Por Ramón Parellada
Una excelente noticia recibimos los guatemaltecos el fin de semana pasado. Se inauguró el primer tramo de una carretera privada denominada “Vía Alterna del Sur (VAS)” que descongestionará el terrible tránsito que hay en la parte sur de la ciudad capital.
Por cuestiones de trabajo debo ir a Villa Nueva todos los días y vivir el calvario del tránsito lento y pesado. Recuerdo esa carretera, en especial la Aguilar Batres, desde hace muchos años y el tránsito no era tan pesado sino hasta que a la Municipalidad de Guatemala se le ocurrió quitar dos carriles para construir el Transmetro. Sigo considerando que es un desperdicio de recursos ya que casi todo el tiempo están vacíos esos dos carriles del centro (uno de ida y el otro de vuelta).
Sea como sea, ese tránsito lento y pesado del que nos quejamos quienes circulamos hacia y desde el sur de la capital fue motivo por el que algunos empresarios visionarios decidieran invertir en una carretera completamente privada. El primer tramo es de 11 kilómetros. El proyecto total será de 25 kilómetros. Prácticamente ya se puede circular en cuestión de minutos en una carretera moderna y de doble carril por vía entre Villa Canales y el kilómetro 20,5 de la carretera a Amatitlán.
El lunes la usé por primera vez. En verdad fue un placer. Me cobraron GUA$5.00 (US$0,65), lo cual me pareció barato. Disfruté la calidad y las vistas del nuevo trazo. Llegué en cuestión de minutos y sin congestionamiento de Villa Nueva a Villa Canales. De ahí para la ciudad es harina de otro costal, sobre todo cuando uno tiene que pasar por Boca del Monte. El proyecto final conectará esta carretera con la 42 calle de la Atanasio Tzul como parte de este primer tramo que entiendo que tendrá un costo total de GUA$570 millones (aprox. US$74 millones).
Además de que es una carretera bien hecha, con pasos a desnivel para suavizar las pendientes y con curvas también suaves, los terrenos están siendo cuidados para construir un corredor biológico en el que se siembren especies de árboles locales y pueda mantenerse la fauna y flora del lugar. Es un proyecto con muchos beneficios para el país. Ojalá puedan alargarla hasta carretera a El Salvador lo antes posible.
Entre ventajas y soluciones
Las ventajas de las carreteras privadas como esta se pueden resumir así: reducen el congestionamiento de vehículos; no implican que los guatemaltecos tengamos que tributar para que el Gobierno haga carreteras, sino que la inversión es completamente privada; la carretera es mucho más segura y eficiente que las estatales porque los dueños se preocupan por mantenerla en buen estado y con excelente señalización, ya que es de interés de los accionistas hacerla rentable; y finalmente el usuario tiene la alternativa de pagarla, de acuerdo al uso que haga de la misma.
El problema del tránsito de Guatemala tiene una solución. Más carreteras y calles privadas. La escasez de las mismas hace que esto sea una oportunidad para quienes quieren invertir. El Gobierno no tiene recursos y se le viene un problema encima con el crecimiento vehicular, pero con los mismos espacios para circular.
El mercado tiene la solución. Se cobraría por el uso con tarifas adecuadas a la demanda. Podría haber tarifas más altas o pico cuando hay más demanda y tarifas más baja o valle cuando disminuya la misma. El conductor puede escoger si va por una carretera privada o sigue por el calvario de las carreteras públicas, donde no sólo gasta más combustible, sino que rompe su carro con tanto bache por falta de mantenimiento y arriesga su vida por falta de señalización adecuada.
Ramón Parellada es guatemalteco, empresario y catedrático universitario. Síguelo en@MonchoParellada. Esta nota fue publicada previamente en Siglo XXI.