Por Ángel Monagas
Definir el término “diálogo” resulta fácil. La dificultad en Venezuela es establecer cuál diálogo estamos presenciando. El que recién acaba de producirse en la Casa Amarilla, no lo es. Las razones abundan. No hay intención de conversar, de establecer un proceso de comunicación entre las partes participantes, sino de obtener una ganancia. Llegar al mes de octubre con Maduro aún en el poder constituye un triunfo para el chavismo, mucho más cuando sabemos que culminará, con o sin este falso diálogo, el año 2019. Es decir, llegaremos al año 2021 de este sistema criminal (identificado como “revolución”) sin haber podido, quizá sin haber querido, terminarlo.
A Maduro, justo es reconocer, se le ha dado con todo. Muchos creíamos que el “guerrero” Trump nos quitaría este problema. No ha sido así. De todos modos, Maduro ha respondido proporcionalmente a los ataques recibidos a nivel interno.
La verdad sea dicha: esto de hace tres días no es un diálogo y tampoco lo fue el que hizo la MUD, G4 y el Frente Amplio durante unos cinco meses, por cierto, sin dar muchas explicaciones a la opinión sobre lo que se discutió y qué se logró. Guaidó presentó un pequeño informe sobre Caso Noruega-Oslo-Barbados luego de la acción sorpresiva que recibió el lunes 16 de septiembre.
No estamos peor, tampoco mejor. No vamos bien aunque si vamos, hacía dónde, sería difícil precisar. Elecciones habrá.
Maduro frente al espejo
El sistema criminal que gobierna a Venezuela habla consigo mismo. Los invitados no son tales, son actores de una obra, con un libreto y con un reparto. Cada papel está muy bien ensayado.
Antecedentes
Perdí la cuenta de los esfuerzos de diálogo anteriores. Ese mismo personaje, hoy enemigo público número de la Unidad MUD-G4-FA, Timoteo Zambrano, es el mismo que utilizaron antes. Él era el canciller de la internacional socialista. Era el hombre con mejores relaciones con el liderazgo internacional. Hoy los mismos que lo designaban, lo llaman “traidor” o “vendepatria”. ¿Dónde quedaron esas tertulias? En fin, es la dinámica política.
Curiosos escenarios
Desde hace unos meses he observado a la dirigencia que ostenta la representación opositora en la Asamblea Nacional visitar parroquias, hacer giras y múltiples actividades con el fin de recomponer, “engrasar” y construir la maquinaria política, en especial, la referida al área electoral. Recientemente vi un video de ese “zorro político” carabobeño Henry Ramos y lo advirtió a todos, palabras más, palabras menos “tenemos que estar preparados por si vienen elecciones (…) para que el gobierno no nos agarre desprevenidos”. Lógicamente, él se refería a unas elecciones libres y supervisadas, aunque extrañamente también dice “Nicolás, espérame un ratico, dame un año, dame un año y medio, dame dos años”. Es decir, él atribuye la convocatoria electoral a Maduro. ¿Será que en su gran conocimiento, Ramos Allup también es clarividente y dónde estaría dispuesto a participar? ¿Por qué no apeló a Guaidó o al presidente de la Junta de transición? A confesión de parte, relevo de pruebas.
Advierto, además, que no estoy juzgando la acción del viejo líder adeco. No me corresponde y reconozco su aventajada condición de sobreviviente político. Por algo será.
Las estrategias políticas tienen diferentes modos, tácticas. Todos sabemos que en política no siempre pasa lo que uno quiere, sino lo que tiene que pasar. Sabemos, además, que muchas veces otros hacen el trabajo que nosotros no podemos. “No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha”, afirma la frase extraída del evangelio de San Mateo, capítulo 6, versículo 3.
Antes de diciembre pudiera haber sorpresas.
Solo en Venezuela
Tenemos dos parlamentos: una Asamblea Nacional legítima y otra denominada Constituyente, que es un poder legislativo paralelo irrito. Del mismo modo, tenemos un TSJ dentro de Venezuela y otro en el exilio. Ahora, además, contamos con tres oposiciones: un bloque MUD-G4-FA, los radicales y resurgen los minoritarios, sin representatividad. Para algunos, tenemos dos presidentes, aunque solo uno es legítimo. Evidentemente, faltaba otro diálogo, mucho más cuando el gobierno de Noruega dice que el diálogo no ha muerto. Gerardo Blyde lo confirma y los mediadores acaban de asombrar sorprendidos con lo que hizo Maduro.
El único culpable de este paralelismo es el gobierno. Desde los tiempos de Chávez, cuando ellos perdían inventaban otra figura, que perdió un referendo e inmediatamente convocó otro. Perdía una gobernación, montaba otro, desembocando en lo que hoy se designa como “protector” (que es, en realidad, un destructor constitucional, y lo peor, es que la Carta Fundamental es de su autoría). No me quiero imaginar que habrían hecho si existiera la “moribunda”.
Informe de Transparencia sobre desvío de recursos en ayuda humanitaria
Al leer el informe de Transparencia sobre el caso de la ayuda humanitaria a Colombia y me cuesta distinguir entre unos y otros. Es decir, entre chavistas y opositores (por ejemplo, el sector de Voluntad Popular).
Al revisarlo, no se exonera de responsabilidad a nadie, como pretenden manipular algunos medios vinculados a Voluntad Popular o Acción Democrática. Solo admite la imposibilidad de establecer responsabilidad penal por el desorden en la entrega y el uso de los recursos asignados.
