EnglishA pesar de que el Gobernador Alejandro García Padilla continúa insistiendo en que la economía de Puerto Rico ya ha superado el bache, los números no apoyan sus palabras. La administración ha instituido una serie de medidas de austeridad que, de acuerdo con el Banco de Desarrollo Gubernamental, han aumentado la recaudación y reducido el coste del gobierno. Sin embargo, estas acciones no han eliminado el déficit presupuestario, estimado por última vez cerca de US$800 millones.
Para cubrir el problema de déficit, la isla emitió recientemente US$3.000 millones en deuda, que se añaden a los US$70.000 que ya existen. Esto significa que los residentes de la mancomunidad tienen la proporción de deuda por población más alta de los Estados Unidos.
Ahora llegan informes de que la economía local continúa menguando, de manera que sólo traerá más desempleo (alrededor del 14%) y eventualmente menos recaudación fiscal. Durante los primeros 8 meses del año fiscal, la economía se redujo casi un 4% total y en más del 10% en áreas específicas.
Del informe:
La producción de energía eléctrica (un indicador de la actividad empresarial) cayó un 2.2% en Febrero y un 3.6% a lo largo de ocho meses, mientras que el consumo de gasolina (un reflejo de la actividad económica individual y doméstica) cayó un 6.4% y un 3.1%, respectivamente.
Las ventas de cemento, un indicador clave de la inversión en construcción de vivienda e infraestructura, se hundió un 12.7% en febrero y un 15.6% en los primeros ocho meses del presente año fiscal”.
Un pequeño aumento de la contratación en el sector privado fue compensado con menos trabajos en el sector público, pero el resto de las estadísticas indican que la “Isla del Encanto” continúa cayendo al abismo de la desesperación económica. Se impone la pregunta: ¿Cómo pagará o gestionará la isla su deuda, si su economía y su población siguen cayendo?
La población de la isla se está reduciendo. A diferencia de la gran migración puertoriqueña de los años 50, esta migración está formada ampliamente por profesionales de clase media y media alta en busca de una vida mejor. Buscan salarios más altos, menos crimen y un gobierno menos corrupto. Ellos y sus familias son los productores, los componentes básicos del motor de la clase media. En ellos van incluidos médicos y enfermeros que son reclutados por los estados continentales que pueden permitirse pagar mucho más de lo que estos profesionales reciben en la isla. Sin su fuerza de trabajo más preparada, caerán los estándares de vida de la isla.
La oscura verdad tras estos números es que Puerto Rico no puede permitirse pagar sus préstamos sin un cambio drástico e inmediato. A pesar de la oposición de grupos laborales, los cambios menores impuestos por el actual gobierno, dirigido por el Partido Democrático Popular, son pan comido comparados con lo que hay que hacer. La isla debe generar nuevos trabajos reduciendo o eliminando regulación. Debe atacar la corrupción interna de frente y reducir los índices de criminalidad de forma significativa, para proporcionar sensación de seguridad a sus residentes y atraer nuevos negocios. Debe tomar acción directa e inmediata para asegurarse de que la infraestructura funciona.
Si Puerto Rico no toma acciones significativas en los próximos dos años, no importará quién salga elegido gobernador. La isla sencillamente no podrá cumplir con sus obligaciones y eso podría conducir a un efecto dominó nacional en el mercado de bonos municipales.