El Ejército colombiano destruyó dos drones bomba de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los cuales pretendían ser activados contra unidades militares en el departamento de Nariño.
Los drones estaban escondidos en medio del bosque, cargados con 600 gramos de explosivos, detonadores y metralla. De acuerdo con las diferentes investigaciones, el artefacto terrorista sería del frente Oliver Sinisterra, columna guerrillera que fue comandada por el cabecilla alias Guacho antes de ser abatido por las autoridades en diciembre de 2018.
Hasta ahora este tipo de medios de guerra no habían sido utilizados en Colombia, y se asemeja a la metodología de guerra empleada en países del Medio Oriente. Organizaciones terroristas como el Estado Islámico y Hizbulá hacen uso de ellos por su capacidad operativa, el bajo costo en el mercado y su precisión por las cámaras de video incorporadas en el dispositivo.
Las tropas del batallón contra el narcotráfico número 4 hicieron el hallazgo a la altura de la vereda Alto Agua Clara, en Tumaco (Nariño). En los drones también se encontraron dos cordones de seguridad y dos mechas. El frente guerrillero, que ahora es liderado por alias ‘Comandante Gringo’, tenía las aeronaves de referencia Syma ocultas en una caleta.
De acuerdo con Naciones Unidas, el departamento de Nariño es uno de los que mayor número de cultivos ilícitos tiene, con 41 903 hectáreas. Tumaco, municipio que hace parte del pacífico nariñense, es el territorio de disputa entre las FARC y las Guerrillas Unidas del Pacífico (GUP).
La guerra en Colombia cada vez más irregular
El hallazgo del Ejército colombiano pone en evidencia el difícil panorama en materia de seguridad y defensa en Colombia. Según la Comisión Internacional de la Cruz Roja (CICR), tras la firma del acuerdo entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, en el país se libran cinco conflictos armados de carácter no internacional.
Es decir, hay un posacuerdo entre los firmantes de la entonces guerrilla de las FARC, pero al mismo tiempo subsisten cuatro conflictos con otras estructuras y “disidentes” de la misma guerrilla:
- Estado colombiano versus la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN),
- Estado colombiano versus las “Autodefensas Gaitanistas de Colombia” (AGC),
- Estado colombiano versus FARC,
- Estado colombiano versus la guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL) y
- EPL versus ELN.
Actualmente, estas organizaciones libran una batalla a muerte por el control de los portafolios de economía criminal, rutas estratégicas y control territorial a lo largo del país. Sin contar la violencia en la porosa frontera colombo-venezolana y las organizaciones que se han tomado de facto las trochas y rutas, siendo los migrantes venezolanos presa de estas organizaciones armadas.
En la guerra frontal contra el Estado colombiano, las organizaciones guerrilleras y paramilitares utilizan métodos de guerra prohibidos por el Derecho Internacional Humanitario (DIH), lo que hace que la guerra sea irregular y se degrade cada vez más. Si bien estas organizaciones nunca han igualado el pie de fuerza de las autoridades, sus acciones terroristas se destacan por ser pequeñas pero efectivas mediante el empleo de explosivos.
Es justamente la guerra de guerrillas de las FARC que asestó terribles golpes a la Fuerza Pública durante cinco décadas de ataque. Emboscadas, minas antipersona, bombas, entre otros, fueron los medios que más se utilizaron.
Recientemente, el Ejército entregó un informe a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en donde son descritas las peores tácticas de guerra utilizadas por las FARC. Desde la Séptima Conferencia Guerrillera, organizada en mayo de 1982, se trazó la línea de guerra empleada por la organización guerrillera. Se buscó contener la arremetida militar a través de las bombas en todas sus manifestaciones, pues la inteligencia militar y el alcance de las unidades de contraguerrilla lograron golpes contundentes contra unidades móviles de las FARC.
“Caballos, burros, ambulancias, balones y hasta cadáveres de niños terminaron convertidos en bombas”, se lee en el informe.