
Han pasado casi dos semanas desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara la reversión parcial de las políticas que el expresidente Barack Obama estableció con la dictadura cubana en aras de “descongelar” las relaciones comerciales y diplomáticas entre ambos países.
Sin embargo, a pesar de que el régimen de Cuba ha emprendido una campaña de rechazo a la postura de la administración Trump, la reacción de la población ha sido una demostración de su simpatía hacia Estados Unidos.
Según el diario Cubanet:
“Si alguien abrigara dudas a este respecto, solo tendría que caminar por las calles de la capital cubana y verificar la cantidad de banderas estadounidenses que proliferan a diario por doquier, ya sea como prenda de vestir sobre los cuerpos de numerosos transeúntes –licras, camisetas, gorras, zapatillas, pañuelos de cabeza, etc. – o decorando medios de transporte privado. Es como una porfía de irreverencia social hacia todo lo que dimane del gobierno y de su colosal aparato propagandístico y represivo, un fenómeno impensable solo unos pocos años atrás”.
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Dicho medio califica este fenómeno como “americanofilia” y detalla que en cuanto más insiste la dictadura castrista en hacer llamados a unirse en torno a “defender la soberanía” de Cuba así como a afirmar la conciencia socialista entre la población, como respuesta, la población hace más visible su aprobación a Estados Unidos, y esto no sucede solo entre los más jóvenes como se tiende a creer.
Estas demostraciones de apoyo a Estados Unidos se dan de diferentes formas, no solo con la exhibición de la bandera de ese país, sino también con el portar diferentes marcas comerciales estadounidenses, lettreros de instituciones del gobierno de Estados Unidos sobre diversos textiles que rotulan con USA, DEA, o FBI, entre otras, además con nombres de ciudades de ese país.
Cubanet también indica que “para tormento del clan Castro y su claque, no existe ninguna regulación que prohíba el uso de la bandera de EE .UU. en prendas de vestir o en cuanto objeto haya creado la imaginación humana. Menos aún ahora, cuando hay relaciones diplomáticas entre ambos países. ¿Acaso se justificaría reprimir a quienes usan un símbolo que representa a todo un pueblo amigo, y no solo a sus poderes políticos?”.
Y aunque este fenómeno no es nuevo, sí se ha agudizado en los últimos meses con un manifiesto gusto hacia todo lo que simbolice Estados Unidos, especialmente desde que entró en vigor la regularización de las relaciones entre la isla y el país norteamericano en el año 2014, y ahora con la nueva postura adoptada por el presidente Trump.
Fuente: Cubanet