EnglishHace una semana, Honduras veía como un nuevo panorama político se abría. Luego de tres décadas, la reelección presidencial es ahora un hecho; gracias un medio poco ortodoxo, con más tintes políticos que jurídicos, llegó a su culminación un proceso que llevaba ya 4 años. Acción tras acción, era de todos sabido que el fin era erradicar uno de los más grandes tabúes de la sociedad hondureña.
Hoy, la decisión de la Sala de lo Constitucional ha sido legitimada por los partidos políticos que se rasgaban las vestiduras clamando “justicia”, ya que no han demorado en crear movimientos que apoyen la reelección de los caciques de estas instituciones políticas, dando a todas luces la razón al expresidente Rafael Leonardo Callejas, quien interpuso uno de los recursos contra el artículo 239 de la Constitución que prosperaron en la Corte Suprema de Justicia.
Los primeros días, como suele suceder en Honduras, la indignación era grande en la sociedad, y entre los partidos políticos que se autodenominan “de oposición”. Pero, como suele suceder, ese arranque de patriotismo fue efímero, duró lo mismo que cualquier chisme barato que solo entretiene a los más distraídos; en unas pocas semanas, la reelección presidencial será aceptada con complicidad y apatía por una sociedad civil acomodada y unos partidos políticos que tienen el único interés del poder, y cuya única preocupación es llegar a alcanzar la primera magistratura del país, sin importarles mucho en realidad lo que se haya hecho por el país, sino que haya sido hecho por el Gobierno de turno.
Te pareces tanto a mí
Y es que al final, la oposición hondureña se parece cada día mas a su peor pesadilla: el oficialismo. Un ejemplo es el expresidente Manuel Zelaya, quien llevó a Honduras al barranco por un capricho parecido —mas no igual—, en el que no solo se proponía la reelección, sino acabar con todo el Estado para implantar una Asamblea Nacional Constituyente, usando, como todos, al tan llevado y traído “pueblo”.
Ahora, Zelaya, convertido en el líder de un partido político, ha usado muy hábilmente la situación para lavar su imagen, y condenar, una y mil veces más, los hechos de hace 6 años, pero que la memoria histórica y sensata no olvida porque sería un auténtico hecho de traición a los principios de libertad.
Por otro lado, el otrora glorioso Partido Liberal, en un visible quiebre de su estructura, ha lanzado un “globo-sonda” al pedir la reelección del influyente Carlos Flores Facussé, quien no se lanzará al ruedo político sin antes poder visualizar qué probabilidades tiene de ganar el objetivo, pero el solo hecho de proponer su reelección es una muestra clara de que su interés es simplemente el poder, no hacer que se respete el imperio de la ley, ya que ellos mismos se suman al abuso. Es bien irónico que lo que tanto criticaron hace unas semanas del expresidente Callejas, ahora lo hacen ellos también, pasando a ser objeto de su misma crítica.
¿Quién dice la verdad?
Entre el ir y venir de información, los medios manipulados y parcializados, y el poco tiempo de indagar a fondo, leemos y escuchamos posturas o blancas o negras, pero ¿qué es lo que no nos están diciendo? Según Jorge Colindres, analista legal de la Fundación Eléutera “Además de los artículos recurridos se declara, por su asociación con los mismos, la inaplicabilidad parcial de los artículos 4 y 374. El primero se refiere a la reforma de lo relativo con la reelección presidencial, y en el segundo se declaró inaplicable la pena de traición a la Patria a quien violente el principio de alternancia en el poder”.
Además, Colindres destaca: “no parece sensato eliminar dicha pena, pues es una herramienta que nos da la Constitución para resistir un Gobierno dictatorial”.
Algunos sectores de la oposición, han tomado como bandera que acudirán a instancias como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), sobre lo cuál Colindres aportó: “el fallo representa enormes logros para Honduras en materia de Derechos Humanos, ya que agrupa toda la jurisprudencia de la CIDH dentro del derecho constitucional hondureño”. Entonces ¿serán realmente aplicables estas medidas, o son un juego politiquero más?
Lo que queda por hacer
Este fallo, legal o ilegal, es irreversible, pero aún hay pasos por dar en el marco de garantizar una sociedad libre, uno de ellos es proponer una reforma constitucional que defina la alternabilidad por medio de una reelección alterna, ya que por el momento es indefinida, convirtiéndonos en el segundo país en Latinoamérica en tener este sistema —el primero fue Venezuela.
Además, debe concretarse la tan mencionada reforma a la Ley Electoral, que es la clave para que los procesos electorales sean más transparentes, ordenados y que no lleven a tanta concentración de poder, como sucede ahora.
Pero lo más importante de todo, es que como ciudadanos no caigamos en los juegos políticos que se tejen en las cúpulas de poder de las instituciones, que instruyamos y construyamos opinión, que no cultivemos la división, los sectarismos, los rencores y la frustración, hagamos conciencia defendiendo con argumentos propios, no con lo que terceros quieren que repitamos para alimentar sus discursos.
Honduras se merece mejores tiempos y menos políticos, más ciudadanos y menos habitantes, mejor sistema; y más creer que solo con trabajo, compromiso y verdad lo podemos lograr.