
EnglishGuatemala ha desarrollado un proceso sociopolítico complejo, pero que ha sido guiado por el sentir y voluntad de los guatemaltecos; sorprendiendo más a extraños que a propios por su pacífico desarrollo, además de sacar de su zona de confort a analistas, periodistas y a todo aquel que se atreviera a predecir qué sucedería en el día a día.
Uno de estos hechos que se hicieron posibles en Guatemala es que Jimmy Morales, un político considerado como “outsider” por no tener una carrera política tradicional, pudiera acaparar el 23% de los votos en la pasada primera vuelta de las elecciones generales, colocándose así en un primer lugar muy lejano de Sandra Torres, quien luego de un cerrado segundo lugar venciera al cuestionado Manuel Baldizón.
Morales ha desarrollado en los últimos años su carrera como actor de comedia en Guatemala, pero más que eso tiene una preparación en Administración de Empresas, carrera que ha llevado de la mano por su pasión por las artes escénicas ya que ha creado varias empresas a nivel nacional e internacional, siendo su trabajo más reconocido el programa y concepto “Moralejas” que se extiende desde la producción televisiva hasta la industria cinematográfica.
También realizó estudios de postgrado en Altos Estudios Estratégicos con especialidad en Seguridad y Defensa y en Dirección de Medios Masivos de Comunicación. Finalizó sus estudios de Doctorado en Seguridad Estratégica. Así que, como podemos ver, estamos ante un personaje de muchas facetas; no solo artísticas, sino también intelectuales.

Si alguien hubiera dicho que Morales obtendría el privilegiado primer lugar en que se posicionó en la primera vuelta de las presidenciales nadie lo hubiera creído, ya que hasta unas semanas antes era Manuel Baldizón quien punteaba sólidamente, pero fue la paulatina caída de Otto Pérez Molina la que encendió aún más el hartazgo de los guatemaltecos por los políticos tradicionales.
Jimmy Morales era en ese momento histórico la representación de todo eso que Guatemala quería, ya que su pasado era, como él mismo dijo en su campaña: “ni corrupto ni ladrón”, sino alguien que se ha dedicado a hacer reír, y empujar sus sueños como todo ciudadano de ese país.
Pedro Trujillo, comunicador y académico, valora así la situación: “Morales aglutina un antivoto que no ha podido concentrarse en otro lugar. De tener validez el voto en blanco, es muy probable que la ciudadanía hubieses adoptado esa opción. Sin embargo, el voto en blanco (al igual que en muchos países) no tiene valor y consecuentemente desperdicia un esfuerzo ciudadano por negar las ofertas existentes”.
En su análisis, Trujillo menciona también el peso de la imagen de Morales: “las personas decidieron votar por aquel que se presentaba como la antítesis del sistema (Jimmy Morales) y de ahí que alguien ni siquiera contemplado con la mínima intención de voto en el mes de marzo termina ganando la primera vuelta”.
La masiva votación de los guatemaltecos y la amplia aceptación por Morales representan el cambio que ese país centroamericano quiere: no más políticos que lleguen a servirse del poder, no más corrupción, ideas frescas y jóvenes así como un líder en quien cimentar sus esperanzas y que represente futuro, no pasado.
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Pareciera que la falta de experiencia en política de Morales es traducida por el votante también como falta de malicia y de no querer seguir haciendo las cosas igual que los que anteriormente han saqueado a Guatemala, que han hecho las cosas igual y han obtenido los mismos resultados: pobreza, subdesarrollo, falta de oportunidades e impunidad.
Sin duda alguna cambió la forma de hacer política en Guatemala, no solo por el “fenómeno Jimmy Morales” sino por la coyuntura que envuelve a toda la situación. Pedro Trujillo lo define así: “a partir de ahora, el político estará mucho más pendiente de una ciudadanía activa y fiscalizadora de lo que antes lo estaba”. Y respecto al ciudadano: “Se ha empoderado y comprobado que cuando se quiere y se presiona se consiguen resultados que hasta hace poco eran inimaginables. De esa cuenta, el ‘pacto social’ se reconfigura y se genera otro acuerdo ciudadano-político mucho más cercano, exigente y fiscalizado. Nada será lo que antes era”.
Nadie puede asegurar quien será el próximo presidente de Guatemala, pero de lo que sí todos estamos seguros es que la política guatemalteca ha dado un giro radical, empujado por el aplomo de su ciudadanía, que sabe lo que quiere, y lo que exigirá al próximo primer mandatario. Este, a su vez, debe saber que la transparencia, diálogo y especialmente sensatez tienen que ser su hoja de ruta para seguir construyendo el nuevo país que tanto se anhela.