*Por Gian de Biase
Las colonias españolas fueron lugares sumamente pacíficos, obviando la guerra que hubo contra los indígenas, donde la inferioridad en número de personas pero superioridad tecnológica de nuestro ejército español logró vencer sin mucha dificultad a los dominios indígenas.
En torno a esto se han creado muchos mitos que la Corona española realizó un gran genocidio, de más de un millón de indígenas. Esto no puede ser más que un mito, porque ninguno de los imperios americanos como el Maya, el Azteca o el Inca fueron capaces de llegar a tener una población superior al millón de personas.
Si a esto le sumamos su modelo de producción precario y segregado, que hizo impotente a estos Imperios decaídos a la hora de enfrentarse al Imperio Español que estaba naciendo, la historia es muy clara: los indígenas se sometieron ante el poderío español, siendo la Iglesia Católica en teoría la que defendería a los indígenas, pero en práctica fueron condenados a una especie de vasallaje, donde servían a los colonos españoles cuales esclavos pero con “alma” como acordaron el Consejo de Indias y la Iglesia Católica.
Organizados los Virreinatos y Capitanías Generales, durante los siglos de reinado del Imperio Español, el continente gozaría de paz, pues omitiendo alguna que otras batallas con indígenas sublevados, todos los territorios, que pertenecían a la misma Corona, gozaban de una vida tranquila, los blancos peninsulares y criollos emulaban la élite europea, despreciaban el trabajo y abrazaban la esclavitud y servidumbre, es decir, el modelo feudal, más tarde sería suplantado por el latifundio.
Pero de nuevo, con las ideas revolucionarias de la época, principalmente de América del Norte, luego alimentadas con la violencia revolucionaria francesa, empezaría la emancipación para algunos e independencia para otros países hispanoamericanos, dejando por su paso una violencia desbordada y países sumamente pobres, caídos en quiebra como fue el caso de Venezuela.
Esta violencia continuaría durante el siglo XIX, con guerras civiles e incluso guerras con países vecinos por acomodos territoriales. Hispanoamérica previa a la emancipación había sido uno de los sitios más seguros, como el mismo Humboldt llegó a narrar. Después de esto, la violencia incontenida solo encontraría detenerse en el siglo XX, entrada la industrialización, la modernización, la producción nacional y las nuevas dictaduras militares, que serían ejercidas por generales de Academia con estudios en el exterior.
Pero al autoritarismo militar se le apareció un enemigo llamado comunismo que era una gran amenaza a nivel mundial. Este que venía, como siempre, de las ideas de Europa y, desde la aparición de la Unión de Repúblicas Soviéticas, tenía presencia en América. La amenaza quedaría consolidada en 1959, con la revolución cubana, que en vez de llamarse “comunismo” se cambió el nombre “socialismo”, otro nombre, el mismo totalitarismo.
Las dictaduras militares lograron en mayor medida pacificar países que se encontraban sumidos en la violencia, incluso algunas venían de caudillos retrógrados del siglo XIX como ocurrió en Venezuela con Juan Vicente Gómez, en México con Porfirio Díaz o Rosas en Argentina, pero la nueva ola de generales militares de carrera, lograron no solo traer paz, también desarrollo o por lo menos estabilidad económica y política.
El genocidio socialista
A diferencia de los “literatos” de izquierda, no vengo a manipular la historia, y haremos una comparación sencilla entre las víctimas bajo los dictadores militares de Chile con 3.000 víctimas, Argentina con 8.000 víctimas, Dominicana con 50.000 víctimas y Cuba con 20.000 víctimas, es decir, Pinochet, Videla, Trujillo y Batista, concluyendo que las víctimas bajo sus dictaduras suman un total 81.000. Por otro lado, la guerrilla marxista Sendero Luminoso en Perú ha asesinado 70.000 personas en nombre del socialismo, solo en Perú el socialismo iguala la cifra de cuatro dictaduras militares.
Para ser justo, ahora sumemos los 100.000 asesinados bajo la dictadura de Fidel Castro, luego los 280.000 asesinados bajo la dictadura de Chávez y Maduro, más las 200.000 de la guerrilla marxista FARC en Colombia, junto Sendero Luminoso, nos da un total de 650.000 asesinados en nombre del socialismo latinoamericano ¡El mayor genocidio de toda nuestra historia!
Las dictaduras militares más prominentes del siglo XX suman entre sí apenas 81.000 víctimas mientras que las dictaduras y guerrillas socialistas hasta la fecha llevan 650.000 asesinados, más de medio millón de latinoamericanos, y si a eso le sumamos los más de 100 millones del Imperio Comunista, estamos frente al mayor genocidio de la Historia de la Humanidad.
Ni la colonización, ni la independencia o emancipación, ni las guerras civiles, ni ningún otro conflicto bélico ha dejado en Latinoamérica tantos muertos como el socialismo. Es lamentable ver organismos como las Naciones Unidas premiando dictaduras socialistas, como lo hacían con Chávez o lo hacen con Cuba, defendiendo corruptos como Lula Da Silva o nombrando terroristas como Bachelet en cargos de Derechos Humanos, solo porque son de izquierda, y como bien se sabe, las Naciones Unidas está repleta de burócratas progresistas y políticos revolucionarios.
Luego de 100 años del fracaso del socialismo-comunismo a nivel mundial, es hora que en Latinoamérica se deseche esta idea obsoleta, absurda y miserable, que los culpables de aplicarla y asesinar en nombre del socialismo paguen por sus crímenes, y que nuestros países retomen el camino de la República, la producción y el desarrollo. Frente a la muerte, el imperialismo y la esclavitud socialista, se levanta la vida, la patria y la libertad republicana.
*Gian De Biase es politólogo y analista internacional.