La estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) registró una pérdida neta de USD $1.480 millones durante el año 2016, lo que significa una reducción del 58 % de sus pérdidas comparado a los USD $3.560 millones que se registraron en 2015.
Estas cifras se derivan de los ingresos adicionales que obtuvo Pemex como la desinversión en Gasoeductos de Chihuahua, transacción en la cual la petrolera mexicana era socia. La misma situación se dio en otros proyectos de baja rentabilidad con lo que se logró una reducción del 54 % del costo de ventas de la empresa.
Con estas acciones, el rendimiento de operación fue positivo para Pemex por USD $1.820 millones contrastando con la pérdida de USD $7.700 millones que se registró en 2015. Por otro lado, los impuestos que Pemex erogó del gobierno mexicano también mostraron una reducción de USD $1.660 millones.
- Lea más: Por robo de combustible Petróleos Mexicanos ha perdido USD$500 millones durante la era Peña Nieto
- Lea más: La caída de Petróleos Mexicanos, una lección de mercado al Estado
“El costo financiero por obligaciones de deuda costó a la estatal USD $1.765 millones, 55 % más que el reportado en el 2015” indicó Juan Pablo Newman, director de Finanzas de Pemex.
Por su parte Gustavo Hernández, director de Exploración y Producción de Pemex, indicó que “derivado de la reducción en tiempos de perforación y desarrollo de pozos y otras eficiencias operativas, Pemex reducirá en el 2017 por lo menos un dólar, de 9,40 hasta 8,30 por barril el costo de producción de petróleo“.
Sin embargo, a pesar de las mejoras ya mencionadas, en otros indicadores, Pemex empeoró significativamente. Un ejemplo de esto es que el procesamiento de crudo en el sistema nacional de refinación sufrió un desplome de 1.065 millones de barriles diarios reportados al termino de 2015, a 933.000 barriles diarios en 2015.
La producción petrolera de Pemex se redujo a 2.154 millones de barriles diarios, una caída anual de 4,9 %, aunque por primera vez en cinco años estuvo por encima de lo establecida que es de 2.130 millones de barriles diarios.
Fuente: El Economista