
Por: Juan Felipe Vélez
Tras siete años de espera desde el comienzo de su proceso en 2013, el 28 de abril de este año Colombia entra formalmente a la Organización para la Cooperación y Desarrollo (OCDE). La entrada del país se da en un panorama de incertidumbre económica, en un mundo azotado por el COVID-19.
La OCDE está compuesta por 37 Estados, entre ellos Estados Unidos, México, Chile, Japón, Corea, Canadá, Australia y 26 miembros de la comunidad Europea, es un organización cuyo objetivo es coordinar políticas económicas y sociales, en un marco de buenas prácticas entre sus miembros. La OCDE fue fundada en 1961 como sucesora de la Organización Europea para la Cooperación Económica.
Según el comunicado oficial “Colombia completó los procedimientos internos de ratificación de la Convención de la OCDE y depositó su instrumento de adhesión. Esto concluye exitosamente el proceso de adhesión que inició en 2013″.
El profesor de la faculta de Economía y Finanzas de la Universidad EAFIT, Jesus Botero, en una entrevista nos comentó sobre la conveniencia de estar en la OCDE en una coyuntura como la actual:
“De alguna manera es un club de buenas prácticas, que le da un referente claro a las políticas del país, y lo obliga a comportarse de forma responsable al juntarse con nuevos partners que tienen una historia de buenas políticas sociales y económicas”.
Entre los partnes a los que se refiere el profesor hay países con políticas fiscales y sociales tan distintas como lo son Estados Unidos, Irlanda, Japón o Finlandia, el profesor añadió:
“Además, impone disciplina, parte del éxito del gobierno es tener reglas claras, y estrictas. En estos tiempos de incertidumbre, es mejor estar en la OCDE que afuera. Pues nos incluye en un club de países que, si bien tienen la disposición de aplicar políticas económicas heterodoxas, se hacen con un rigor técnico y respetando principios básicos de economía y buen gobierno.
De alguna manera los estándares de manejo de política que pueden estar imponiéndose en estas organizaciones, son convenientes como un marco de referencia para que uno evalué sus acciones a futuro. Tienen buenos sistemas de información, tienen muy buen seguimiento de sistemas de salud y práctica que convienen al país”.
Ante la conveniencia de asumir los compromisos de la OCDE al tiempo que lidiar con la pandemia, frente a los acreedores del país, y evitar una posible fuga de capitales el profesor manifestó qué:
“Ante el panorama actual a un país como Colombia no le conviene ir de llanero solitario. Reputacionalmente es mejor estar en la OCDE que afuera. Los mercados financieros pueden reaccionar de forma más benevolente, puesto que en países de poca productividad como el nuestro pueden verse afectados por la salida de flujos de capital. En un panorama de tan poca certeza donde las oportunidades de inversión son pocas, póngase usted en el papel de un inversionista en New York a la cabeza de un fondo de capital de riesgo ¿Dónde va a preferir invertir, o al menos mantener sus inversiones, en un país latinoamericano en desarrollo, o en un miembro de la OCDE? Es mejor que los mercados internacionales nos perciban como un país con políticas heterodoxosas sensatas, que ser visto como alguien que aplique políticas heterodoxas del desespero”.
Juan Felipe Vélez es economista, Mc, escritor y liberal.