Por Wilder Pérez R.
Managua, 3 abr (EFE).- La solidaridad ha aflorado en calles y mercados de Nicaragua en medio de la crisis causada por la COVID-19. Jabones, mascarillas, alcohol en gel, y hasta viajes en autobús gratuitos, son ofrecidos por algunos ciudadanos para prevenir o mitigar el impacto de la pandemia.
“Su vida interesa, tome jabón si lo necesita”, “Mascarillas gratis, tomá 1, recordá que todos necesitamos”, se lee en hojas de papel pegadas en las paredes exteriores de algunos establecimientos comerciales o ventas de verduras, para el provecho de los visitantes.
Según los datos oficiales, Nicaragua apenas ha sido afectada por el coronavirus SARS-CoV-2, ya que el Gobierno solamente reporta 5 casos confirmados, “todos importados”, incluyendo un muerto y uno ya curado. No obstante, los nicaragüenses parecen desconfiar de los mismos, dada la información escasa y datos contradictorios brindados por las autoridades.
Eso ha hecho que algunos ciudadanos hayan optado por contribuir de manera personal en la lucha contra la propagación de la COVID-19, con las más variadas formas de solidaridad.
Hay quienes ataron con cinta adhesiva un recipiente lleno de alcohol en gel en un poste junto a la calle, para que sea aprovechado por los caminantes, otro dispuso lavamanos improvisados, con agua y jabón, para que la gente se lave las manos al pasar por la acera.
Imaginación
Esta semana, junto a una vía transitada de Managua, un poste de energía eléctrica apareció cargado con jabones de tocador en sus paquetes, y un letrero que invitaba a tomarlos para evitar la COVID-19.
En una terminal de autobuses, los dueños de uno que cubre la ruta Managua-León, de 97 kilómetros de distancia, han ofrecido no cobrar el pasaje en su último recorrido de cada día, en solidaridad con las personas que han perdido su empleo en medio de la pandemia.
Las acciones han despertado admiración en Nicaragua, segundo país más pobre de América Latina, donde un jabón es más caro que el desayuno de muchas personas, un litro de alcohol en gel cuesta la “pequeña fortuna” de 5,5 dólares en ofertas especiales, y una mascarilla quirúrgica común puede llegar a costar 10 dólares cuando antes de la pandemia su precio no llegaba a un dólar.
“Es esperanzador, la mayor parte de las medidas son iniciativas propias de los ciudadanos”, dijo a Efe el líder estudiantil Max Jerez, miembro de un grupo de jóvenes que sale a las calles a regalar paquetes sanitarios para enfrentar la pandemia.
Cada paquete que los jóvenes regalan incluye una botella de alcohol en gel, una o dos mascarillas, acetaminofén, medicamentos, y un manual de acciones sobre cómo prevenir el COVID-19.
Ayuda económica
El costo de cada paquete puede superar los 10 o los 20 dólares, prohibitivo para algunas las personas que han perdido su empleo en medio de la pandemia, o que están sin una plaza de trabajo desde el estallido de la crisis sociopolítica que tiene al país en recesión económica desde 2018.
Jerez señaló que la repartición de paquetes del sector estudiantil se debe a que la pandemia “también es un impacto económico, porque esto no solo es una crisis sanitaria”.
Sin embargo la solidaridad no siempre se puede realizar con libertad en Nicaragua. El líder estudiantil señaló que los jóvenes deben actuar con rapidez y sigilo al repartir los paquetes sanitarios, para no ser capturados por la Policía.
“Se tiene que hacer igual que con los piquetes express (protestas efímeras), nos aseguramos que no haya policías y entregamos los kits rápido, para evitar arrestos, porque el Gobierno no permite nada de esto”, sostuvo Jerez.
El régimen del presidente Daniel Ortega hasta ahora se ha limitado a vigilar y monitorear la propagación del coronavirus, además de recomendar el lavado de manos, pero no ha tomado medidas de prevención social, con el argumento de que no es necesario, aunque esto contradice las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Rebeldía
La falta de acciones de Ortega ha provocado una especie de “rebeldía sanitaria”, ya que parte de los nicaragüenses ha decidido hacer lo contrario a la orientación gubernamental de seguir con su vida normal, pues toman sus propias medidas de prevención, como el distanciamiento social, el uso de mascarillas, o no enviar a sus hijos a clases.
En algunos centros de comercio hay personas dedicadas a ofrecer desinfectantes para las manos en la entrada, diversas empresas enviaron a sus empleados a trabajar desde casa, y otras decidieron otorgar vacaciones.
Miembros del Comité Científico Multidisciplinario, integrado por médicos y otros expertos, han indicado que las acciones individuales de sanidad y la solidaridad mostrada, podrían mitigar en parte el impacto del coronavirus SARS-CoV-2 en Nicaragua.
El Gobierno sostiene que el COVID-19 no se ha propagado en Nicaragua gracias a su estrategia, misma que hasta ahora las autoridades se niegan a hacer pública.
Mientras, la solidaridad en Nicaragua aumenta con los mismos criterios con que lo hace el coronavirus en el mundo: sin distinguir clases sociales, partidos políticos, raza, religión, sexo ni edad.