Por Thomas Dangel*
Según la Real Academia Española se define como “colectivo” a un grupo unido por lazos laborales, profesionales, académicos entre otros. También como un adjetivo de quienes tienen virtud de recoger o reunir y además como perteneciente o relativo a una agrupación de individuos.
Cuando en Colombia o en cualquier otro país hablamos de colectivos podemos estar hablando de colectivos de artistas, o de música, de emprendedores, de gente que se une para lograr objetivos para mejorarse a si mismos y a la sociedad.
Pero de donde yo vengo, de Venezuela, la palabra “Colectivos” se desconfiguró y ahora va asociada a terrorismo, armas, y muerte. Los colectivos en Venezuela se han convertido en organizaciones terroristas, parapoliciales, de exterminio y de control del país, atacan manifestaciones, intimidan, roban y asesinan venezolanos. Literalmente “cazan” a los opositores.
El gran polo patriótico, plataforma electoral del chavismo creada en el 2011 está integrada por 28 Consejos Patrióticos Sectoriales, y cuenta con 10.810 colectivos y movimientos sociales compuestos por 35.543 personas. Según el gobierno y sus seguidores aseguran que tienen exclusivamente fines culturales, ideológicos y pacíficos, pero las evidencias muestran lo contrario.
Angelica Lugo, periodista de El Nacional dice que los colectivos “muestran sus dos lados a los vecinos: intimidan y roban. También organizan las colas de los servicios públicos y hacen alarde de su labor social, siempre amparados en sus armas”
Utilizan el “Método Iraní” en la cual en vez de dejar que fuese el ejército o la Guardia Revolucionaria iraníes los que salieran a reprimir, utilizaron a los integrantes de lo que llamaban el “Basij”, que eran unos colectivos que andaban en moto y que, con pistola en mano, iban matando a cuanto manifestante encontraban en la calle. El líder revolucionario Ruhollah Jomeini proclamó un decreto fundando el Basij como “una gran milicia del pueblo” en noviembre de 1979, quien habría declarado que “un país con 20 millones de jóvenes debe tener 20 millones de fusileros, o una fuerza armada con 20 millones de soldados; tal país nunca será destruido”
Lo que sucede es que en una manifestación a los primeros tres o cuatro muertos, la gente sigue allí, pero ya cuando llegas a los 30 o 40 muertos, la gente comienza a decirse, “mejor me voy para la casa porque me van a matar”.
La ventaja de usar a los grupos paramilitares de esa manera es que brinda al régimen dictatorial los argumentos para alejarse del conflicto y luego argumentar, a través de sus aparatos de propaganda, que las muertes fueron provocadas durante conflictos entre civiles.
Eso es más conveniente que dar órdenes a soldados a abrir fuego contra la población usando sus fusiles de reglamento, lo que llevaría a la comunidad internacional a declarar que desde el poder se ordenó a la Fuerza Armada cometer una masacre.
Los podemos identificar así, se movilizan en su mayoría en grupos de motos, encapuchados, y vestidos de civil, van armados con armas automáticas, e incluso armas largas, granadas, etc.
Para llegar a los orígenes de los colectivos, muchos de los cuales se autodenominan “político-sociales” nos tenemos que remontar a los grupos guerrilleros venezolanos de los años 60.
Agrupados en las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, varios de esos movimientos optaron por participar en la pacificación. Para principios de la década de los años 80 casi toda esa guerrilla insurreccional venezolana había sido pacificada, institucionalizada, derrotada o estaba tan dividida que era irrelevante.
En el año 71 los jóvenes del Partido Comunista de Venezuela (PCV) se separan del partido y de la lucha insurreccional fundando el Movimiento al Socialismo (MAS) y La Causa Radical (LCR). Estos dos partidos aceptan el juego democrático y fueron asumiendo, en el transcurso de las siguientes dos décadas, posiciones de poder en sindicatos, concejos municipales, alcaldías y gobernaciones.
La Revolución Venezolana (PRV) sería el otro partido insurreccional que tendría varias divisiones: Liga Socialista; Bandera Roja y Venceremos.
Es importante entonces nombrar a estas organizaciones porque personajes claves del chavismo han militado en ellos: Alí Rodríguez Araque ex ministro de energía entre otros cargos, en el PRV; Elías Jaua quien ha sido ex vicepresidente, ministro etc., en Bandera Roja y Nicolás Maduro, ex canciller de Chávez y presidente ilegitimo, en la Liga Socialista.
Personajes pertenecientes a estos movimientos, se infiltran en la Fuerza Armada Nacional, y liderados por Hugo Chávez realizan el golpe de estado fallido del año 1992 contra el presidente a ese momento, Carlos Andrés Pérez.
Entonces, cuando Chávez intenta el golpe, no solo estaba apoyado por militares, también había un componente civil compuesto por estos colectivos
En ese momento el golpe es infructuoso y Chávez se rinde y es llevado a prisión, pero antes, se pronuncia en televisión nacional con la recordada frase “Por ahora”
En el año 1994 Chávez y varios de los golpistas siguen en la cárcel y logran el indulto por parte del presidente Rafael Caldera quien acordó esto con partidos de la izquierda para lograr apoyos a su gobierno.
