México tiene un problema grave de salud por la diabetes y la hipertensión, predisposición que se hereda de generación en generación, pero algo que colabora para empeorar dichas enfermedades/trastornos, es la gran cantidad de personas obesas que hay en el país azteca.
Según indicó un artículo de EFE, México es el país con el segundo mayor índice de obesidad en todo el planeta. Un número que dimensiona y pone en contexto la nueva polémica:
En un estado mexicano se prohibió la venta de comida chatarra para menores de edad
La legislación del estado Oaxaca aprobó la modificación de la Ley de los Derechos de los Niñas, Niños y Adolescentes «para prohibir la comercialización de alimentos “chatarra” y bebidas azucaradas en escuelas a menores de edad», se lee en EFE.
Esta situación desde el punto de vista ideológico puede interpretarse de muchas formas, y una de ellas es la restricción de las libertades. Se supone que, cuando uno es chico, la responsabilidad de estudiar, tener un techo y ser cuidado recae en la familia; no en el Estado. Si bien este cambio de ley parece inofensivo, en realidad puede abrir paso para situaciones mucho más graves, como que el Estado empiece a imponer dietas en los colegios. Eso, a su vez, puede llevar a situaciones aún más preocupantes; como que el Estado empiece a obligar a los colegios a implementar un pensum de estudio completamente sesgado ideológicamente y con tintes políticos; y todo aquel que esté en contra de ello, podría estar cometiendo un delito. Ese es el peligro de dejar que la intervención estatal crezca y que los Estados agranden sus dimensiones.
Lo normal en López Gatell, lo sorpresivo en AMLO
En ese sentido, ocurrieron dos cosas: una común y otra inusual. El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, como es común en él, salió a apoyar la polémica decisión del Congreso de Oaxaca calificándola como «sumamente positiva». López Gatell, para el que no esté muy familiarizado, es un epidemiólogo que ha demostrado no estar a altura de la coyuntura social, sanitaria y económica provocada por la COVID-19. Impulsor de medidas que no funcionaron para frenar la pandemia —el coronavirus se descontroló en México— y que destrozaron el sector comercio.
Pero, hubo algo que fue totalmente insólito e inesperado, y esa fuente la postura del presidente mexicano, López Obrador, mejor conocido como AMLO: «He dicho muchas veces que no se deben prohibir las cosas, prohibido prohibir. Lo más importante es crear conciencia, orientar para que haya una buena alimentación y que no se consuman productos chatarra». López Obrador, de manera sorpresiva, fue aún más insistente, pues aseguró que para él lo mejor no es prohibir, más bien, es partidario de que se «oriente y se de información».
Uno, espectador de afuera, que ve en AMLO una figura similar al clásico mandatario de izquierda, con perfil parecido a Chávez, estatista, con bastantes ideas afines al socialismo, jamás hubiese esperado una declaración de AMLO guiñándole a los valores de la libertad. El presidente —tibiamente eso sí— criticó al Congreso de Oaxaca por la decisión, pero insistió en que él no puede meterse en lo que decidan los estados.
Quizás, esta declaración de AMLO sea un cálculo político, pues si se hace un poco de memoria, al menos en política exterior, México ha tomado decisiones cercanas a su principal aliado comercial, Estados Unidos; y bastante lejos de sus aliados ideológicos. Primero, con el histórico acuerdo firmado entre México y EE. UU. donde AMLO tuvo un cordial encuentro con Trump. Segundo, apoyando indirectamente el candidato electo de los Estados Unidos en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Recuérdenlo: México no votó por el elegido Claver-Carone, pero no dejó a la Asamblea sin quorum y se sabía que la única forma que el candidato de EE. UU. no triunfara era no consiguiendo el número de participantes correspondientes.
¿Qué se quiere decir con esto? ¿Qué AMLO será un aliado de los defensores de la libertad, de occidente, EE. UU., los liberales? No, para nada, de hecho, sigue siendo un completo desastre. Lo más probable es que siga en sintonía con la izquierda, el Grupo de Puebla, etc. Pero quizás sea un sujeto mucho más maleable de lo que se creía, le dio un par de manos a EEUU —recíprocamente, claro— y también lanzó un guiño a la libertad considerando que las personas deben comer lo que quieran sin que el Estado intervenga.
¿AMLO tirando un par de frases no populistas y con sentido? Sí, definitivamente, este 2020 ha tenido de todo.