El Gobierno de Juan Manuel Santos entrega un país al Gobierno entrante con muchos retos en diferentes sectores, uno de ellos es el económico. Según cifras del Banco de la República, Santos dejó una deuda que va un paso más adelante que los ingresos de la Nación. La deuda externa en febrero de este año sumaba USD $124.656 millones equivalentes al 36,4% del PIB.
A pesar de haberse logrado un incremento de la participación de los fondos extranjeros en la deuda pública del país, representado en USD $ 72.340 millones en el sector público y USD $ 52.316 millones corresponden al sector privado. Cabe destacar que para mayo de 2012 los títulos de tesorería correspondían tan solo en un 3% a extranjeros, mientras que hoy este aumentó al 26%.
Uno de los principales problemas macroeconómicos para el Gobierno de Iván Duque será controlar el endeudamiento público por medio de Títulos de Tesorería (TES) al crecer al doble que los ingresos, para el mes de mayo el aumento promedio histórico fue del 10%.
Esto, sumado a que el país durante los últimos ocho años sufrió una desaceleración global que llevó a la economía a crecer menos del 2%, a pesar de que no se llegó a estar en niveles de decrecimiento. La principal consecuencia de la desaceleración fue a raíz de la caída de los precios internacionales del petróleo.
En comparación, Santos recibió un déficit de Cuenta Corriente de 3,1% del PIB nacional, que en su momento equivalía a la suma de USD $ 8.372 millones. Cuando las finanzas del país sintieron en serio el coletazo de la caída del precio del petróleo en 2015 el déficit llegó a ser del 6,3% equivalente a USD $18. 549 millones.
Para esa época, el ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas utilizó el término de “austeridad inteligente” que proponía reducir el gasto público en sectores que no se vieran tan golpeados por el desempeño del país, excluyendo las inversiones en infraestructura y recortes a los programas sociales.
Para 2017 los ingresos del Gobierno estuvieron cerca a los $140 billones COP mientras que los gastos estuvieron por encima de los $170 billones COP. Como resultado se tuvo un déficit fiscal de 3,3% teniendo en cuenta la reserva de 0,3% que sirvieron para eventualidades que surgieran durante ese año, lo que permitió cumplir la regla fiscal del país en el límite máximo de 3,6% de déficit permitido.
“Las finanzas públicas siguen mostrando desorden y desbalance”
PanAm Post habló con el analista económico y consultor Jorge Arturo Saza sobre el manejo de las finanzas públicas en Colombia y el endeudamiento de gasto público.
Para el experto las finanzas públicas siguen mostrando desorden, desbalance, reflejados en que los ingresos propios del Gobierno Santos no se compadecen con sus gastos. Sin embargo, advirtió que este escenario está lejos de ser un problema que es exclusivo de la administración saliente.
“Como antecedente, la Comisión de Gasto de 1986 hecha por Eduardo Wiesner donde se dice que las finanzas públicas no están acordes con el tamaño de la economía y las finanzas públicas mantiene un desbalance que no existe la suficiente nivel de tributación o este no corresponde con el nivel de gasto y ahí se enumeran una serie de problemas fiscales de vieja data.
Luego, en 1997 la Comisión de Gasto liderada por Gabriel Rosas también dice una cosa similar; la situación fiscal está dada por la creciente demanda de servicios del Estado y la falta de conciencia de la sociedad respecto de los limitados recursos disponibles para satisfacer las necesidades de la población. Esto, agravado con la carencia de disciplina y eficiencia de los administradores en la cuestión pública ha llevado a las finanzas del país a una situación de crisis estructural”.
Explicó que estos dos antecedentes históricos demuestran que las finanzas públicas en Colombia han tenido serios problemas, y esa situación no se solucionó tampoco durante buena parte de los 10 años de la economía colombiana (2000-2010), las finanzas seguían mostrando déficits fiscal hasta del 3,9 del PIB.
“Ahora bien, durante la siguiente fase (2010-2018), lo que hemos visto es que muchos de esos problemas permitieron ganar tiempo por el ingreso de los recursos petroleros que taparon esa problemática. Los ajustes de gasto no se hicieron y Colombia desde hace muchos años no tiene fondos de ahorro estatal.Los fondos de estabilización petrolera que se hicieron en la década de los 90 se desmontaron en la primera parte del siglo xxi. Entonces, esos fondos que estaban disponibles como recursos que se podían utilizar pues ya no existen y esto nos llevó a una baja del gasto o a un aumento de los impuestos”.
El experto agregó que un aumento de los impuestos acarrea ciertas dificultades. “Primero de orden político para subir los impuestos. Segundo, tenemos un país con altísima informalidad económica. Tercero, los impuestos recaen sobre los grupos de siempre, es decir, empresarios y asalariados y el iva, que recae sobre la mayoría de consumidores pero también sabemos que existe una tasa alta de evasión de este gravamen”.
“Un paquete de reducción del gasto implicaría costos para la economía y un costo político”
Al respecto, señaló que el otro reto es bajar el gasto público, labor que no es sencilla pues no depende precisamente de la voluntad del administrador de turno, dijo.
“Depende de la aprobación de una serie de reformas tanto legales como constitucionales que moderen el crecimiento del gasto. Entonces, un paquete de reducción del gasto implicaría costos para la economía y un costo político que hay que llevar al Congreso. Por ejemplo, la transferencia a las regiones, el tema pensional, los subsidios a los servicios públicos, los gastos asociados a la seguridad, bajar esos gastos de un momento a otro no va a ocurrir. El que nos diga que va a bajar el gasto público en el país de la noche a la mañana sencillamente no conoce cómo funciona el gasto público en Colombia y su diseño institucional desde la expedición de la constitución de 1991”.
“Veo una confusión entre los analistas”
El experto añadió que el endeudamiento público entre 2010 y 2017 creció un 81,5 % según cifras del Banco de la República, pero que es muy parecido al periodo comprendido entre el 2002 y el 2010 que creció un 73%.
“Veo una confusión entre los analistas ya que están sumando la deuda externa, lo que no tienen en cuenta es que hay deuda externa pública y una deuda externa privada. Los privados aumentaron su deuda pública entre 2010 y 2017 en un 109% y es básicamente porque se presentaron unas condiciones financieras excepcionales en los mercados internacionales de bajísimas tasas de liquidez para los mercados emergentes y fuera de eso hubo una mezcla con una coyuntura de revaluación de la tasa de cambio. Eso trajo un incentivo para que muchas empresas privadas colombianas aprovecharan esa serie de condiciones juntas para acceder a recursos en el exterior”.
Finalmente, explicó que esto no es un fenómeno exclusivo de Colombia.
“En casi todos los mercados emergentes las empresas privadas emitieron bonos, se endeudaron en el exterior o hicieron ofertas públicas en las bolsas y eso simplemente se dio por el fenómeno que trajo estas condiciones. Colombia, simplemente se unió a esta ola”.