La Armada de Colombia logró la incautación de un narcosubmarino que llevaba ocho toneladas de cocaína en aguas del municipio de Tumaco, Nariño. El cargamento de narcóticos sería de algunos de los frentes disidentes de las FARC, asociado a emisarios mexicanos que operan en la región.
Este decomiso, es el mayor golpe que han dado las autoridades colombianas, en lo que va corrido del año, a organizaciones de crimen organizado transnacional.
El costo del semisumergible, —de construcción casera—, ascendería a los USD $264 millones.
“Se logró la localización e interdicción de un artefacto semisumergible de 18,5 metros de eslora (largo), por tres metros de manga [ancho], que en su interior transportaba el clorhidrato de cocaína hacia Centroamérica”, dice el comunicado.
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La Armada colombiana en lo que va del año “ha incautado 20 semisumergibles” y ha neutralizado “a grupos armados organizados con transporte de altas cantidades de clorhidrato de cocaína”. La embarcación detectada en aguas del pacífico nariñense fue construida en inmediaciones de Tumaco, región que contiene la mayor presencia de narcocultivos en el país con 41 903 hectáreas, según Naciones Unidas.
De igual manera, a mediados de 2017, las autoridades colombianas encontraron el primer submarino eléctrico para transportar droga en Chocó. Según la Armada, el sumergible fue hallado en la cuenca de los ríos San Juan y Baudó, jurisdicción de la vereda El limón del municipio de Itsmina, Chocó y pretendía transportar hasta cuatro toneladas de clorhidrato de cocaína producida por narcos locales en asocio con el frente Ernesto Che Guevara de la guerrilla del ELN.
Ríos y mares, la otra opción del narco
La bonanza de narcocultivos ha llevado a considerar todas las vías para sacar la droga, entre ellas el transporte marítimo. De acuerdo con el portal de investigación de crimen organizado, Insight Crime, desde el 2009 se han venido construyendo estos dispositivos por un valor de USD $ 50 000 con un periodo de ensamble que puede tardar menos de 90 días. A partir de esa fecha hasta ahora, se han construido de una manera que busca que sean más rápidos y sofisticados para así eludir la tecnología de radar de las autoridades y las lanchas rápidas.
“Los traficantes también han ensamblado versiones totalmente sumergibles, cuya construcción vale millones de dólares, pero tienen espacio suficiente para algunos miembros de tripulación y enormes cargamentos de narcóticos”, señala el portal de investigación Insight Crime.
Pese a que se han logrado grandes incautaciones en el océano Pacífico colombiano, hay indicios de que una gran parte de traficantes sigue pasando cargamento de manera exitosa eludiendo a las autoridades.
Estos narcosubmarinos —que en términos estrictos—, son lanchas parcialmente sumergibles, son aparatos que se pueden sumergir de manera parcial en el agua quedando solo una parte en la superficie, permitiéndole pasar de manera desapercibida en muchos de los casos. El peso es clave para así para poder sumergirse, a mayor número de carga es mayor la sumergida.
Los narcosubmarinos pretenden llegar a los Estados Unidos desde Colombia por el corredor de América Central. También está la otra vía fluvial que sirve como corredor estratégico que es la ruta Caribe. Sin embargo, es el camino más largo y este obliga a los narcos a salir a mar abierto, lo que no es preferido.