México y los países que componen el Triángulo Norte que son Honduras, Guatemala y El Salvador, comparten los mismos riesgos frente al gobierno de Donald Trump ya que las cuatro naciones verán afectados a sus ciudadanos con deportaciones masivas y eventualmente verán cambios en acuerdos comerciales.
Sin embargo, a esta realidad ha sido México el país que le ha tocado enfrentar al gobierno de Estados Unidos y la mejor prueba de ellos se dio este jueves cuando el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, con John Kelly, secretario de Seguridad Interior, se reunieron en el país azteca con representantes de la administración de Enrique Peña Nieto para abordar las situaciones que han creado tensión entre ambas naciones, pero que tienen un igual impacto en Centroamérica.
Según especialistas, los países centroamericanos no quieren llamar la atención del presidente Donald Trump para no tener que enfrentar de primera mano una crisis similar a la que vive México actualmente. Otras voces conocedoras del tema han indicado que el Triángulo Norte se encuentra a la expectativa de como se configurará la nueva relación bilateral.
Por otro lado, analistas también consideran que el papel de los países centroamericanos frente a Estados Unidos “es pequeño” respecto al de México que tiene comprometidas el 80 % de sus exportaciones hacia su vecino del norte, entre otras muchas problemáticas.
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“Parece que no quieren moverle para que las cosas sigan igual” indica Manuel Ángel Castillo, investigador del Colegio de México, quien agrega: “Es como decir coloquialmente: si nos ponemos al brinco, o a confrontar, vamos a llamar la atención y se van a encarnizar con nosotros”.
La cadena de noticias BBC Mundo se comunicó con las cancillerías de Honduras y Guatemala para consultar la ausencia de pronunciamientos por parte de sus gobiernos sobre el tema, pero no tuvieron respuesta, no hay posicionamientos oficiales sobre la ausencia de postura ante la problemática.
Sobre esto, Francico Villagrán de León, exembajador de Guatemala en Estados Unidos, cree que en Centroamérica se tiene la idea de que no habrá deportaciones masivas hacia esa región ya que John Kelly, actual responsable del departamento de Seguridad Interior y general retirado “conoce bien nuestro país y el resto de Centroamérica” dijo el exfuncionario.
“Kelly entiende el impacto que tendrían en Guatemala las deportaciones masivas y cómo afectaría la seguridad, la economía y la estabilidad política. Se espera que Washington entienda que una desaceleración de la economía en los países del Triángulo Norte tendría un impacto inmediato en la seguridad, y sería un detonante para nuestros movimientos migratorios hacia el norte” destacó Villagrán de León.
También hay otras razones por las que Centroamérica mantiene un perfil bajo ante la confrontación entre México y Estados Unidos, una de ellas es el Estatus de Protección Temporal, o TPS por sus siglas en inglés, que fue concedido en los años 80 por Washington a migrantes de Nicaragua y El Salvador y que en 1999 luego del devastador huracán Mitch acogió también a personas de Honduras.
Este estatus migratorio es un tipo de permiso para personas que no pueden retornar a sus países de origen de manera segura por conflictos armados o desastres ambientales. Quienes se acojan a este programa pueden radicar en Estados Unidos el tiempo que su permiso dure. También les permite viajar y obtener un permiso de empleo y así evitar que sean deportados.
Otro de los beneficios que obtienen los que se amparen al TPS es que se les otorga un salvoconducto por medio del que pueden trasladar a sus hijos desde Centroamérica para que vivan con ellos en Estados Unidos.
El TPS es uno de los temas fundamentales entre Centroamérica y Estados Unidos por lo que también sería una de las principales razones por las que dichos gobiernos prefieren manejar una relación discreta y no confrontativa con la administración de Donald Trump.
Fuente: Animal Político