Carmen Jiménez
Santo Domingo, 15 feb (EFE). – Haití, el país más pobre de América y que vive actualmente una grave crisis económica, nuevamente es escenario de violentas protestas que esta vez buscan la salida del poder del presidente Jovenel Moise, quien hasta ahora cuenta con el apoyo de la comunidad internacional.
Desde el jueves de la pasada semana, Haití se ha visto sacudida por saqueos y protestas, que han dejado al menos nueve muertos, y que tienen su raíz en la grave crisis económica, en la corrupción, y la inseguridad.
El inicio de las protestas coincidió con el segundo aniversario de la llegada al poder de Jovenel Moise, un empresario de 50 años, del Partido Haitiano Tet Kale (PHTK), y con el 33 aniversario de la caída del régimen dictatorial de Jean-Claude Duvalier.
Después de la multitudinaria protesta del jueves pasado, la capital haitiana lleva nueve días paralizada, con las escuelas y los bancos cerrados, así como los negocios y las estaciones de combustible, mientras que los hospitales ya enfrentan problemas por los bloqueos de carreteras y la falta de medicinas.
Con casi el 60 % de la población viviendo bajo la línea de la pobreza (2,41 dólares al día) y más del 24 % por debajo de la pobreza extrema (1,23 dólares al día), según cifras del Banco Mundial, y una inflación galopante que afecta a los productos de primera necesidad por la devaluación del gourde, la moneda oficial, la ira de los manifestantes se dirige contra Moise a quien responsabilizan de la grave crisis económica.
En opinión de los analistas, Moise no ha respondido a las expectativas y una parte importante de la población considera que su gestión ha sido un fiasco.
La mancha de Petrocaribe
A ello se suma la indignación popular por el escándalo de la presunta malversación millonaria de fondos del programa Petrocaribe, a través del cual Venezuela suministra petróleo a este país a precios blandos.
Una auditoría presentada a inicios de febrero por el Tribunal de Cuentas reveló irregularidades entre 2008 y 2016 en este programa, e involucró a 15 exministros y actuales funcionarios en este caso, así como a una empresa que dirigía Moise antes de llegar a la Presidencia.
Desde agosto del año pasado se han multiplicado las protestas en Haití para exigir justicia en este caso, sin que, hasta ahora, y pese a las promesas del Gobierno de “arrojar luz”, nadie haya sido procesado.
En declaraciones a Efe, el ex cónsul haitiano en la República Dominicana, Edwin Paraison, señaló que la “corrupción ha hecho que la desconfianza se extienda hacia toda la clase dirigente”, y apuntó que una gran parte de la población entiende que hay una diferencia abismal entre las condiciones de vida de los dirigentes y las masas populares.
“Tenemos que hacer esfuerzos por tender puentes entre los distintos grupos sociales porque lo que hay actualmente es un abismo, y ese abismo ha provocado una ira social”, añadió.
Después de varios días de silencio, Moise volvió a llamar este jueves al dialogo, que rechazan los sectores más radicales de la oposición agrupados en el Sector Democrático y Popular, que exigen su renuncia.
Moise respondió a la oposición asegurando que no dejará el país “en manos de bandas armadas y narcotraficantes”, que quieren utilizar la empobrecida nación para sus intereses personales.
El presidente haitiano también rechazó la idea de un “Gobierno de transición” respaldada por algunos sectores opositores, al considerar que en el pasado estos Gobiernos de transición han causado mucho daño al país.
Con estas posturas tan alejadas, el panorama que se cierne sobre Haití, un país que tiene una larga historia de golpes sangrientos e inestabilidad política, es incierto.
Mientras tanto, la comunidad internacional solo ha hecho hasta ahora un único pronunciamiento el domingo pasado a través del Core Group, integrado por el representante especial adjunto del secretario general de las Naciones Unidas, los embajadores de Alemania, Brasil, Canadá, España, EE.UU., Francia, la Unión Europea y el representante especial de la OEA, en el que llamó también al diálogo para buscar una solución a la crisis política y económica.
En las redes sociales, se multiplican en las últimas horas los mensajes de ciudadanos que cuestionan la indiferencia de la comunidad internacional hacia Haití.
Muchos se preguntan si está falta de atención se debe al hecho de que Haití, a diferencia de Venezuela, no tiene petróleo, solo pobreza.
Chile pide atención
El Gobierno de Chile espera que los países de la región “presten atención” de lo que está ocurriendo en Haití.
“Estamos consultando a otras Cancillerías de la región porque queremos que se preste atención a lo que está ocurriendo en Haití. Desde luego nos preocupa enormemente”, enfatizó este jueves el canciller Roberto Ampuero.
Ampuero señaló que lo que Chile está planteando ahora es su preocupación por la situación que ocurre en Haití y también expresó que se están “haciendo votos y desplegando algunos esfuerzos para que vuelva a restablecerse el orden y la tranquilidad en ese país”.
El ministro de Relaciones Exteriores anticipó que el Ejecutivo está en estrecho contacto con sus consulados y su embajada en ese país caribeño con el fin de saber la situación de los chilenos que viven en Haití, “que son alrededor de 50 o 60”, precisó.
“Fundamentalmente son personas jóvenes que están prestando servicios de ayuda humanitaria, social a través de Organizaciones No Gubernamentales. Estamos en contacto con ellos como corresponde a través de nuestro consulado e informándonos de su situación”, concluyó.
Haití entró este jueves a su octavo día consecutivo de paralización y protestas en reclamo de la renuncia del presidente Moise, situación que está provocando pérdidas millonarias en diferentes sectores.
Statement by the Chairman of CARICOM on the Violent Protests in Haiti @caricomorg https://t.co/U1Zly5WvLf#caricom #Haiti #CARICOMChairman
— Caribbean Community (CARICOM) (@CARICOMorg) February 13, 2019