Logra ganar las elecciones presidenciales en el año 1998 y asume el poder el 2 de febrero de 1999. En el año 2002 el gobierno crea los “Círculos bolivarianos” cuyo objetivo según ellos era “Elevar la conciencia social, formar cuadros revolucionarios y velar por el cumplimento de la democracia participativa”.
Uno de los llamados a crear y organizar los primeros círculos bolivarianos fue Diosdado Cabello, quien se define como chavista radical, con vínculos con el narcotráfico, uno de los personajes más nefastos de la historia de mi país. Con el fin de financiar a estos círculos bolivarianos Chávez en un principio destina 140 millones de dólares. Fueron comparados por algunos o inspirados en las brigadas de respuesta rápida, o los comités de defensa de la revolución cubana.
Unos años inestables y una popularidad en descenso trajo como consecuencia que el 11 de abril de 2002 miles de venezolanos salieran a la calle exigiendo la renuncia de Hugo Chávez, se suceden hechos de violencia en las calles, muchos de estos asociados a los círculos bolivariano. En grabaciones hechas por periodistas en “puente llaguno” se puede apreciar a Richard Peñalver, uno de los pistoleros que atacaron a manifestantes en Caracas, miembro del partido de Maduro, y aunque lo condenaron por estos hechos fue indultado por Chávez, y hasta fue concejal de Caracas. A raíz de la violencia y los venezolanos en la calle, la cúpula militar venezolana le exige la renuncia al presidente, Chávez decide entregarse y abandona el palacio de Miraflores.
Luego hay un cúmulo de eventos que suceden en pocas horas se juramenta Pedro Carmona, se disuelve el Parlamento, el Tribunal Supremo y otros entes, la mayoría de los países latinoamericanos, no reconoce esta presidencia, y como este movimiento no tenía bases sólidas, venezolanos partidarios de Chávez exigen su vuelta a la presidencia, y con el apoyo de un sector militar logra retomar a ella el 14 de abril.
Les cuento todo esto porque ese momento marca un punto clave, Chávez ahora desconfía de los militares, hace una limpia de las fuerzas armadas y refugia la defensa de la revolución en los círculos bolivarianos, quienes luego mutarían a los llamados colectivos que se conocen actualmente.
Empiezan a recibir más financiamiento del Estado, sueldos, vehículos, armas, territorios, y entrenamiento militar, muchos de estos se ha denunciado que han sido dirigidos por las FARC.
Colectivos como los Tupamaro, La Piedrita, Alexis Vive, tienen circuitos cerrados de televisión, radios, se mueven con total impunidad en zonas de Caracas como el 23 de enero, donde ni la policía puede entrar.
Estos colectivos Paramilitares se muestran abiertamente. Son organismos que se asumen como el brazo armado del pueblo, los guardianes de la revolución, o que cumplen funciones parapoliciales con la permisividad del Estado. Se trata de grupos armados que se consideran a sí mismos como parte de una vanguardia revolucionaria.
Les pongo un ejemplo, el colectivo “la piedrita” pertenece a la Parroquia o sector 23 de enero en Caracas, a ellos se les entrego parte de ese territorio y asumen las funciones que debería tener el estado en este sector como las de seguridad y control ciudadano. Así vemos como el colectivo la piedrita dirige la comuna llamada “la piedrita”, su líder es Valentín Santana quien tiene tres órdenes de captura, pero nadie lo busca. Se atribuyó ataques a medios de comunicación, a la sede diplomática del Vaticano, se le ha acusado de asesinar a varias personas, pero vive en total impunidad.
El 4 de agosto de 2009 por ejemplo, docenas de motorizados con boinas rojas liderados por Lina Ron a quien se le atribuye ser una de las líderes más notorias de los colectivos rodearon la entrada de las oficinas de Globovisión y sometieron a los guardias de seguridad, ingresaron a la fuerza a la planta baja del edificio y lanzaron dos bombas lacrimógenas. Si bien el presidente Chávez condenó el ataque y esta dirigente fue apresada por dos meses, esto no fue mas que una fachada, porque se denuncio luego las comodidades que tenia Lina Ron en la cárcel, además Chávez la quería muchísimo, tanto así que le dedicó un tweet el día que Lina Ron muere, por causas naturales.
Pero ¿Por qué se habla tanto ahora de los colectivos en Venezuela? Porque desde la muerte de Chávez y la llegada de Nicolas Maduro a la presidencia, una de las alas más radicales del chavismo se instaló en el poder, esto a través de una elecciones signadas por el fraude y el amedrentamiento a los votantes donde la agencia Reuters denominó a los colectivos como “un factor clave de la maquinaria electoral del gobierno” que “ayudaron a influenciar resultados y eran considerados por la oposición como maleantes que intimidan a los rivales”. El Centro Carter declaró que durante las elecciones los centros de votación tenían un «ambiente intimidante» cuando «grupos de motorizados asociados con el partido de gobierno» eran visto alrededor de los centros.
