
El arresto y posterior extradición a Estados Unidos de 30 poderosos narcotraficantes guatemaltecos, entre ellos integrantes de clanes familiares como Los Lorenzana y Los Mendoza, así como la persecución a los sanguinarios Zetas, ha provocado ese cambio en el ajedrez de la droga en Guatemala, explicó el ministro de Interior del país centroamericano, Francisco Rivas.
“Hemos podido identificar tres estructuras emergentes del narcotráfico y el lavado de dinero (…), no conocidas tradicionalmente en Guatemala (…), que son las que se están posicionando y tomando el control”, afirmó Rivas, quien asumió en enero como parte del nuevo gobierno encabezado por el presidente Jimmy Morales.
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Según el funcionario, uno de estos grupos que empezó a ascender quedó en evidencia con la captura en abril pasado del guatemalteco Marlon Monroy, alias “Fantasma” o “M-3”, considerado como el enlace principal en Guatemala del cartel de Sinaloa.
Las capturas de narcotraficantes “tradicionales” provocó “un reacomodamiento por parte de las estructuras del narcotráfico y uno de los narcotraficantes emergentes es este señor conocido como el Fantasma, que toma el control y el poder del tráfico de drogas desde el sur del país con conexiones hacia Sinaloa” , agregó el ministro.
El fortalecido cartel de Sinaloa
Rivas, un abogado de 42 años con experiencia como fiscal contra el narcotráfico, detalló que en Guatemala operan estructuras “locales” del tráfico de drogas con “conexiones o enlazados con (otros) carteles mexicanos y también del sur del continente”, que no identificó.
Señaló el funcionario que todo el movimiento “natural” del narcotráfico ha favorecido y fortalecido las operaciones en Guatemala de la organización del Chapo Guzmán, quien fuera capturado por primera vez en este país en 1993.
“Después de la persecución que se le dio a Los Zetas y al cartel del Golfo en México y Guatemala, quien se reacomoda y se fortalece en el territorio nacional es el cartel de Sinaloa” , aseguró el ministro.
De acuerdo con Rivas, los miembros de Los Zetas, también originarios de México, “en algún momento casi tomaron el control” de las operaciones del narcotráfico en el país, pero con el apoyo de autoridades estadounidenses y mexicanas “se les persiguió y se les desarticuló”.
Además, el paso de la droga por Guatemala, sobre todo los cargamentos de cocaína, se ha modificado y ahora se hace principalmente por aguas del Pacífico en embarcaciones provenientes de Colombia y Ecuador, reduciendo drásticamente los vuelos clandestinos.
“Aquel fenómeno que en algún momento se observó de una manera muy recurrente en Guatemala, como era el trasiego de droga a través de avionetas, prácticamente se ha disminuido a cero. Pero a raíz de eso el tráfico de drogas se ha incrementado en el Pacífico”, añadió el ministro.
“No dialogamos con delincuentes”
El narcotráfico, junto al accionar de las pandillas, son factores que agudizan la ola de violencia que vive el país y que cada año deja unos 6 mil homicidios, la mayoría en el central departamento de Guatemala, donde se encuentra la capital.
El ministro consideró que cinco de cada 10 muertes violentas están ligadas al narcotráfico y a las pandillas Barrio 18 y Salvatrucha, cuyos integrantes se dedican al sicariato y la extorsión contra empresarios y transportistas, entre otros delitos.
Rivas aseguró que durante su gestión, prevista para cuatro años, se mantendrán operativos contra las denominadas “maras” y fue categórico en descartar un eventual diálogo con estos grupos para disminuir la violencia, como en algún momento lo intentó El Salvador.
“En esta administración bajo ninguna perspectiva nos vamos a sentar a dialogar con ninguna clase de delincuentes, mucho menos con las pandillas”, sentenció.
Fuente: López Dóriga.