor de Bogotá; reglamentados por la Circular 001 de 2011.
Agreguemos que la existencia de las tres normas permite lecturas ambiguas sobre las tarifas que deben imperar en los parqueaderos que fueron concesionados por el IDU, los cuales hacen parte de los centros comerciales y de las clínicas y similares.
Limitar la tarifa que se puede cobrar por aparcar no tiene lógica. Incentiva el uso del carro particular, al dar una falsa señal sobre el verdadero costo del uso del espacio, al tiempo que reduce la oferta de parqueaderos, aumentando la congestión.
Por ello, uno de tantos pasos dirigidos a mejorar la movilidad debe ser, en adición a establecer la sobretasa, liberar estas tarifas, dejándolas sujetas a las fuerzas de la oferta y la demanda; y con las combinaciones y dinámica de precios que los propietarios de los parqueaderos quieran implementar (tarifas más altas a las horas pico, mayores tasas para los carros más grandes, planes de fidelidad, promociones cruzadas, etc).
El incremento de las tarifas debe estar acompañado de una actitud mucho más estricta contra el parqueo ilegal. De los 150 mil vehículos que están estacionados en las calles de Bogotá, en cierto momento, posiblemente más de un tercio (50 mil) estarán haciéndolo en lugares prohibidos.
Frente a esto, los 46 mil comparendos por mal parqueo que se impusieron durante el primer trimestre del 2016 son una cantidad insignificante.
Tal vez, Bogotá necesita triplicar su policía de tránsito o contratar policías de tránsito de menor rango, que solo se ocupen de las transgresiones menores, como el estacionamiento prohibido. También se podría autorizar a los policías regulares para colocar comparendos. Con este tipo de políticas sobre el parqueo, se logrará mejorar la movilidad y aumentar los recursos disponibles para invertir en desarrollo de la infraestructura. Esperemos que pronto el Concejo apruebe las propuestas en este sentido.
Louis Kleyn es colombiano, ha pasado más de 25 años trabajando en inversiones bancarias. Actualmente es miembro del Colombian Derivatives Market, y es miembro supervisor del Guarantee Fund of the Colombian Stock Exchange. Esta nota fue publicada previamente en Portafolio.<(em>