El proceso político que Guatemala ha vivido no ha sido fácil, tras las protestas ciudadanas que terminaron con la destitución del presidente Otto Pérez Molina, y hoy tiene un nuevo hito: la elección de un nuevo mandatario, en una de las elecciones más importantes en la era democrática del país centroamericano.
Para saber qué esperar y cuál será el escenario al que podría enfrentarse quien asuma la primera magistratura del país tras la segunda vuelta de las elecciones en Guatemala, entrevistamos a Edgar Ortiz, director ejecutivo del Centro de Estudios Económicos-Sociales (CEES) quien de una forma sobria y clara pone en contexto la situación electoral de Guatemala.
¿Cuál es la posición de los guatemaltecos ante esta segunda vuelta electoral?
“Descafeinada”. Primero, porque la adrenalina que hubo por las protestas de la corrupción fue tan fuerte que cualquier evento se ve menor a lo que pasó, entonces eso le quita emoción a la elección de hoy. En segundo lugar, que la primera victoria para la Guatemala urbana fue que Manuel Baldizón no pasara a la segunda vuelta. Entonces, uno nota muchísima apatía hoy, en relación con la primera vuelta electoral. La gente, parece, ya se relajó, en el sentido de que creyó que el principal enemigo del sistema está eliminado, y la borrachera de toda la ola de protestas pues también está cayendo.
Con esto que menciona, ¿podríamos esperar una disminución en la asistencia a las urnas?
Yo creo que será una votación con un abstencionismo bastante grande, esa es mi conjetura previa, ya veremos como transcurre; pero si la primera vuelta fue históricamente de muy alta participación, esta, creo yo, será históricamente de muy baja participación por varias razones. La más importante es que la gente no está del todo contenta con el resultado del despertar cívico que hubo, entonces como ellos no perciben una respuesta concreta a esos planteamientos están muy desanimados y muy desmotivados, y eso les va a hacer que no voten, sobre todo del lado urbano.
Del lado rural hay otro problema, que es que ese voto es más bien movilizado, y el motor de esa movilización son los candidatos a alcaldes y diputados; como ahora ambas figuras ya están electas, Sandra Torres, que cuenta con un apoyo rural fuerte, no contará con esa misma dinámica que sí tuvo en la primera vuelta.
¿Podría Jimmy Morales mantener la tendencia de triunfo que le dan las encuestas, o Sandra Torres puede remontar?
No tengo razón para no creer en la encuesta que salió el día miércoles, y en ella la tendencia es la que se plantea es prácticamente irreversible. Está claro que la intención de voto puede cambiar en poco tiempo, pero creo que no ha habido un evento que marque tan contundentemente la elección. Yo creo que es bastante probable que Jimmy Morales gane, sobre todo tomando en cuenta el rechazo que Sandra Torres despierta. Aproximadamente, 25% de personas encuestadas en julio, a la pregunta de por quién nunca votarían, respondían que por Sandra Torres; ese elemento a ella le resta muchísimo.
El único enemigo de Morales y amigo de Torres es el abstencionismo urbano, que podría darle a ella un repunte, pero no creo que le alcance.
¿Cuál de los dos candidatos podría tener más simpatía por las ideas liberales?
Nominalmente y sobre el papel Jimmy Morales. Sandra Torres es socialdemócrata, aunque ha tratado de vender su paquete como más amiga del mercado. Si uno se guía no por lo que dice Torres, sino por lo que el gobierno de la UNE fue en su momento, pues uno podría creer que no es promercado. Jimmy, sobre el papel tiene una confianza más grande en el sector privado y creo podría ser su único elemento liberal.
No sé si el que venga tendrá fácil acabar su período. Creo que la primera exigencia de la sociedad civil debe ser un cambio del sistema judicial
No creo que Morales sea liberal, porque lo que uno puede ver en él es un personaje estrictamente conservador, religioso, creyente en las tradiciones, en la familia, entonces por ese lado social no es muy liberal. Cuando se le consulta por el matrimonio homosexual o temas sociales él es muy prudente y recatado, entonces ligeramente es más liberal Morales, pero no por mucho.
Si Morales gana, ¿le podría afectar su inexperiencia en política al momento de gobernar?
A mi me preocupa mucho el tema de la gobernabilidad, pero creo que él tiene mucha simpatía entre la población, en general. La parte negativa que quizás le afectará será su falta de experiencia para negociar con sectores complejos, como los sindicatos públicos; diría yo que prácticamente el sindicato de educación y los de salud, que son más de 68, son capaces de poner en jaque el sistema.
Otro lobby importante son los comités campesinos con las que él tendrá que negociar. También hay otro tema del que no se ha hablado mucho, respecto a los sindicatos públicos y es que hay pactos colectivos prácticamente leoninos, y él no tendrá la opción, sino la obligación, aunque no quiera, de renegociar esos pactos y allí creo que puede tener problemas porque no tiene la experiencia necesaria.
En el nuevo período de Gobierno, ¿Cómo podría ser la relación del poder ejecutivo con el legislativo?
Es un enigma. En Guatemala los diputados son electos por lista, pero una vez que asumen el cargo tienen la libertad de cambiarse de bancada y de partido, de hecho ya lo vimos, Líder comenzó con casi cincuenta diputados y en cuestión de meses ha perdido la mitad. Jimmy Morales ha dicho que no aceptará diputados transfugas, si la cosa así tendrá un problema enorme, tendrá 9 diputados y 149 en contra; entonces será imposible para él negociar leyes y tendría un problema bien grande.
[adrotate group=”8″]
¿Cuál debería ser el papel de la sociedad para evitar llegar al extremo de hacer renunciar a otro presidente?
No sé si el que venga tendrá fácil acabar su período. Creo que la primera exigencia de la sociedad civil debe ser un cambio del sistema y creo que el consenso al día de hoy es que el primer sector que hay que tocar es el sector justicia, sí la sociedad civil logra canalizar ese descontento hacia la reforma judicial será un paso gigante, que hace años estaba completamente fuera del alcance.