El pilar del fracaso de las sociedades subdesarrolladas se sustenta en una triada: victimización, incapacidad para reconocer errores, repetir.
Los países tercermundistas estamos condenados a la miseria porque esencialmente nuestras sociedades no aprenden de sus errores, es eso lo que nos diferencia de los países desarrollados, usan el pasado para derrotar el presente y mejorar el futuro, las experiencias negativas son brújulas en tiempos de oscuridad. Esta es a su vez es la razón por la que Venezuela sigue sumergida en el chavismo y Estados Unidos, aliado principal por la libertad, ha retirado parcialmente sus ofertas de apoyo militar en el discurso.
En los años 60 cuando se desarrollaba la Guerra de Vietnam, Estados Unidos en su afán de derrocar el gobierno comunista de Ho Chi Minh, brindó su apoyo a diferentes líderes en Saigón para consolidar un gobierno fuerte y robusto capaz de derrotar el comunismo, sin embargo, para la sorpresa de los americanos, estos gobiernos noveles terminaban reducidos a cenizas no por sus adversarios comunistas del norte, sino por sus propios “aliados”. En total se establecieron al Sur de Vietnam tras la era de Ngo Dinh Diem, 10 gobiernos diferentes en menos de 18 meses, una auténtica tragedia diplomática y militar, que resultó a la postre en la única guerra que los Estados Unidos ha perdido notoriamente. Al día de hoy, esa es la bandera de triunfo más representativa de los comunistas, y una auténtica vergüenza para los estadounidenses, una torpeza que no volverán a cometer.
Hace un par de semanas, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo reconoció que el dilema en Washington ha sido mantener unida a la oposición venezolana, textualmente dijo:
“En el momento en que Maduro se vaya, todo el mundo va a levantar la mano y (decir): ‘Elígeme a mí, yo soy el próximo presidente de Venezuela’. Serían más de 40 personas las que se creen que son el legítimo heredero de Maduro”, consideró.
Ayer, otra gran aliada por la causa de la libertad, la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez dijo en entrevista para NTN24:
“Una transición se hace con quienes quieren de verdad un cambio, no con quienes dicen que no se van ni por las buenas ni por las malas. Tampoco se hace con quienes están involucrados en actividades criminales”.
Además de esto, la mandataria colombiana también criticó arduamente el envío de una delegación por parte del presidente interino Juan Guaidó, a una negociación que en su consideración lo único que hace es regalarle tiempo al régimen.
Si hablamos de errores consecutivos que se repiten en el tiempo y sumergen a las sociedades en el fracaso, no hay duda que acudir a una tercera, cuarta, y hasta quinta instancia de diálogos con un régimen opresor, asesino, terrorista y criminal, difícilmente pueda seguir considerándose como un asunto de “ingenuidad”, en un momento histórico donde más de 4 millones de venezolanos han debido abandonar el país generando la migración masiva más escandalosa y lamentable en la historia del continente, en el que el hambre azota las barriadas de Caracas y el interior, y dónde niños, jóvenes, adultos y ancianos mueren a diario a causa de la falta de medicamentos básicos y una dieta sana, no se puede aludir a la ingenuidad como un motivo per se. La simple fundamentación dispara por el fregadero la tesis de un agotamiento de opciones, pues no hay coherencia en tratar de pedirle a unos sujetos que a diario se enriquecen y viven a su antojo, que entreguen el dominio de una nación rica en minerales y recursos, para vestirse de naranja y pasar el resto de sus días en prisión. Ingenuidad no es, ingenuidad no puede considerarse.
Precisamente, bajo este esquema de intentar encontrar un laudo que dirima un conflicto de un monstruo con 10 cabezas criminales, el ánimo de los aliados se va al subsuelo. De la famosa frase de Trump “todas las opciones están sobre la mesa”, que repitieron como mantra todos sus funcionarios, hemos pasado a escuchar a un vicepresidente Mike Pence con total parsimonia, sin el carácter agresivo del pasado, decir que enviaran un buque para atender durante 5 meses, sí, durante “5 meses”, a venezolanos en condiciones paupérrimas de vida; el mensaje encubierto es muy fácil de determinarlo, esto va para largo, pues los Estados Unidos no piensa volver a cometer el mismo error de Vietnam y apoyar un gobierno de corte socialista, sumergido en una dinámica “sospechosa” con el opresor, y que a su vez corra el riesgo de desinflarse rápidamente generando una mayor inestabilidad en Venezuela y la región.
El malestar provocado por el “tonto” error de acudir a Noruega es un golpe directo al estómago vacío de millones de venezolanos que ansían, no una ayuda humanitaria que calme el hambre por 8 horas, sino la salida del poder de un grupo de mafiosos que acabó con sus ingresos, con su calidad de vida, con sus familias, y probablemente con sus vidas.
Casi 5 meses después de que Juan Guaidó se juramentara como presidente encargado de la República, el escenario luce mucho más complicado que aquella emocionante tarde cuándo los venezolanos le juramentaron en una plaza pública, para cumplir con su deber, propiciar el cese de usurpación de la dictadura, y finalmente poder acceder a elecciones libres.
En la actualidad el panorama luce desalentador, la única forma de volver a pisar tierra firme y convencer a los aliados de que realmente hay disposición por salir de la dictadura es en primer lugar desechar por completo todo discurso conducido a la posibilidad de nuevos “diálogos”, el correcto enjuiciamiento de los implicados en la malversación de fondos en Cúcuta, y la apertura de discusiones en la Asamblea Nacional sobre el TIAR y el R2P, todo lo demás es una invitación directa a la prolongación de la agonía.
¿Volverán los aliados a considerar “todas las opciones sobre la mesa” con respecto a Venezuela? No lo sé, parece tarde, lo que sí es cierto, es que mejor intentarlo tarde que nunca, de lo contrario, los venezolanos pasaremos otra navidad más, y quién sabe cuántas otras, bajo la desidia del grupo criminal y terrorista denominado: Partido Socialista Unido de Venezuela.