Este jueves, el secretarios de Estado, Rex Tillerson, y el secretario de Seguridad Interior, John Kelly, de los Estados Unidos sostuvieron reuniones con representantes del Gobierno de México. Dentro de los resultados del encuentro, que duró cerca de dos horas, los interlocutores del Gobierno de Estados Unidos se comprometieron a no usar el Ejército para atacar a los inmigrantes indocumentados, así como a respetar sus derechos, ya que todo el proceso se haría basado en ley.
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Sin embargo, mientras esto ocurría en la Ciudad de México, Donald Trump daba una conferencia de prensa en la Casa Blanca por motivo de su reunión con representantes de 24 empresas manufactureras. En este encuentro con la prensa, el gobernante estadounidense señaló que la reunión de sus representantes en México sería “difícil” por lo que era necesario que su gobierno fuera “tratado con justicia” en el país azteca.
“Vamos a tener una buena relación con México, yo espero, y si no las tenemos, pues no las tenemos” indicó Trump. Sin embargo, la postura de Tillerson en ese momento en la sede de la secretaría de Relaciones Exteriores de México era distinta, ya que este hablaba de la importancia de fortalecer los mecanismos institucionales existentes y señalaba que la reunión era “la continuación de un intercambio productivo y propósitivo que sentará un cambio para ambas naciones hacia una mayor seguridad y prosperidad de largo plazo”.
En cuanto al tema de deportaciones, el secretario estadounidense Kelly indicó enfáticamente: “No habrá, repito, no habrá deportaciones masivas. Y escuchen esto: no se usará al Ejército en operaciones migratorias”, mientras tanto el presidente Trump afirmaba lo contrario en la Casa Blanca al asegurar que se usarían operativos militares para la deportación de inmigrantes indocumentados.
Horas más tarde, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, interpretó estas declaraciones de Trump como un “término militar a modo de adjetivo para describir la forma ordenada y profesional con que están siendo implementadas sus órdenes ejecutivas”.
Fuentes: El Economista, El Universal