
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que desclasificará los archivos sobre la investigación del asesinato del expresidente John F. Keneddy, uno de los escándalos más grandes en la política estadounidense. Esto ha levantado muchas teorías respecto a lo que esta información podría sacar a la luz pública.
Uno de los grandes misterios que ha encerrado el magnicidio fue el viaje que Lee Karvey Oswald realizó a la Ciudad de México 33 días antes de que asesinara de un disparo al gobernante estadounidense.
Según informes, Oswald se habría reunido en la capital del país azteca con contactos de la KGB así como con diplomáticos cubanos por lo que esto ha inspirado muchas teorías de conspiración respecto al lado oscuro de la agencia de Inteligencia de Estados Unidos.
Por su parte Trump ha ordenado que se liberan los 30.000 documentos con los que cuenta la investigación del magnicidio, lo que podría estremecer la política estadounidense.
Estos documentos “son cables, correspondencia, memoriales, reportes, presupuestos, fotografías y grabaciones. En el caso de la CIA, son documentos más importantes se refieren a operativos de agentes contrarios a Kennedy, inmersos en operaciones anticastristas”, indico Jefferson Morley, quien fuera corresponsal del diario estadounidense The Washington Post.
Y es que el presidente estadounidense está habilitado para la desclasificación 25 años después de los hechos ya que la ley que blindaba dichos documentes expira este jueves aunque la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) podría estar presionando para que se mantengan en secreto.
Por su parte Phil Shenon, especialista en investigación y escritor, ha indicado que “la CIA está especialmente preocupada por los documentos de los años sesenta que se refieren a programas que aún seguían activos en los noventa y que podrían exponer a las redes de espionaje”, dijo, y también detalló que en el paquete de documentos se podría ocultar un mecanismo de autodefensa por la probabilidad de que se revele la “incompetencia” de los entes de Inteligencia involucrados en el seguimiento del caso.
Morley también indicó: “La Comisión Warren, encargada de la investigación del magnicidio, concluyó que Oswald solo era objeto de revisiones rutinarias por el FBI y la CIA. Pero se trataba de una persona que el mismo jefe de contrainteligencia de la CIA, James Angleton, tenía bajo atención constante y cercana. Y es muy posible que los documentos arrojen luz sobre este interés nada rutinario”.
Por otra parte, Shenon indica que el temor de la CIA y el FBI respecto a la desclasificación es que saldrá a la luz que ellos sabían mucho más del asesino que lo que dijeron a la Comisión Warren. Y es que si estas agencias hubieran actuado conforme a la información que tenían, habrían podido prevenir el asesinato de Kennedy.
“Es el capítulo más importante y secreto del asesinato de Kennedy. El índice documental muestra que la estación de la CIA en México le tuvo bajo vigilancia. Y un informe desclasificado de 1966 revela que Oswald llegó a hablar abiertamente de matar a Kennedy en el consulado cubano. ¿Lo supo la CIA en tiempo real? ¿Informó de ello?”, cuestiona Shenon.
El exanalista de la CIA, Brian Latell, detalla que “muchos de estos archivos van a estar escritos en el lenguaje de la dirección operativa de la CIA, lo cual no es fácil de comprender para los extraños”y sostiene que “el asesinato (de Kennedy) se llevó a cabo con al menos el conocimiento, y tal vez incluso la ayuda, del régimen de Fidel Castro”.
Fuentes: El País, Miami Herald