Por: D´mar Córdoba Salamanca
En las últimas horas el Alto Comisionado de Paz Miguel Ceballos, salió ante los medios de comunicación a entregar una gran noticia sobre el avance en la lucha contra los cultivos de coca, que francamente no nos cuadra por elemental matemática.
Debo recordar que el Presidente Uribe al final de su mandato de ocho años, y con la ofensiva más grande en contra de los cultivos ilícitos, logró erradicar tanta coca como se pudo y solo quedaron 46 000 hectáreas sembradas.
Luego y ante la exigencia de los terroristas de las FARC, el expresidente Juan Manuel Santos ordenó suspender la fumigación aérea con Glifosato, al tiempo que desde la Corte Constitucional le ayudaron para que ese mecanismo se frenara, permitiendo el aumento de la coca en el país.
Claro, lo anterior con los servicios autorizados y conceptos del exministro de Salud Alejandro Gaviria que determinó que el tema de uso de Glifosato no era un debate “(…) académico o técnico” sino un debate “ético”, para concluir de cualquier manera que el Glifosato en su evidencia, no sé cuál, “(…) en su conjunto muestra que el principio activo Glifosato tiene un efecto adverso sobre la salud”.
El caso fue que a fin de cuentas, tanto las FARC, como el Ministro de Salud Gaviria y la Corte Constitucional prohibieron la fumigación con el herbicida más famoso en todo el mundo y el de mayor eficacia contra malezas. Sin uso de Glifosato en el mundo, se perderían 23 millones de toneladas de maíz y soya anualmente, según ha revelado la Universidad Purdue.
Lo único cierto que es que producto del narco-acuerdo con las FARC y luego de la exigencia de suspender las fumigaciones, en 2015 había en el país 96 000 hectáreas de coca, en 2016 se llegó a los 188 000, en 2017 a las 209 000, y bajó a 208 000 gracias al trabajo del gobierno del presidente Iván Duque, quien aumentó de 23 a 100 los grupos de erradicadores manuales, que se juegan la vida arrancando matas mejoradas biológicamente para producir enormes cantidades de droga.
Sobre la noticia donde nada nos cuadra, el doctor Ceballos expresó que en total se han logrado erradicar 98 200 hectáreas a través de tres programas que están siendo exitosos, aunque reveló que la resiembra es del 67 %, lo que me pone a pensar en que se está empleando la estrategia equivocada, porque eso sería como ir contra la corriente y pretender ganarle a la fuerza del agua con el poder de los brazos.
Según los datos revelados en una declaración en la Casa de Nariño, el primer programa que es el de la erradicación manual y que está a cargo del Ministerio de Defensa, ha logrado erradicar 83 142 hectáreas, pero con un costo enorme de vidas humanas; pues en el año tenemos la noticia de 14 hombres dedicados a este oficio muertos por efecto de las minas antipersona.
Pero lo que nos preocupa de estas cifras es que si la resiembra es del 67 % quedamos casi igual, pues a esas 208 000 hectáreas que hay hoy en Colombia, les restamos las 98 200 hectáreas de las que habla Ceballos, lo que nos da 110 000 hectáreas sembradas, pero debemos sumarle el 67% que es la resiembra y quedamos en 183 000; lo que significa una reducción real de 24 300 hectáreas, esto por el fenómeno de la resiembra.
En esta dinámica la otra cuenta que no nos cuadra, es que si en el país son 100 grupos de erradicadores, y cada grupo arranca dos hectáreas diarias, tendríamos que en 25 días cada grupo logra acabar con 50 hectáreas, lo que multiplicamos por 100 grupos de erradicadores y nos da 5 000 hectáreas al mes, y multiplicado por 12 meses nos da 60 000 hectáreas erradicadas, no 98 200 como lo dice el gobierno.
De acuerdo con Ceballos, esperan para el 2022 erradicar el 50 % de la coca que hay sembrada en el país, lo que solo sería posible si se acaba con la resiembra que supera el 50 % y usan mecanismos como la fumigación aérea con Glifosato.
Por ahora el gobierno del presidente Iván Duque está trabajando desde hace un año para cumplir con los requisitos que impuso la Corte Constitucional para volver con las fumigaciones, lo que hace necesario que acompañemos al Ejecutivo con argumentos y debates serios; lo demás es puro cuento y necesidad de las FARC de defender su millonario negocio.
D’mar Córdoba Salamanca es abogado especialista en Derecho Constitucional y Administrativo.