Venezuela es un país de contradicciones, y con el problema del agua existe una paradoja: la tiranía chavista ordena e implementa una de las cuarentenas más restrictivas y extremas del mundo, pero, al mismo tiempo, una gran parte del país no tiene agua para lavarse las manos y frenar la propagación del coronavirus.
Los venezolanos, en pleno siglo XXI, se ven obligados a realizar tareas casi medievales para conseguir un poco de agua. Las imágenes son apocalípticas.
Gente cavando pozos en sus casas o barrios, cargando tanques en el techo de sus vehículos, niños llevando a cuestas tobos con agua, personas de tercera edad empujando carretas con algunos envases; la carencia de agua en Venezuela es la representación perfecta de lo que ha generado el socialismo.
No hay que olvidar que fue lo que destrozó el sistema de agua corriente en Venezuela: las nefastas políticas del chavismo, la corrupción y la falta de mantenimiento. Misma situación que ocurrió con la energía eléctrica, el servicio de gas o la industria petrolera.
86 % de venezolanos tienen problemas con el suministro de agua
La ONG Observatorio Venezolano de Servicios Públicos considera que un 86 % de los venezolanos ha reportado problemas con el suministro, el 11 % ni siquiera tiene ese problema, directamente no cuenta con él, esto según un estudio realizado en abril del 2020.
Un excelente reportaje de la agencia AP mostró la cruda realidad que viven los caraqueños, situación que, a su vez, se traslada al resto del país. Miles de ciudadanos han tomado la iniciativa personal de buscar el agua por su propia cuenta, esto ante la ineficiencia e incapacidad del Estado para resolver los problemas y su propia naturaleza chavista para acrecentarlos. Se pueden apreciar varias de las medidas que toman los venezolanos: excavación de pozos hasta encontrar agua y armar su propio sistema corriente particular, búsqueda de agua en lagunas o incluso de obras abandonadas, cargar tanques en el techo del auto o empujar carretas para llevar algunos envases con líquido hasta el hogar.
Nicolás Maduro no ha perdido la oportunidad de aprovechar la crisis del agua que ellos mismos generaron para repartir miserias e intentar sacar rédito político. Según el tirano, la culpa del problema no es del chavismo y su incapacidad de gestión sumado a la corrupción, sino de sus contrincantes políticos a quiénes acusó de “sabotear estaciones de bombeo”. Al mismo tiempo, anunció con bombos y platillos que compró 1.000 camiones cisterna procedentes de China para repartir agua. Otra representación más del modelo chavista socialista: destruir para después redistribuir migajas.
La falta de agua corriente y potable es una situación que puede tonarse trágica en cualquier circunstancia, pero con el problema del coronavirus el riesgo aumenta exponencialmente. Los venezolanos – muchos sin tomar la medida mínima de seguridad, otros tomando precauciones, pero exponiéndose de igual forma – deben salir a buscar agua con el peligro de la circulación del virus.
La misma situación bien puede aplicarse a los inconvenientes de la comida y el gas doméstico, que también deben integrarse al calvario diario que sufren millones de venezolanos en su constante lucha por sobrevivir.
El agua en Venezuela se ha convertido, simplemente, en un lujo al alcance de muy pocos. Incluso para quiénes tienen la fortuna de tenerla con relativa frecuencia, porque muchas veces deben padecer que el líquido esté contaminado o llegue sucio. Los problemas van por escalas, a algunos les llega el agua una o dos veces por semana, otros cada quincena y están los que pasan meses sin recibir ni siquiera una gota del suministro.
La gente para resolver tiene distintas opciones, desde comprar camiones cisterna hasta cargar tobos para autoabastecerse. Esto no es un problema nuevo, pero ha ido en aumento.
Un ejemplo claro del problema es que en Ciudad Guayana o en Ciudad Bolívar, urbes que cuentan con los dos afluentes más grandes de Latinoamérica, el río Caroní y el Orinoco, tienen a sus poblaciones padeciendo la escasez del suministro. El régimen apenas puede repartirle a algunas familias para maquillar su desastrosa gestión:
640 familias de Caroní favorecidas con agua potable #EDG https://t.co/ldM8tPJKTO pic.twitter.com/qPe47hpzJ9
— El Diario de Guayana (@DiariodeGuayana) May 26, 2020
En el hospital Ruiz y Paez, de la capital del Estado Bolívar, por citar uno de los tantos ejemplos, el colegio de enfermeros hizo la denuncia de que han pasado meses sin agua y para hacerle frente al coronavirus no cuentan con insumos médicos y que las fallas en el trasporte son otro impedimento para ir al trabajo.
#26Jun | #Bolivar 4to estado con más casos #COVID19 del país
ALERTAMOS: Personal no cuenta con equipos de protección para cumplir con labor, héroes de la salud estan dando su vida por combatir pandemia pic.twitter.com/ChXwOgrLAM
— Freddy Valera (@FreddyValera_AD) June 27, 2020
El periodista Daniel Blanco, días atrás, reportaba en su cuenta en Twitter con tres vídeos como una comunidad buscaba un manantial a través de un pozo abandonado.
“Todas las personas que están en el túnel abandonado tratando de llegar al agua de manantial lo hacen gratis para abastecer sus barrios. Esto es lo que ven en su jornada. Parroquia Altagracia en Distrito Capital”, reportó el periodista en su cuenta en Twitter.
https://twitter.com/DanielBlancoPaz/status/1277005429747392512
Las drásticas medidas que están tomando los venezolanos para conseguir agua es la muestra de que la problemática ha ido in crescendo. El ciudadano debe arriesgarse a buscar agua para llevar a sus casas y poder sobrevivir mientras se expone al virus y a la ferocidad de una tiranía que impuso una cuarentena extrema, sin importarle que los venezolanos no tienen como subsistir sin salir de las mismas. El calvario para conseguir agua en Venezuela está en pleno auge, puede seguir empeorando.