Por Gian De Biase*
Hace un mes atrás, solo para algunas personas – de las cuales tengo la suerte o la inteligencia de formar parte – estábamos alertados sobre el pacto sobre migración que preparaba la ONU. Esto no era algo secreto, estaba a vista de todos, a demás de ser financiados por todos nuestros bolsillos también. La idea de este órgano perverso internacional, donde jubilan a los comunistas como la ex presidente Bachelet, es crear un gobierno global, donde detrás se encuentra financiado el empresario George Soros.
La inmigración sin barreras es una forma de conseguir masas clientelistas que voten por los demagogos, y al mismo tiempo mano de obra barata y mal pagada, ideal para empresaurios como Soros. Añadiéndole otros negocios creados por el Estado de Bienestar que no para de crecer, donde los políticos permitirán a sus amigos empresarios participar en actividades exclusivas y reservadas para su círculo cercano, también llamados “servicios públicos” o “áreas estratégicas”.
La salida de diversos países como USA, Rusia, China, Austria, Australia, entre otros, los cuales representan el 30% de la población mundial y son países con cierta estabilidad política, aunque Rusia y China sigan siendo dictaduras, una conservadora y la otra comunista, hizo que el tema llegara la opinión publicada de los medios, principalmente cuando el presidente Piñera de Chile anunciara la negativa de suscribir dicho pacto.
A partir del rechazo del gobierno de Chile a suscribir el pacto de emigrantes, impuesto por la ONU, financiado por globalistas y ratificado por la rancia dictadura cubana líder del Foro de Sao Paulo, la izquierda inició el ataque por xenofobia, racismo y cualquier otra estupidez que les pasara por la mente, con tal de desacreditar la decisión soberana del gobierno, estipulada en ley y ratificada por la mayoría.
La izquierda ideológica en su profunda perversidad piensa que es popular, pero solo son populistas, aquellos que prometen cosas materiales con el fin de mantenerse en el poder. Al prometerle a los inmigrantes de otros países todas las comodidades y ayudas en Chile, olvidaron que en Chile viven chilenos, y también extranjeros como mi caso, que no estamos de acuerdo con que entren personas de forma ilegal, a vivir nuestros impuestos y además a traer violencia, enfermedad y pobreza, como ocurre en Europa con los musulmanes o en Chile con los haitianos.
La inmigración es un asunto soberano de cada país, organizado por sus autoridades y consagrado en una ley que se encargue de la entrada de los extranjeros según las prioridades y necesidades de sus habitantes. Es así como USA siempre ha sido un país abierto a la inmigración legal, donde puedes ser americano después de cumplir con el proceso necesario.
Jugar al populismo internacional para intentar asesinar la autoridad nacional, no solo es un absurdo que te dejaría sin instituciones, también es anunciar un suicidio político cuando le dices a tus electores, que prefieres privilegiar desconocidos, pero no a las personas que se supone que representas y que financian tu vida política. Es como decirle a tu esposa que vas a comprarle un diamante a la señora del vecino, tanto tu señora, como el vecino, van mostrar molestia ante tal extraño gesto.
Con gran irresponsabilidad he visto liberales, socialistas, comunistas, socialdemócratas y progresistas, políticos y sus supuestos intelectuales, todos al unísono quejarse de lo perverso que su país Chile al no permitir que la ONU decida quien entra, quien sale y quien es chileno, y yo me pregunto ¿Si tan malo es Chile al defender su soberanía nacional, por qué no se mudan a Cuba o hasta Francia que suscribirán ese pacto? Parece que la comodidad de Chile no les disgusta, pero necesitan tapar sus complejos repitiendo tonterías de intelectuales europeos para parecer progresistas a la vanguardia.
El establishment de la izquierda debe ser de los más defraudadores de la historia de la humanidad, no solo por el hecho de nacer corrompido, sin valores y sin ningún otro norte más que hacerse millonarios y poderosos, si no también porque han sido el establishment que más ha pisoteado, vejado y escupido la clase trabajadora que dicen defender, la cual desprecian, ya que no entienden cómo trabajan y obtienen riqueza, mientras el establishment viven parasitando del Estado, directamente como los políticos o indirectamente como los empresaurios.
Las fronteras existen para delimitar hasta donde llega mi propiedad, por el mismo principio que existe la propiedad privada, para garantizar mi integridad, mi seguridad y mi producción como algo propio mío y de los míos, es decir, de mi familia. Así como la propiedad privada es el resguardo de lo mío, el Estado no es más que el resguardo del nosotros. En casa hay reglas y una jerarquía, así mismo dentro del Estado, hay reglas entre los conciudadanos y los países vecinos.
El Estado se dedica a la seguridad para poder resguardar nuestra vida, libertad y propiedad, cualquier otra actividad que desempeña el Estado es solo una perversión del mismo, y termina por llevarlo a la anarquía o al totalitarismo. Aquellos torpes colectivistas que se empeñan en crear un ente distribuidor de la riqueza, están condenados a ser los verdugos de millones, como lo han sido los dictadores carniceros del comunismo.
En conclusión, los conservadores queremos inmigración, siempre que esta respete el orden jurídico del país receptor, sin intromisión de la ONU, George Soros o el Foro de Sao Paulo, puesto que su interés internacionalista solo radica en eliminar el individuo y convertirlo en masa, otro instrumento más de sus proyectos globalista para el mundo y socialista regional para Latinoamérica.
*Gian De Biase es politólogo y analista internacional.