Por María Oropeza*
Los ciudadanos venezolanos hemos resistido durante dos décadas ante un sistema opresor que ha hecho hasta lo imposible por esclavizarnos y mantenernos bajo la sumisión.
Empezaron vendiendo la utopía ilusa del socialismo “perfecto”, y al final terminamos viviendo el peor de los infiernos, sufriendo las más grandes arremetidas de represión, hambre y persecución, por parte de unas mafias que insisten en usurpar el poder y mantenerse como sea.
Todos tenemos un ser querido al que le ha tocado dejar a Venezuela, tanto por la morgue, como por Maiquetía; pues las condiciones de vida en el país cada vez se vuelven más peligrosas y quienes deciden rebelarse contra los tiranos casi siempre tiene seguro solo tres cosas: la cárcel, el exilio o la tumba.
Sin embargo, tantos años de lucha tal parece que hoy rinden sus resultados. Luego de tantas marchas, procesos electorales (falsos o no), procesos de diálogos (falsos o no), barricadas, paros comerciales, etc, parece que el final de la pesadilla está cada vez más cerca.
El Presidente a la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, asumiera las facultades del Ejecutivo Nacional , tal como lo establece el artículo 233 de la Constitución de la República, con el pleno respaldo de la ciudadanía y los poderes legítimos como la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia (en el exilio), y este fue el paso más importante para iniciar la ruta del coraje, que absolutamente todos estuvimos dispuestos a asumir.
¿Cómo avanzar en la ruta del coraje? Bien se ha explicado que para lograr el cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres y posteriormente una república liberal; se necesita la unión de las fuerzas ciudadanas, institucionales e internacionales. La solicitud de la ayuda humanitaria ha sido la demostración de que en Venezuela hay un régimen que intencionalmente ha provocado cientos de muertes en la población por principales causas como falta de alimentos y medicinas, siendo sobre todo los niños y ancianos los más afectados. Al mismo tiempo, los países democráticos del mundo han mostrado una gran solidaridad con nosotros, no solo por los donativos sino también por señalar el aislamiento y condenas públicas provocada a los asesinos de Maduro y sus mafias.
Pero sabemos que, como mafias, actuarán siempre como tal, y justo este 23 de febrero de 2019, cuando se disponía que entrara la ayuda humanitaria, el régimen ha utilizado a unos cuantos esbirros para impedir su paso, y además de reprimir, ha quemado camiones cargados de alimentos y medicinas, sin importale a cuántos ciudadanos pudiesen haber ayudado esos insumos que ellos han prendido en fuego.
Todo esto es suficiente para insistir y presionar a la Asamblea Nacional legítima en la activación del artículo 187, numeral 11, de la Constitución de la República de Venezuela, donde establece textualmente que “Autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país”. Es hora de que el mundo entienda que estamos secuestrados por unos criminales atornillados en Miraflores, y que no hay modo de que entre la ayuda humanitaria y cese la usurpación sin que las fuerzas extranjeras nos ayuden. Solos no podemos. Pedimos ayuda al mundo para combatir al tirano y conquitar la libertad, que a su vez, representa la libertad de toda la región, pues este régimen socialista de Maduro representa un peligro para el resto del continente y el mundo.
Ya no podemos esperar más. La libertad y justicia no tienen vuelta atrás.
¡Vamos con todo!
*María Oropeza es abogada y coordinadora juvenil de “Vente Venezuela”.