Por Ángel Manuel García Carmona
Cuando se busca enfatizar cuestiones de relevancia histórica de determinadas regiones españolas, conviene destacar el rol trascendental de Extremadura (ubicada en el suroeste español, haciendo frontera con Portugal).
La evangelización de las Américas y la difusión de la civilización occidental (caracterizada por un respeto a la libertad y la dignidad humana que debemos al cristianismo) deben mucho no solo a Cristóbal Colón y determinados misioneros.
Ejemplos de ello son personalidades como el metellinense Hernán Cortés, el serenense Pedro de Valdivia, los trujillanos Francisco Pizarro y Francisco de Orellana, el llerenense Pedro Cieza de León y la placentina Inés de Suárez. Influyeron en zonas como las actuales Chile, México y Perú.
El asunto es un motivo de orgullo (al cuadrado para quienes procedemos de esta parte de España), pero mejor nos sentiríamos si no tuviéramos que lamentar lo que a hispanoamericanos como los argentinos y los mexicanos no les sonaría “tanto a chino”.
La Junta de Extremadura (recordemos que el Estado español tiene cierta división-delegación del poder en 17 mini-Estados autonómicos que, con dos salvedades, solo tienen autonomía para gastar, pero no para ingresar) es una especie de entidad estatal fallida.
El yugo del socialismo -de corte socialdemócrata y keynesiano, combinado con ingeniería social a su vez-, garantizado por una institución que no deja de expandirse, es todo un lastre para la prosperidad de esta región, pese a su potencial agroganadero, gastronómico y turístico. Daremos más detalles a continuación.
Liderazgo como región económicamente reprimida
De acuerdo con el Ránking de Liberalización Regional (RLR) que, en el año 2015, elaboró el periodista económico Diego Sánchez de la Cruz, Extremadura está en el grupo de regiones con economías más intervenidas, junto a Castilla-La Mancha, Castilla y León , y Andalucía.
De hecho, sumando una considerable presión burocrática que incorpora regulaciones como la restricción de horarios comerciales, se da un pésimo nivel de competitividad fiscal -de acuerdo con el Índice Autonómico de Competitividad Fiscal (IACF) elaborado por la economista Cristina Berechet.
Esa misma fuente señala que el índice del Impuesto sobre la Renta ocupa el penúltimo puesto mientras que, en el caso de patrimonio, se ocupa el último. A su vez, en relación al Impuesto de Sucesiones, hay niveles muy altos, salvo en 2018, dada cierta insuficiente bonificación temporal para intentar “apaciguar protestas”.
Hablamos de una de las regiones más pobres de Europa
El RLR también señala que el grupo de regiones entre las que se encuentra Extremadura tiene la tasa de riesgo de pobreza más alta (aparte de un coeficiente de Gini de 33’3 puntos, que indicaría una mayor desigualdad económica con respecto a los demás grupos regionales). Mientras, el PIB per cápita no alcanza los 20 000 euros.
Si comparamos entre regiones (sin clasificar), a nivel comunitario (integrantes de la UERSS), observamos no solo que el también considerado como pulmón español tenga un PIB per cápita de los más bajos respecto a la media comunitaria, sino que sea considerablemente inferior al de algunas zonas del extinto Telón de Acero.
Lo mismo ocurre en relación a la tasa de desempleo (aparte de que, cuando hay alguna mejora, la variación porcentual no suele ser mejor con respecto al conjunto nacional). Así lo señalaba un informe realizado por El Club de los Viernes, que apreciaba que desde 2014, Estonia superaba considerablemente a nuestra región.
La sociología extremeña es bastante socialista
Los extremeños son, en líneas generales, quienes aportan una mayor contribución al hecho de que España sea uno de los países cuya sociedad adolezca más de esa “falsa inseguridad” que allana el camino a esos estatistas dispuestos a anular más aún a la sociedad, a afianzarse súbditos y súbditos.
Emprender en Extremadura, “paraíso funcionarial”, es una misión bastante complicada por culpa de las administraciones. Pero no pocos extremeños están satisfechos con la existente cultura de la subvención (dejando aparte el hecho de ser beneficiarios del Plan de Empleo Rural).
Prueba de ello es que llevemos más de tres décadas con gobiernos del PSOE (sumando mayoría absoluta en solitario o con formaciones comunistas como Izquierda Unida y PODEMOS). También ha abarcado mucho poder municipal (empero, Almendralejo, Cáceres, Badajoz y Plasencia son “más de derechas”).
Solo hubo una excepción de gobierno, en el año 2011, dado al batacazo del PSOE de Rodríguez Zapatero (su gestión al frente de la crisis económica de 2008 fue nefasta y desesperante). Por primera vez en la historia, el PP se convertía en la formación más votada, pudiendo gobernar gracias al desencuentro de IU con el PSOE.
No obstante, ese gabinete, liderado por José Antonio Monago fue toda una pérdida de tiempo. Pese a lo que no pocos extremeños no socialistas esperaban, nada distinto a mantener la hipertrofia administrativa, disparar la deuda y promover el abortismo y el homosexualismo ocurrió.
Encima, la “poca derecha” que existe en Extremadura es, por lo general, esnobista y/o acomplejada. No se tiende a la necesaria movilización para defender una sociedad más libre y fuerte, en un entorno de libre mercado, frente a un estatismo que nos arruina moral y económicamente.
La partitocracia no solucionará nada (eso sí, nos gobiernan reflejos sociológicos). Eso sí, mientras que no se reivindique en condiciones que se haga lo contrario, seguiremos bajo un mini-Estado fallido que fomenta la geriatría poblacional (invierno demográfico) y el éxodo juvenil de, al menos, 10 000 jóvenes.
Ángel Manuel García Carmona es socio fundador del Club de los Viernes.