Mucho se habló de la escalada de Estados Unidos estas últimas semanas con respecto al caso de Venezuela. El Gobierno estadounidense, en síntesis, no solo les puso precio a las cabezas de Nicolás Maduro, Diosdado y otros miembros del Cartel de los Soles, sino que ahora también encabeza la operación antinarcóticos más grande de la historia de Occidente.
Esta acción ha depositado fuerzas navales cerca de aguas venezolanas, en el Caribe, esto para controlar cualquier tipo de embarcación turbia o ilícita que pueda salir o entrar a Venezuela. Es decir, las medidas de presión se han elevado como nunca antes en la historia.
Según nos cuenta Antonio Sánchez García, historiador y analista político, la jugada de Estados Unidos luce aún más decidida y hábil que lo que indica el panorama común. Sánchez García sostiene que este movimiento cambia por completo la retórica y hace legitimar el argumento de que EE. UU. se enfrenta a una organización criminal que pone en peligro a la seguridad hemisférica; como lo es la dictadura chavista de Maduro.
“La naturaleza delincuencial y narcoterrorista de las pandillas nacionales y extranjeras que dominan Venezuela legitiman la vía de cualquier acción de fuerza que implementen los Estados Unidos para capturar a sus principales cabecillas y ponerlos a disposición de los organismos de justicia internacionales”, sentencia el analista.
Jugada antidiscurso y falsa moralista
Otra mirada interesante que acota el historiador es que esta escalada no solo pone en peligro al sistema criminal narcoterrorista, sino que gambetea las excusas de cualquier aliado del régimen que puede utilizar el tan explotado recurso de la victimización: “¿Con qué cara podrían los rusos, chinos y talibanes islámicos defender a grandes capos del Cartel de los Soles que saquean y les permiten el saqueo de Venezuela y la intromisión del territorio islámico de nuestra región?”.
Sánchez García ahonda más en este tema y comenta sobre la opinión pública y los gobiernos que anteponen sus ideologías “antimperialistas” sobre la seguridad y paz de la región. Por supuesto, estos juegan un rol preponderante en la ecuación y han influido en cualquier decisión que el Gobierno estadounidense haya tomado: “Estados Unidos ha tenido graves impedimentos para implementar una política coherente y aceptable internacionalmente frente al caso venezolano. Parte de los gobiernos y la opinión pública del hemisferio, con su desfasado antimperialismo, han obligado a marchar con ruedas de carreta”.
“El Grupo de Lima, más que un facilitador de una solución a la crisis, se ha convertido en un obstáculo permanente a la intervención de lo que consideran ‘asuntos internos’ de Venezuela. Por otro lado, la llamada Internacional Socialista ha predispuesto a los Gobiernos socialistas europeos, principalmente España, Portugal, Francia y los países nórdicos, a paralizar cualquier acción de fuerza ante una tiranía que se aferra al poder y no lo soltará bajo presión de buenos modales. Todo debe ser visto y analizado en función a la bipolaridad del poder global: Estados Unidos y Europa de un lado, China, Rusia y el islamismo talibán en el otro”.
El obstáculo de la oposición
Además de la opinión pública, la victimización de los aliados del régimen y el “miedo al imperio” por parte de los países de la región, Sánchez García también destaca que Estados Unidos sorteó un gran obstáculo a lo interno: a la oposición colaboradora. También destacó que esta intentó, de una forma u otra, lavarle la cara al chavismo con el gobierno paritario: “El gobierno planteado desde la oposición es una forma de corregirle la plana a los Estados Unidos ‘descriminalizando’ al régimen. ‘Los buscados’, los wanted por las autoridades policiales y de justicia de los Estados Unidos, son no solo 12 personajes a cuyas cabezas se les ha puesto millonario precio de dólares. Son todas las autoridades políticas del castrocomunismo venezolano. No solo se representan a sí mismo, sino que representan a un régimen, a una ideología y una política criminal narcoterrorista. El socialismo venezolano”.
“Es claro que esa visión no puede satisfacer a quienes están emparentados con ese socialismo malandro, como la dirigencia opositora de la MUD y el Frente Amplio, para quienes no existe otra política que no sea la convivencia, la cohabitación y el cogobierno con el castrochavismo”.
Sánchez García advierte que en realidad la oposición venezolana no busca un cambio del statu quo que rige en Venezuela: “Carente de toda estrategia política de mediana y largo plazo, la vieja política —Ramos Allup, Manuel Rosales, Henry Falcón, Leopoldo López y todos sus siguieses: Stalin González, Felipe Mujica, Julio Borges, Juan Guaidó— no tiene otro proyecto político a futuro que lo que vengo llamando desde hace años, ‘la sexta república’: un cogobierno de la Cuarta y la Quina, hoy provisoriamente representado por el Gobierno interino. Esa ‘oposición’ venezolana es esencial, ontológicamente lampedusiana: quiere cambiarlo todo a su manera concupiscente, para que en realidad no cambie nada”.
El analista es enfático: “La jugada estadounidense es muy hábil”. Y la razón principal es porque el Gobierno estadounidense desmontó las trabas burocráticas globales al traspasar el conflicto del terreno político, al cuadrilátero criminal. Dejando en offside a gran parte de la opinión pública, a la falsa oposición, a los gobiernos de la región que no querían una “intromisión en los asuntos internos de Venezuela”.
Además, Sánchez García destacó a Juan Carlos Sosa Azpurua, que fue uno de los primeros venezolanos en plantear la idea de llevar el conflicto venezolano al terreno del narcotráfico y que la DEA tuviera potestad de encabezar una acción policial en Venezuela. Azpurua también fue entrevistado en el PanAm Post sobre su propuesta “Jaque mate a Maduro”.
La pandemia a manos del COVID-19 ha resultado en un escenario complejo donde el Gobierno de Trump se juega mucho más de lo que parece. En año electoral nada puede dejarse el azar, y por ello la búsqueda de resultados internacionales no deja de ser una gran respuesta a la pregunta: ¿por qué la escalada en el conflicto Venezuela llega en plena crisis mundial? Esto se puede leer de muchas formas, pero se llega a la conclusión de que Venezuela es un caso de real importancia para la administración Trump y que los resultados y las salidas al conflicto se están buscando. El progreso de los acontecimientos romperá con la incógnita más grande todas: ¿cuándo saldremos del chavismo?