“Compra velitas, no hay luz”, me dice un venezolano en la frontera entre Colombia y Venezuela, “Compra velas, no hay electricidad”.
Desde hace unos días el Ejército venezolano permite que los peatones crucen el puente Simón Bolívar después de haber cerrado por completo la frontera en febrero. Así que los vendedores de dulces, cigarrillos y medicamentos están de vuelta en el puente, y esta vez también están vendiendo velas, una por 500 pesos colombianos (16 centavos de dólar).
El puente en Cúcuta es la frontera más transitada entre ambos países. Debido a la escasez de productos básicos en Venezuela, los residentes de la ciudad fronteriza de San Antonio a menudo compran alimentos, papel higiénico, pañales, detergente para la ropa, etc., en supermercados colombianos en la frontera.
Por ejemplo, Jaimes Suárez y su esposa tienen tres hijos, incluida una de seis meses. La pareja cruzó la frontera con su bebé para comprar comestibles y velas en Cúcuta. “San Antonio ya no es una ciudad en funcionamiento. Las tiendas están cerradas. Las velas se venden en el mercado negro. Pero son muy caras”, dice Suárez.
Sin electricidad no tienen medios para almacenar alimentos como la leche para la bebé. Tampoco pueden cocinar comidas frescas. Hace unos años, la familia Suárez comenzó a usar una cocina eléctrica.
“El gas de cocción es administrado por el Estado y obteníamos un cilindro cada pocos meses. Era difícil cocinar suficientes comidas hasta la distribución posterior de los cilindros de gas. El servicio no era confiable”, agrega.
Me dicen que la electricidad está fuertemente subsidiada en Venezuela. Sin embargo, ha habido frecuentes cortes de energía desde 2009.
“Caracas no se vio afectada por cortes de energía antes de este año, pero en muchos otros estados nos quedamos sin electricidad durante tres a cuatro horas casi todos los días. El pueblo venezolano no cree las mentiras de este Gobierno. Todos sabemos que el corte de electricidad se debe a la corrupción y a la mala administración”, concluye Suárez.
A través del puente Simón Bolívar en Cúcuta, los venezolanos de la ciudad vecina de San Antonio están comprando velas junto con sus víveres y medicinas. Los vendedores suelen ser venezolanos, a menudo de Valencia y Maracay. Compran velas y medicinas en supermercados colombianos y las venden cerca de la frontera.
¿Qué usaban los socialistas antes de las velas?
Venezuela ha enfrentado tres severos apagones en el último mes. El apagón ha afectado el suministro de agua, dejando a los venezolanos varados sin agua potable. Además, el país tenía redes eléctricas encomiables en comparación con las otras naciones latinoamericanas.
En 2007, durante la presidencia de Hugo Chávez, aproximadamente seis empresas privadas que suministraban electricidad se fusionaron con varias empresas estatales para formar la Corporación Nacional de Electricidad (Corpoelec). El objetivo declarado era hacer que la electricidad fuera accesible y asequible para todos los ciudadanos.
Después de la nacionalización del suministro de energía, Venezuela se enfrentó a dos grandes apagones en 2010 y 2013, cada uno de los cuales duró casi una semana. Los apagones se masificaron en todo el país en 2010. El escaso suministro de electricidad se atribuyó en ese momento a los bajos niveles de agua debido a la sequía. Cabe resaltar que el presidente de Corpoelec, Luis Motta Domínguez, actualmente también es ministro de Electricidad y general del Ejército. Es un ministro del gabinete designado por Nicolás Maduro en 2015. Por lo tanto, el suministro de electricidad se nacionaliza, centraliza y se carga con la corrupción.
Domínguez, un autodenominado chavista socialista, antiimperialista y radical, ha atribuido el apagón a un “acto de terrorismo y sabotaje” en la represa de Guri en el río Caroní en el estado Bolívar. Dicha central eléctrica en la represa genera el 80 % del suministro eléctrico del país. De modo que la falta de infraestructura es un problema real cuando se trata de encontrar soluciones.
Sin embargo, el Gobierno de Maduro se ha negado a aceptar las fallas de sus políticas centralizadoras y la falta de mantenimiento que han llevado a estos frecuentes apagones.
Maduro ha acusado al imperialismo estadounidense, así como a la oposición venezolana, de realizar un ataque con francotiradores al sistema eléctrico y un ataque cibernético para dañar la central hidroeléctrica. En consecuencia, ha reforzado la protección militar alrededor de esta central.
Mientras tanto, los venezolanos lidian con el desmoronamiento del transporte público, la desnutrición y la prevalencia de enfermedades prevenibles transmitidas por el agua, todo ello agravado por los frecuentes apagones.
Finalmente, los ciudadanos del país, que una vez fueron envidiados por su generación de electricidad, ahora están cruzando la frontera para comprar velas y poder llevar algo de luz a sus hogares.
* Sukanti Bhave completó su maestría en filosofía, política y economía del Instituto CEVRO. Ha trabajado con South Asia Students for Liberty en varios puestos desde 2014 y actualmente forma parte del consejo asesor. Actualmente, Bhave vive en Colombia, donde trabaja en la asimilación de estudiantes venezolanos en escuelas colombianas.