En lo que ha transcurrido de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, han sido asesinados 19 sacerdotes y dos más han sido reportados como desaparecidos según indica un informe del Centro Católico Multimedia el que a su vez coloca a México por noveno año consecutivo como el país más peligroso para los clérigos en Latinoamérica.
“Específicamente el año 2017 ha sido desastroso para el sacerdocio en México”, detalla el informe: “Cuatro asesinatos y cuatro secuestros frustrados, dos ataques emblemáticos, uno en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México y otro en las Oficinas de la Conferencia Episcopal Mexicana, así como cientos de amenazas y extorsiones de sacerdotes y obispos”.
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En el documento también se indica que “este es un triste escenario que nos hace afirmar que las cosas están lejos de mejorar” y detalla que los sacerdotes asesinados durante el presenta año han sido Felipe Altamirano Carrillo de la Prelatura de Nayar; Joaquín Hernández Sienfuentes de la Diócesis de Saltillo, Luis López Villa de la Diócesis de Nezahualcoyotl, y José Miguel Machorro de la Arquidiócesis de la Ciudad de México.
En el informe se asegura además, que “los miembros de la Iglesia Católica no están en conflicto con los grupos que están cometiendo crímenes en México. Hay sectores de la sociedad que están aprovechando la oleada de violencia y demuestran insolencia hacia los religiosos. En lugares como Chiapas, Tabasco, Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México, Jalisco, Nayarit, Veracruz, San Luis Potosí, Colima, Culiacán, Tabasco, Michoacán, Guerrero y Tamaulipas”.
El Centro Católico Multimedia también denuncia que “estos grupos que atacan a los sacerdotes y religiosos buscan limitar las actividades de la pastoral de la Iglesia católica en México que se desarrolla en los campos de la salud y educación además de brindar apoyo a los derechos humanos de los migrantes que están atravesando el territorio mexicano”.
También se catalogan como “crímenes de odio” muchos de los que se han cometido en contra de religiosos y sacerdotes e indica que estos son “particularmente vulnerables a varios ataques”.
Fuente: Catholic Online