Caracas, 10 ago (EFE).- Como un rey Midas de la polémica, todo lo que cae en manos del chavismo es sujeto de enconadas discusiones. Así ha sucedido con el premio Rómulo Gallegos. Ganarlo suponía para un autor inscribirse en el Olimpo de la literatura latinoamericana. Ahora, la tiranía venezolana trata de sacarle crédito político y muchos escritores lo ven secuestrado para amparar una dictadura.
Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Roberto Bolaño o Elena Poniatowska ganaron el premio que lleva el nombre del escritor más relevante de Venezuela, un galardón teñido con frecuencia de la misma política que apasionó al autor de “Doña Bárbara” y en un país donde las librerías no han tenido históricamente un gran acomodo de autores locales.
En 2020, cuando la literatura venezolana ha crecido hasta alcanzar sus más altas cotas de éxito gracias a autores como Rodrigo Blanco Calderón, Karina Sainz Borgo, Héctor Torres o Alberto Barrera Tyszka, entre otros, el prestigio del premio cae de la mano de la tiranía venezolana.
“PARTICIPAR ES LEGITIMAR”
“El premio Rómulo Gallegos está convocado por quienes controlan hoy día el Estado venezolano (…) desconocidos por las principales potencias y países de las democracias occidentales. Al ellos (los autores) participar y aceptar la convocatoria, es lo mismo del Rómulo Gallegos o de una entrega de gallinas, en el marco de una dictadura son actos totalmente iguales porque son actos proselitistas”, explica Rodrigo Blanco Calderón a Efe.
El escritor venezolano, ganador del III Bienal de Novela Mario Vargas Llosa y uno de los jóvenes con más proyección literaria en América Latina, considera que participar supone también “reconocer la capacidad organizativa y de representación del chavismo como Estado venezolano”.
“Es un acto de falta de ética, ¿quién financia el premio, de dónde sale se dinero? De un Estado forajido que tiene sanciones internacionales y cuyo movimiento de dinero va ser rastreado a donde sea que vaya. (…) Está (el ganador) en términos prácticos estableciendo una negociación con un grupo de narcoterroristas”, sostiene el autor de “The Night”.
Además, Rodrigo Blanco Calderón recuerda que el premio se dejó de convocar hace un lustro y su regreso busca hacer creer que “todo lo que ha pasado en estos cinco años fue un paréntesis”.
Sin embargo, subraya que en ese lapso de tiempo se produjeron “masacres” contra las manifestaciones de 2014 y 2017, “sanciones internacionales, el éxodo masivo de venezolanos” o un informe de la Oficina de Naciones Unidas de Derechos Humanos que dirige Michelle Bachelet.
Ese reporte aseguraba que el tirano Nicolás Maduro y sus instituciones han puesto en marcha una estrategia “orientada a neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición política y a quienes critican” con detenciones arbitrarias, malos tratos y torturas, entre otros asuntos.
“(Al acudir al premio) están diciendo que una especie de normalidad ha regresado a Venezuela”, asegura Rodrigo Blanco Calderón.
UNA ELECCIÓN POCO CASUAL
Para el escritor venezolano de 39 años, la elección de ganadores también ha estado influenciada por la tiranía, pues desde Isaac Rosa (2005) “hasta el presente han sabido escoger a escritores que les hacen propaganda al régimen” o a “escritores que nunca van a resultar incómodos o hacer algún tipo de declaración” en contra.
Por eso, considera que no es un premio con un carácter estrictamente literario: “Eso es una mentira, no sé si deliberada o autoengaño que utilizan estos escritores para poder participar en un premio y embolsillarse 100.000 dólares que en este caso provienen de una estructura conectada por el narcotráfico”.
“(Lo hacen) bajo el paraguas de una visión angelical de la literatura y la cultura, como si esta no tuviera que ver con la política, tratan de restarle importancia a lo que sucede en Venezuela, tratan de restarle importancia a las críticas y a las condenas internacionales”, sentenció el escritor venezolano.