Por Julia Correa Nuttin:
Antes de ser decretado por el Gobierno Nacional el segundo ciclo de aislamiento preventivo, me llamó la atención la afirmación que realizó espontáneamente en entrevista en el Podcast de Caracol Radio, ABC del Coronavirus, la doctora Nathalia González Jaramillo, médica, epidemióloga e investigadora del Instituto de Medicina Social y Preventiva de la Universidad de Berna, Suiza, quien con tono de orgullo señaló:
(…) “no me esperaba yo la respuesta tan rápida y contundente que tuvo Colombia en esta crisis, para mí fue un asombro positivo, porque cuando España tomó las medidas fue casi al mismo tiempo de Colombia, la cuarentena general en España fue casi al mismo tiempo, la diferencia es que nosotros en Colombia teníamos muy pocos casos mientras que en España ya tenían 5.235 casos, y ahí concuerdan también todos los modelos: cuando las medidas se toman rápido, las medidas funcionan muy bien; cuando los países se demoran en tomar decisiones de aislamiento social y cuarentena estrictos, la infección se les sale de las manos y eso es lo que estamos viendo hoy en esos países que se demoraron; de modo que, a mí como colombiana en el exterior me encanta ver que en Colombia la respuesta fue rápida.”
Era la opinión de una médica y científica que daba cuenta de las medidas oportunas de Colombia para afrontar la amenaza del coronavirus y del nivel de responsabilidad que conllevan las decisiones del Gobierno Nacional, en una situación sin antecedentes en la historia reciente, en la que está en juego el derecho fundamental a la vida.
Y es que la emergencia nacional que generó la pandemia conllevó una visibilidad extraordinaria para el Presidente Duque. Digo extraordinaria porque durante su Gobierno hemos apreciado que no es un hombre cuya prioridad sean las cámaras y el protagonismo, salvo por la exposición pública que, por supuesto, conlleva ser el Presidente de la República. Una actitud que refleja una sencillez explicable quizás por sus ancestros antioqueños, quienes nos enseñaron que el trabajo con dedicación y ahínco arroja buenos frutos que son visibles por sí mismos y no por vanidades particulares.
Hemos observado en sus alocuciones televisadas su inocultable cansancio y profunda preocupación y cómo los ha vencido con pujanza y determinación por lograr su objetivo: proteger la vida de todos los colombianos; ello, se ha reflejado tanto en sus decisiones en temas de salud pública como en aquellas que buscan promover la reactivación de la economía nacional; un equilibrio que gracias a la articulación que se ha logrado entre Estado, empresa privada y organizaciones sociales ha contribuido a solventar las dificultades comunes por estos días en todo el planeta.
Duque está dotado de una cualidad escasa en el ámbito público: la serenidad, que conserva incluso ante los ímpetus de protagonismo y competitividad (en medio de una emergencia de salud pública) de algunos mandatarios locales. Un líder ecuánime y sensato, que ha priorizado las políticas sociales y las ayudas humanitarias con programas públicos adoptados con una agilidad sin antecedentes; que mediante el diálogo continuo con los colombianos, ha combatido la incertidumbre con una bocanada de tranquilidad, gracias a su dominio de los temas, a la inclusión en su equipo de expertos epidemiólogos e infectólogos que lo asesoran de manera permanente y a su articulación con un equipo de ministros y de profesionales que han trabajado sin descanso.
Un dirigente que sin temor a equivocarme, representa una nueva visión para gobernar; aquella que prioriza la calidad humana, los equipos sobre los individuos, que incentiva las soluciones públicas creativas y emprendedoras, en fin, un modelo de gobernar que representa a una generación que entiende el poder político no como un fin en sí mismo, sino como un medio exclusivo para servir a otros.
Julia Correa Nuttin es Abogada en una firma inmobiliaria. Especialista en derecho de los negocios.