
Por: Luis Gallardo
Hace unos pocos días la Armada de Chile, a través de su centro de estudios meteorológicos, advertía a los habitantes del Bio-bio y Ñuble la posibilidad de una nueva jornada de tornados -que en su momento fuera inédita, tras el primero ocurrido en la comuna de Los Ángeles, y luego repitiera en Concepción-, señalando sin embargo que no podía dar certeza de que ocurrieran o no: no poseen la tecnología para pronosticarlo fehacientemente.
Desde esta analogía es posible extrapolar una tendencia nacional: la preparación se acerca
únicamente al día a día, y no a la prevención del porvenir, en muchos ámbitos. Esto es lo que ocurre habitualmente en la política, y ha generado tantas turbulencias.
Hace semanas veíamos como la oposición, airosa, señalaba con gran confianza el triunfo del diputado Silber y la diputada Cariola en la mesa de la corporación, y finalmente las cosas no fueron así. Otros, por su parte, confiaron en la destitución del presidente o la exministra Cubillos, y la cosa no fue así.
En tiempos de tornados, sin la “tecnología de pronóstico”, nada es cierto. Y es allí donde
muchos han fallado, confiando -o temiendo, según sea el sector- en las premisas que, tal cual un tornado en el aire, pueden formarse y destruir, o no hacerlo y mantener la calma de nuestros cielos.
Hoy, vivimos sin dudas un tiempo de tornados, augurado por reuniones políticas de la
oposición con líderes extranjeros, auspiciados por el famoso “Grupo de Puebla”, o con la simple negativa a legislar de parte de muchos ellos. Sin embargo, aún con esta difícil situación, la formación del ciclón es reversible: demostrar cuales son las prioridades de Chile.
No vivimos un tiempo para rencillas, ni mucho menos para la imposición de ideologías. Vivimos un momento que requiere de, ante todo, unidad y servicio. Pareciera ser que, quienes auspician el tornado, han olvidado lo esencial: aportar al bien de Chile.
Si continuamos valorando como común, conductas tan inaceptables en momentos como este, acabaremos en uno de los conceptos contemporáneos más temidos: la normalización. ¿Estamos en el camino para que no se logre? La evidencia ya nombrada responde que no, y nos da un enorme llamado de atención: no podemos seguir así.
Por otro lado, no podemos negar que se han generado innumerables grupos para contener
estos desvíos, llamar la atención y así llamar la atención contra las malas prácticas, ¿cuál es su verdadero peso, sino la unidad? Solo este último concepto podrá refrendar una lucha histórica, acallada y sin embargo trascendental. “Es hermosa y múltiple la tarea que tenemos por delante” dijo el expresidente Aylwin ante un estadio nacional repleto con un Chile expectante.
Hoy Chile nuevamente está ilusionado con un inédito camino, que estoy seguro, sabremos construir. Quienes viven cómodos, incluso reuniéndose por Zoom con el extranjero, criticando y no aportando, deben replantear sus prioridades y poner al país en primer lugar.
Luis Gallardo, es estudiante de medicina y miembro de Juntos por Chile.