La automotriz estadounidense Ford Motor Company ha anunciado que la producción de su auto eléctrico se realizará en México y no en Estados Unidos, lo que significa que se dejará de lado el plan inicial que indicaba que sería ensamblado en su planta de Flat Rock, Michigan, según detalla el portal del reconocido periodista mexicano Joaquín López-Dóriga.
La información trascendió por medio del diario estadounidense The Wall Street Journal, en donde también se detalló que la planta ubicada en Detroit se convertirá en un hub en donde se fabricarán automóviles autónomos.
Los vehículos eléctricos serían ensamblados en una planta que se establecerá en Cuatitlán, Estado de México que estaría iniciando operaciones en el año 2020.
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Esta empresa, inicialmente había indicado que su automóvil eléctrico se ensamblaría en Flat Rock, y que saldría al mercado en el 2021, sin embargo esta estrategia ha cambiado no solo de país, sino que se adelantaría 1 año su lanzamiento.
Tanto su producto eléctrico como el autónomo supondrían una inversión de USD $700 millones, y dicha noticia fue celebrada por el presidente Donald Trump en sus redes sociales, sin embargo los planes de Ford han cambiado.
Actualmente, Ford mantiene en México la producción del modelo Fiesta en la planta localizada en Cuautitlán Izcali, en donde además de fabricar, se reciben automóviles importados de Estados Unidos, según detalla el diario especializado El Financiero.
Ford también ha anunciado que a partir del año 2025 venderá más de 50 nuevos modelos de automóviles en China, de estos 15 serán eléctricos, esto como parte de la reestructuración de sus negocios.
Este anuncio fue dado por la automotriz en Shanghái, en un momento en que Ford tiene una participación menor en el que es considerado el mercado automovilístico más grande del mundo.
Esta nueva decisión de Ford es una buena noticia para México en un momento en que la economía de ese país norteamericano se encuentra en incertidumbre por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) así como por la reforma fiscal estadounidense que reduciría impuestos con lo que se atraerían inversionistas que podrían descartar al país azteca de su interés.