Hugo Sánchez
San Salvador, 20 mar (EFE).- El presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, dio un golpe de timón para rescatar al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) del hundimiento electoral en 2019, pero su esfuerzo tímido se concentró en bajar perfil a viejos funcionarios y separar a uno salpicado por un escándalo de recámara.
Sánchez Cerén dio la impresión, en al menos dos intervenciones ante la prensa la semana pasada, de que su Gobierno se preparaba para un cambio radical en su gestión en un intento “in extremis” de levantar su popularidad y del FMLN tras la derrota electoral del 4 de marzo ante la derecha.
“Nosotros reconocemos que la población ha sido testigo de que hemos sido deficientes en la ejecución de algunos programas, de algunos planes”, dijo a periodistas Sánchez Cerén el 13 de marzo, cuyas palabras significaron una ruptura del discurso oficial de destacar “logros”, al que tiene acostumbrado al país.
Ante este “mea culpa”, la población esperaba un cambio drástico, incluso un distanciamiento entre el Ejecutivo y el FMLN, que parecen ser la misma cosa, pero el giro en el Gobierno se redujo a lo que los salvadoreños llaman una “rueda de caballitos”.
A primera vista, lo que más destaca de los cambios en el Gabinete es la sustitución de la titularidad del Ministerio de Hacienda que de manos de Carlos Cáceres, uno de los ministros con más tiempo en las administraciones de la izquierda, pasó a manos del joven Nelson Fuentes.
De igual forma, el Ministerio de Economía, administrado desde 2010 por el exdirigente empresarial Tharsis Salomón López, fue entregado a la viceministra del ramo Luz Estrella Rodríguez, la principal negociadora del Tratado de Libre Comercio con Corea del Sur por El Salvador y militante del “ala dura” del FMLN.
Tanto Cáceres, quien según la prensa es parte de un movimiento de empresarios independientes que apoyaron al FMLN para llegar al poder en 2009, como López, no se despidieron de la burocracia, puesto que el primero pasó al servicio exterior y el segundo fue nombrado como comisionado para la Inversión Privada de la Presidencia.
Otra de las “bajas” más llamativas es la de Eugenio Chicas, quien se apartó como secretario de Comunicaciones y portavoz gubernamental para dejar el puesto a Roberto Lorenzana, exdiputado del FMLN y quien se desempeñaba como secretario técnico de la Presidencia.
Chicas venía de enfrentar un desgaste en su imagen, tradicionalmente conciliadora, tras un escándalo originado por el saliente alcalde de San Salvador, Nayib Bukele, quien lo acusó de sostener “relaciones con su hija de crianza” menor de edad y de casarse con ella para “evitar la cárcel”.
Tras estas declaraciones, en octubre de 2017, Chicas demandó a Bukele, expulsado del FMLN por supuestamente agredir a una colega y criticar a la cúpula del partido, por 100.000 dólares, pero tras el incidente, su presencia ante la prensa se fue diluyendo.
“Con los cambios que voy a implementar pretendo un estilo de gobierno más ejecutivo y efectivo, de mejores resultados, que vaya al encuentro del sentimiento ciudadano de una mejor calidad en la administración pública”, dijo este lunes Sánchez Cerén al anunciar las rotaciones.
El mensaje de “cambio” quedó corto y poco claro en la breve comparecencia del jefe de Estado, pero la postura contra la crítica interna en el Gobierno y el partido quedó patente con la destitución de Héctor Rodríguez de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME).
Rodríguez había anunciado en sus redes sociales su salida de la DGME por “falta de tolerancia en los dueños del FMLN y falta de carácter del señor presidente”, supuestamente por la publicación de una carta a la cúpula del partido oficial tras la derrota electoral en la que pedía la elección de nuevos líderes en la formación.
“Trabajaremos por asegurar mejor calidad de servicios públicos, mayor inversión pública y privada, nos empeñamos por mayor tranquilidad familiar con una mejor seguridad pública”, apuntó Sánchez Cerén, quien no tocó a sus altos funcionarios de Seguridad, pese a las constantes críticas que reciben de la población.
Tampoco removió a funcionarios que se han ganado titulares en la prensa local por supuestamente negociar con las pandillas, por señalamientos de acoso sexual, nepotismo o vinculados con escándalos internacionales de corrupción.
En las pasadas elecciones salió fortalecida la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que se prepara para las primarias del 22 de abril para escoger a su candidato presidencial para 2019 entre 3 empresarios.
El FMLN solo tiene un precandidato ungido por la cúpula, el exministro de Obras Públicas Gersón Martínez y sin la aparente disposición de abrirse a que otros miembros, incluso el vicepresidente, Óscar Ortiz, se apunte a la justa.