La respuesta de Guaidó no satisface. Queremos más contundencia de su parte, que castigue y corrija lo sucedido.
Resalta del informe:
“De la revisión del material entregado por Humberto Calderón Berti, Rossana Barrera Castillo y Kevin Rojas Peñaloza, de las publicaciones de prensa y entrevistas realizadas, se desprende que la denuncia efectuada en el medio digital Panam Post parte de una falsa premisa al atribuir competencias sobre el manejo de la ayuda humanitaria a dos personas que en realidad solo tenían a su cargo la asistencia de militares y policías que cruzaron la frontera, a partir del 23 de febrero de 2019. La ayuda humanitaria que llegó a Colombia está bajo resguardo del Gobierno de ese país”. La falsedad radica en que el dinero estaba bajo la tutela del Gobierno de Colombia, por eso es dinero público y no como indicó el gobierno interino de Venezuela. Tiene que ser la Fiscalía colombiana la que actúe.
“Barrera Castillo y Rojas Peñaloza dijeron que ellos rendían cuentas sobre sus actividades al jefe del despacho de la presidencia interina, Roberto Marrero, quien luego fue detenido, el 21 de marzo de 2019 por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), acusado de supuesta conspiración y a la fecha permanece detenido. Sobre la falta de información que manifestó Calderón Berti, aseguraron que trataron de coordinar acciones y que viajaron el 4 de marzo de 2019 a Bogotá para reunirse con él, pero no fueron recibidos. Al respecto Kevin Rojas Peñaloza dijo que solo pudo hablar por teléfono con el embajador tres o cuatro veces: ‘Intentamos canalizar con la embajada de Venezuela pero no fue posible’. Barrera Castillo, sobre este punto, señaló: ‘era muy complicado que nos atendiera. Estuvimos esperando un mes y medio para entregarle el informe, que al final no recibió'”.
En varias partes, el informe menciona gastos excesivos, sin control, o un mecanismo que muestre en que se gastó el dinero, por ello al final piden un órgano contralor. El propio embajador Calderón habla de los gastos excesivos, de correos falsos, de desvíos, y en la recomendación final señalan que “estos hallazgos revelan que no respetar los mínimos requerimientos de transparencia en la administración de recursos públicos incrementa el riesgo de cometer los mismos errores en otros casos, con consecuencias negativas sobre el patrimonio de la nación que afectan a los ciudadanos, violando sus derechos a mediano y largo plazo”.
“Estas consideraciones se plantean a la espera de los resultados de las investigaciones que adelanta la Fiscalía General de Colombia, que es el órgano competente para esclarecer y suministrar información verificada sobre estos hechos ocurridos en su territorio (cantidad de policías y militares atendidos cada semana, hoteles en los que se hospedaron, así como detalles de otros gastos) y establecer las posibles responsabilidades de acuerdo a la legislación de ese país”.
La investigación de Transparencia no es un informe final, ni siquiera es un recaudo con visos jurídicos para actuar.
Vender un resultado distinto al del onforme en cuestión solo busca favorecer la corrupción y amedrentar a los denunciantes.
¿Qué quiere el pueblo?
El venezolano común no presta ninguna atención a los shows de los políticos. No es “antipolitica”, el problema es que no tiene tiempo de ocuparse de otra cosa que no sea su subsistencia. Un pequeño sector de la clase media asiste a las débiles movilizaciones de uno y otro bando.
La crisis, el hambre y la necesidad son terribles. Los líderes perdieron la empatía y no hay que ser brujo para entenderlo.
Por ejemplo, un zuliano común y corriente agradecería a quien fuera (aun hasta a los culpables) si se terminara la crisis eléctrica que aniquiló la paz y la vida de una región. Igual un margariteño con los servicios de agua, o si volviera el turismo.
El hambre es el enemigo. La supervivencia es la meta diaria. Debo trabajar e inventar para atender a mi familia y sus necesidades, converso con ellos y con los ruidos de mis intestinos a la hora pico.
Hemos llegado al colmo de agradecer cuando tenemos agua, electricidad e internet. Comer tres veces es una proeza para muy pocos. Cuando eso ocurre, nos sentimos “enchufados”.
Todos hemos sufrido por la separación de la familia. Los pisos de nuestros barrios y sectores populares están llenos de lágrimas de padres, madres e hijos por la distancia con nuestros seres queridos en Colombia, Perú, Chile, Ecuador, Estados Unidos o España, por mencionar algunos destinos.
Esta tragedia parece imposible de resolver. “Aquí nada cambiará”, dicen nuestros viejos en barrios olvidados, solos, pues la juventud emprendió la huida.
La oposición primero debe hacer un diálogo interno entre sus tres factores: MUD-G4-FA, Radicales y los minoritarios, sin que nadie se pretenda erigir como dueño de la verdad y la popularidad.
El enemigo es mortal, pero también tiene divisiones y pleitos. Su ventaja son las armas y el control interno.
Trump no invadirá, Maduro no renunciará: la única elección que vendrá son las parlamentarias, la comunidad internacional seguirá paseando de discurso en discurso.
¿Qué hacemos? Guaidó, según Stalin González, logró su objetivo: será el candidato. Lo reconocen más de 50 naciones ciertamente. Ahora, su drama diario, querido lector, ¿ha mejorado en estos casi diez meses?
Ángel Monagas es abogado y comunicador venezolano.