Hoy, tras la situación que acontece en España, se ha celebrado en el Congreso de los Diputados una sesión dependiente de la subcomisión para la reactivación económica, en línea con la comisión para la reconstrucción que lidera el socialista vasco Patxi López. En dicha sesión, economistas como Juan Ramón Rallo o Rafael Domenech, este último economista jefe de BBVA Research, han expuesto sus posturas frente a la situación económica, así como las medidas propuestas para abordar la crisis y la recuperación de la economía. Y es que dicha comisión tiene como objetivo llegar a un consenso sobre el que basar una estrategia de recuperación económica que saque al país del atolladero en el que se encuentra inmerso.
Podríamos extraer muchas conclusiones de lo celebrado esta mañana. Sin embargo, el objeto de este artículo no es el de exponer las cada vez menos insólitas discusiones a las que nos tiene acostumbrados la clase política en este país; algo obvio para su nivel. Sino que el objeto de este artículo, entre otros, es el de resaltar la gran noticia que representa para un país como España el que una voz tan autorizada del liberalismo, compañero economista, así como gran mentor en la distancia, como Juan Ramón Rallo, incluyendo aquí al economista, y al que admiro, Rafael Domenech, se hayan dado cita en el Congreso de los Diputados para poner los puntos sobre las íes a unos políticos completamente necios en lo que al espectro económico se refiere.
Como decía, podemos valorar las intervenciones de algunas facciones de Unidas Podemos, así como del Partido Socialista; o también podríamos valorar el infantilismo de partidos como ERC y su afán de protagonismo demostrado en la exposición de pegatinas que incluían mensajes prohibitivos sobre determinadas formaciones políticas que en estos momentos se encuentran en sede parlamentaria más que legitimadas por el pueblo; atentando, como también nos tienes acostumbrados, contra la libertad. Sin embargo, sería entrar en el mismo juego en el que entran estos, destacando aspectos que no son para nada destacables; dejando de lado momentos tan importantes para nuestro país, así como para aquellos que sentimos, y defendemos, el liberalismo. Que un referente como Rallo haya podido representar todo nuestro sentimiento en la tribuna pública, además de hacerlo con semejante técnica y conocimiento, es digno de celebración.
En un escenario en el que se han saltado grandes barreras que defendían nuestra libertad y que parecían intraspasables; el hecho de contar con un Gobierno que no solo ha mentido, sino que ha manipulado para inculcarnos un falso optimismo que nos llevase a destrucción total del espíritu crítico de una sociedad civil, impasible y conformista; el hecho de que se haya jugado con figuras tan importantes como el cuerpo de la Guardia Civil, sin reparo y sin consecuencias; el hecho de utilizar a fallecidos por el virus para hacer campaña política y sacar rédito electoral; el hecho de traspasar, en conclusión, toda aquella barrera que, por el momento, nos permitía contar con cierta libertad, ha provocado que la llegada de Rallo al Congreso devuelva, a aquellos que seguimos creyendo en las libertades y en una sociedad liberal, un soplo de aire fresco y de optimismo, justo en un momento en el que toda esperanza se encontraba perdida.
Y es que Juan Ramón Rallo no solo se encarga de impartir docencia y transmitir sus creencias fielmente; no solo divulga la ciencia económica desde un punto de vista crítico; no solo inspira a los jóvenes economistas a serlo, además de serlo con pensamientos que nacen de un espíritu crítico; no solo nos desmiente y nos clarifica las intervenciones y las mentiras del Gobierno desde sus distintas redes sociales, así como canales divulgativos; no solo se encarga de encabezar, y además hacerlo de forma serie y rigurosa, el liberalismo y el movimiento libera; no solo hace todo eso, sino que, además, ha sido capaz de enfrentarse a un elenco de políticos, exponiendo e impulsando el mensaje de una parte de la sociedad civil que, en estos momentos, se encontraba oprimida y ante la incapacidad de expresar un mensaje que, en este caso, se distanciase, por leve que sea, del emitido por el Gobierno.
Por esto, por todo lo que hace, por lo que dice, por lo que enseña, lo que divulga, lo que transmite; por lo que defiende, lo que representa, lo que le cuesta; por lo que significa para nosotros, lo que muestra en sus conferencias, lo que inspira, lo que despierta, lo que ama, lo que siente; por todo lo que habla, lo que escucha, lo que contesta, lo que tuitea; por lo que sube, lo que escribe, lo que mueve, lo que inspira, no me queda otra cosa que decir más que el hecho de que debemos estar muy agradecidos. Y pueden extraer aspectos como el lucro que estas acciones conllevan, pero volveríamos a pararnos en necedades y en cuestiones excesivamente básicas y pobres, pues también nos cuesta el dinero un Gobierno que únicamente mira por una población que, para su agrado, comparta sus pensamientos y trate al líder como el líder quiere ser tratado. Partiendo del punto de vista en el que, precisamente, es un coste que pagamos por evitar el tener que pagar cuantías a amigos de presidentes que, por otro lado, para poco más sirven.
Por tanto Juan, por todo lo mencionado, por tu humildad, muchas gracias. Es para mí un placer el hecho de poder mandarte este mensaje, así como el hacerlo de esta forma; contando que el mismo parte de un humilde liberal que te aprecia y al que, en su día, inspiraste para seguir y sumar esfuerzos a una incansable lucha que, amigos como Daniel Lacalle, como Huerta de Soto, como Rodríguez Braun, como Pedro Schwartz, como Miguel Antxo Bastos, como Antonio Escohotado, como históricos de la talla de Mises, Hayek, Friedman, Smith, entre otros. Así como, también, instituciones como Civismo, como Students for Liberty, como Juan de Mariana, como el instituto Ostrom, así como todas aquellas que promueven el liberalismo, iniciaron, desarrollando una corriente de pensamiento que nació con el único fin de hacernos cada día un poco más libres, más felices y humanos.