Para nadie es un secreto lo que desencadenó desde la llegada de Nicolas Maduro al poder, inflación, inseguridad, parálisis de la economía, endeudamiento, escasez, hambre y miseria.
Ante este escenario, que todos conocemos, hay una fractura de la Fuerza Armada Nacional, y Maduro ante su desespero, y su miedo se refugia en el terrorismo, llevado como bandera por los colectivos en Venezuela. Básicamente les ha entregado el país.
Uno de los colmos del descaro es como la ministra para el Servicio Penitenciario, Iris Varela, describe a los colectivos como el “pilar fundamental de la patria”, cuando conocedores del ámbito penitenciario y periodistas han denunciado que se han liberado presos en Venezuela con la condición de que se unan a los colectivos armados para seguir amedrentando a los ciudadanos con el objetivo de que Nicolas maduro se mantenga en el poder.
En las protestas del 2014 millones de venezolanos se volcaron a las calles, En Carabobo de donde yo vengo, el gobernador para ese entonces era Francisco Ameliach, aliado a Chávez y Maduro, el responde a la convocatoria a marchar hecha por la oposición con este tweet. “UBCH a prepararse para la batalla Fulminante. Diosdado dará la orden”.
Las UBCH son las unidades de batalla Hugo Chávez, no es más que un sinónimo para los colectivos. Ese día los colectivos atacan la manifestación, hay más de 9 heridos y muere Genesis Carmona, estudiante universitaria, quien en el 2013 gano el concurso de miss turismo en nuestro estado.
El 8 de agosto de 2017 el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos responsabilizó a grupos armados progubernamentales y a las fuerzas de seguridad de ser responsables de la muerte de al menos 73 manifestantes durante las protestas en Venezuela de 2017. Estos mismos colectivos a la orden del para entonces alcalde de caracas Jorge Rodríguez y actual ministro de comunicación, invaden violentamente la Asamblea Nacional de Venezuela, dominada por la oposición donde hieren a 5 diputados.
Los colectivos atacan también junto a tropas de la fuerza armada y de la policía, como ocurrió en el caso de Oscar Pérez, quien era inspector del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas, quien llamó a la insurrección militar para sacar a maduro del poder y fue asesinado junto a varios de sus compañeros, en la llamada masacre de El junquito. Una ejecución extrajudicial.
Los colectivos tienen carta blanca para atacar cualquier expresión de la sociedad civil que ellos crean puede atentar contra los intereses del gobierno, del partido de gobierno o sus aliados. También, tienen carta blanca para delinquir a través del tráfico de armas y drogas, robos, secuestros, invasiones, cobros de vacunas y cualquier expresión criminal que genere recursos para su crecimiento. Además, ejercen control social de la población al ser muchos de ellos los responsables de repartir los planes sociales como son las pocas cajas de comida que llegan a los venezolanos a través del gobierno.
La última acción de Maduro fue entregarles a estos colectivos el manejo de la frontera de Venezuela con Colombia, en Cúcuta, a través de las llamadas “trochas” para que se sigan financiando, yo mismo he estado en la zona, y contabilizamos cuantos venezolanos pasan y son unas 130 personas por minuto y a cada una de ellas los colectivos paramilitares les cobran 5 mil pesos colombianos, lo que totaliza unos seiscientos cincuenta mil pesos por minuto, y que suman 39 millones de pesos por hora, estos cruces están abiertos entre 10 y 12 horas, generando aproximadamente 39 millones de pesos al día, lo que equivalen a 120 mil dólares y mensualmente estarían sumando los casi 4 millones de dólares para seguir con su régimen de terror en Venezuela.
Esta situación la hemos denunciado en los organismos internacionales, el gobierno colombiano la conoce. Por eso el 2 de abril de este año la Asamblea Nacional declaró a estos grupos como terroristas y declaró sus actuaciones como “terrorismo de estado”.
Vemos como estos colectivos de terror siguen atacando a los venezolanos en las convocatorias de calle hechas por el presidente encargado Juan Guaido, al existir el quiebre en las fuerzas armadas estos pasan a ser el principal grupo de ataque con el que cuenta Nicolas Maduro para intentar controlar a la población.
El siguiente paso es el que estamos llevando a cabo en los organismos internacionales, necesitamos que la OEA y la ONU declaren a estas organizaciones como terroristas, así como se reconoce al Hezbollah en Arabia Saudita o el ISIS en Siria. Ya es hora de que se detenga la acción criminal de estos colectivos en Venezuela antes de que sea demasiado tarde y estos grupos sigan sumando crímenes a su historial.
*Thomas Dangel es abogado, político venezolano en el exilio. Concejal 2013-2018 del estado Carabobo. Perseguido y apresado por la dictadura. @ThomasDangel