EnglishEste domingo 15 de noviembre el Gobierno nicaragüense desplegó a las fuerzas de orden público, para frenar el paso de migrantes cubanos que pretendían cruzar el país para continuar el rumbo a Estados Unidos.
Los caribeños provenían de Costa Rica, país al que lograron entrar el día sábado mediante visas extraordinarias de tránsito; pero su camino se vio truncado cuando al haber penetrado aproximadamente 9 kilómetros, a través de una carretera en Nicaragua, donde se encontraron con el Ejército y la Policía que les impidió el paso, utilizando métodos antimotines, como gases lacrimógenos y la fuerza.
La cubana Évora Benítez relató al diario La Nación de Costa Rica la experiencia vivida: “Comenzaron a disparar al aire para asustarnos y, de seguido, lanzaron bombas lacrimógenas a lo loco, sin pensar que entre el grupo habían niños, como mi hija July, de un año y 10 meses, y mujeres embarazadas”.
Actualmente la frontera entre Nicaragua y Costa Rica ha sido reabierta para el paso de mercancías y turistas, y los inmigrantes se encuentran aún varados en esta frontera, el Gobierno costarricense ha habilitado un gimnasio donde pueden dormir, y se les provee atención médica así como alimentación, con la ayuda de la Cruz Roja, y el programa de las Naciones Unidas para los Migrantes.
Según declaraciones que ofreció a PanAm Post la diputada nicaragüense Silvia Nadine, del partido opositor Movimiento Renovador Sandinista (MRS), esta no es la primera vez que se dan estos eventos en la frontera nicaragüense, pues en agosto de este año detuvieron a cinco inmigrantes cubanos proveniente de Ecuador, noticia que no pasó a más y los migrantes fueron deportados a su país de origen.
Sobre los eventos actuales la parlamentaria declaró: “Es la primera vez que el país se vive esta situación, en donde los militares son los encargados de frenar la migración”.
Enfrentamiento diplomático
Ante los eventos sucedidos, el canciller costarricense, Manuel González, calificó de lamentable que cientos de migrantes cubanos sean usados por Nicaragua políticamente.
Así reaccionó González al informar que Nicaragua cerró la frontera con Costa Rica para impedir el paso de los isleños en su travesía, en donde según el canciller, el Gobierno de Daniel Ortega usó un “ejército con ametralladoras” para devolver a unas 700 personas que habían logrado cruzar el puesto fronterizo.
“No es un favor que le están haciendo a Costa Rica, es el cumplimiento de obligaciones. Son los derechos de más de 1.000 personas los que se ven afectados por manejar esto desde el punto de vista de la relación bilateral entre los dos países. Merece el reproche de la comunidad internacional”, manifestó el canciller.
Por otro lado, el Gobierno de Nicaragua emitió un comunicado en el cual acusó a Costa Rica de causar una crisis humanitaria en Centroamérica, con el otorgamiento de unas 1.500 visas de tránsito a los viajeros cubanos.
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El comunicado reza textualmente en una de sus acusaciones hacia Costa Rica: “Denunciamos enfáticamente al Gobierno de Costa Rica por violación de nuestra soberanía nacional, y por incumplimiento de sus obligaciones como Estado, que participa de los Mecanismos Internacionales donde se acuerda el respeto a las fronteras soberanas, y a los derechos de quienes van de un país a otro, en estos tiempos de tanta movilidad humana”.
La diputada Nadine sobre este respecto dijo: “Se crean tensiones entre estos dos países, sobre todo ante el gran número de migrantes nicaragüenses en Costa Rica”. Además agregó: “demandamos un diálogo con los otros países de Centroamérica para establecer una política migratoria ante esta crisis humanitaria, mientras tanto brindar agua y refugio al menos en la frontera”.
Coordinación con La Habana
PanAm Post contactó a la activista Ana Olema, radicada actualmente en Miami, y que hace dos años hizo la misma travesía que sus compatriotas cubanos. Un periplo que comienza en Ecuador y tiene como fin llegar a Estados Unidos.
Olema relata su también dura experiencia en esta frontera centroamericana: “fue muy duro porque yo pensaba entregarme, era la idea, confiada de que era el Ejército, y sin embargo fueron los que nos asaltaron, me tocaron y nos rastrillaron una pistola Winchester, pero fuimos muy valientes, ellos querían que yo me arrodillara y no lo hice”, relató la exiliada cubana.
Al consultarle sobre si en estos eventos tendría injerencia el Gobierno cubano, por su afinidad ideológica con el nicaragüense, Olema respondió: “Creemos que lo que ocurre en Nicaragua esta perfectamente coordinado con La Habana (…) es nuestra crisis humanitaria migratoria más grande, después de los balseros, y sucede tras las normalizaciones con Estados Unidos”.
La activista también reveló que el Gobierno de Costa Rica ofreció asilo a los cubanos, pero ellos lo rechazaron, pues su fin es llegar a Miami, ciudad que consideran su “casa”.
El exilio cubano ha creado en Twitter la etiqueta #PasoLibreYa para mostrar su apoyo a sus connacionales además para brindar información a la comunidad internacional.