EnglishMe gustaría poder atribuirme esto, pero puede no haber sido mi idea solamente. La ciudad de San Juan, Puerto Rico, ha decidido permitirle a los residentes de algunas comunidades votar sobre cómo gastar una parte del presupuesto de la ciudad. Esto es una gran noticia, y es algo que propuse hace casi un año aquí en el PanAm Post.
En el artículo que escribí en noviembre de 2013, me preguntaba si el Gobierno sería más eficiente si el público en general tuviese el derecho a votar sobre dónde gastar al menos una parte del presupuesto. Me intrigaba cuántos programas gubernamentales podrían sobrevivir a este tipo de proceso.
Siempre he creído que la opción de elegir el destino de los impuestos sería un arma poderosa contra los proyectos “especiales” y los beneficios exclusivos para los donantes de las campañas, dado que la gente tiene poca o ninguna motivación para financiar este tipo de planes.
El pueblo de Caimito, que se encuentra bajo la jurisdicción de la Ciudad de San Juan, es la primera comunidad en la isla que participa en el programa, de acuerdo con un informe publicado en El Nuevo Día.
Los residentes tendrán la oportunidad de elegir cómo gastar US$250.000 en proyectos de mejoras permanentes. Es parte de un plan más amplio implementado por la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulin Cruz. Resulta que otras ciudades en California, Nueva York, Brasil, y España también han implementado este tipo de participación pública. Así que, si bien no podemos atribuirnos todo el crédito por esto publicado aquí en El Canal, sigue siendo agradable ver que algunas de nuestras ideas se están implementando.
Aunque Caimito ya votó en las urnas la semana pasada, otros puertorriqueños continúan votando con sus pies.
Otras comunidades de San Juan, como Luis Llorens Torres y Venus Gardens, también serán alcanzadas por esta iniciativa de US$1,3 millones.
Mientras los problemas fiscales abundan en la isla, este programa sin duda es un paso en la dirección correcta, y la alcaldesa Yulin Cruz podrá obtener algo de apoyo entre la población. Sin embargo, debemos ampliar nuestro enfoque más allá del gasto público. Para que Puerto Rico se recupere de la larga depresión de los últimos ocho años, la isla tendrá que aprender un poco de disciplina fiscal. Esto, por supuesto, se traducirá en un recorte del gasto público y de los programas innecesarios, pero también requerirá reducir el número de empleados estatales.
Aunque Caimito ya votó en las urnas la semana pasada, otros puertorriqueños continúan votando con sus pies. Como lo ha explicado recientemente en una columna de opinión de la excolumnista del Caribbean Business Elisabeth Roman, el éxodo de las mejores y más brillantes mentes de la isla no se detiene.
En su artículo, Roman describe sus razones para abandonar Puerto Rico, y transmite las historias personales de otros que han hecho lo mismo. De acuerdo con el testimonio del artículo, la economía es sólo una parte de la ecuación. La corrupción del Gobierno, el partidismo, la delincuencia y la inseguridad, se encuentran entre varios de los motivos citados.
¿Cómo seguir viviendo bajo la amenaza constante de los delincuentes violentos todos los días? ¿Cuánto tiempo podrías aguantar bajo un Gobierno que se centra en cuestiones políticas ridículas, y que se muestra desinteresado o incapaz de hacer frente a la delincuencia? Añade impuestos más altos, mayores regulaciones, precios más altos en artículos de consumo, y míseras perspectivas de trabajo, y la respuesta que se obtiene es un rotundo “no, gracias”.
La Junta de Planificación de Puerto Rico afirma que la población en la isla podría continuar disminuyendo hasta el 2020. Aunque no sorprende, debería encender señales de alarma. Sin aquellos profesionales que trabajan duro y ahora están abandonado la isla, ¿cómo puede el Gobierno mantener a 285.000 empleados públicos en su nómina? Incluso con los recientes acuerdo con los sindicatos, nunca se aborda el problema de un gobierno sobredimensionado.
Entonces, aplaudamos los primeros pasos de la alcaldesa de San Juan, pero manteniendo una mirada atenta en el horizonte. Puerto Rico tiene mucho por recorrer antes de que pueda descansar.